Sucesión oaxaqueña

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Ya arrancó el Proceso Electoral Ordinario 2020-2021 para suceder en la gubernatura de Oaxaca al priista Alejandro Murat Hinojosa. Y como dice la canción, ¿ahora quién? Lo decidirá la ciudadanía de la entidad el 05 de junio del próximo año en las urnas electorales.

Hasta el momento no existe un prospecto (hombre o mujer) cien por ciento arrollador, lo que se conoce como una candidatura natural, en ningún partido político. Sí hay personas aspirantes jugando desde hace varios años atrás y personas apuntadas recientemente; sin embargo, ninguna cuya presencia y preferencia deje lugar a dudas.

Lo único claro en este momento es la fuerte aceptación de Morena en la ciudadanía oaxaqueña, sobre todo en zonas rurales, comunidades indígenas y cinturones de pobreza, donde en el ánimo del electorado se nota una positiva influencia de los programas sociales; además las comunidades están encantadas con la obra carretera del Gobierno Federal, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuyas visitas a Oaxaca son tan frecuentes como si desde el inicio de su mandato se hubiese propuesto ganar la entidad.

De hecho, Oaxaca es una de las entidades que de manera incondicional le ha aportado votos a Morena en cualquier proceso electoral, así como en ejercicios de participación ciudadana. Más bien a AMLO. Es al líder moral al que siguen, mas que al partido. Por eso, seguirán la candidatura a la gubernatura que López Obrador decida, sea hombre o mujer.

Lo han seguido desde cuando el tabasqueño fue candidato presidencial del PRD, dando a este partido los triunfos en escaños y curules federales y locales. Por eso, a la salida de AMLO, el partido del Sol Azteca casi se convierte en cascarón en territorio oaxaqueño.

Entonces, en Oaxaca cualquier persona postulada por el partido de López Obrador (ahora Morena) tiene la más amplia posibilidad de ganar la gubernatura.

Por eso se equivocan aquellos grupos políticos locales que mediante encuestas andan gritando a los cuatro vientos que la senadora Susana Harp es quien resulta la más posicionada. Además, confunden índice de conocimiento con preferencia electoral.

Claro,  la senadora tiene posibilidades, pero no per se. Sean realistas. Su escenario cambiaría en sentido adverso, por ejemplo, si fuese la candidata de cualquier otro partido. O sea, sin el acompañamiento del partido de López Obrador, no tendría futuro político.

Lo mismo ocurriría con el resto de cuadros femeninos morenistas, entre los cuales se encuentra Nancy Ortiz Cabrera; o externos, incluso, como, por ejemplo, Nacerdalia Ramírez Pineda. Para un triunfo más que contundente aquí cuenta la presencia política y social real.

Misma situación respecto de los cuadros masculinos de Morena en Oaxaca: Salomón Jara Cruz, Adelfo Regino Montes y Alberto Esteva Salinas. Además, de un prospecto como Luis Antonio Ramírez Pineda. Todos tienen pros y contras.  Siempre será mejor quien tenga más pros.

Salomón tiene base social y política construida a lo largo de muchos años, ha acompañado a AMLO desde cuando éste militaba en el PRD. Como si dice el argot común, “se la ha jugado con el tabasqueño”. Pero, claro, tampoco ha sido gratuitamente, pues ha sido compensado con cargos públicos y de elección popular; van dos veces que es senador.

Así que pagado, ya está.

Por otra parte, para cuando llegue el momento de la selección interna, Salomón Jara ya debe estar tota realmente recuperado y sin secuelas de su reciente intervención quirúrgica. Por cierto, en redes sociales informó encontrarse en su casa en plena recuperación. Bien. Caso contrario, su enfermedad podría sacarlo de la contienda electoral por inelegibilidad derivada de una incapacidad.

Adelfo Regino no se ha atrevido a alzar la mano de manera abierta. Aunque sigilosamente también ha construido cierta base social y política, sobre todo en pueblos y comunidades indígenas, con quienes se identifica por su origen y por su vocación. Sin embargo, es huraño, escurridizo, falto de compromiso con el resto de la sociedad oaxaqueña.

La gente de izquierda, o por lo menos los morenistas, abonan a una lucha de clases en vez de combatirla. Siempre olvidan a la población media y al sector productivo.

Alberto Esteva ha vivido mucho tiempo fuera del estado de Oaxaca, aun cuando lo visita con frecuencia; pero está como desarraigado. Sabe más de los problemas de la Ciudad de México que de su terruño natal. No obstante, hoy se le presenta una oportunidad.

Y Luis Antonio Ramírez es evidente que camina con la anuencia de AMLO rumbo a la sucesión oaxaqueña, por lo menos en la búsqueda de la candidatura de Morena. Sin permiso, sin el visto bueno, del líder moral del partido, ninguno de sus afines se movería; a prueba lealtad y proyecto.

Es la oportunidad que no supo aprovechar el senador Raúl Bolaños Cacho Cué, quien, aun siendo militante del PVEM, pudo haberse colado hasta la estima de AMLO. Lo tenía todo, hasta la cercanía con Manuel Velasco Coello, cercanísimo éste al tabasqueño. Pero el joven se acercó más al rebelde y desobediente Ricardo Monreal.

Claro, tampoco hay que descartar al senador Raúl Bolaños, quien recientemente anunció su deseo de participar como candidato en la sucesión oaxaqueña, por el Partido Verde.

Retomando el caso de los cuadros morenistas masculinos: Cualquiera puede ganar la elección de gobernador por el partido de AMLO, pero no sin el líder moral. Aunque claro, el triunfo contundente dependerá de la unidad morenista; una profunda división daría pie al debilitamiento.

Aunque una candidatura de origen priista, puede jalar los votos del PRI y compensar los que se vayan de Morena. Pero qué se van a ir, en otro partido no tendrían futuro.

CUATRO EN EL PRI 

Por el PRI hay cuatro prospectos visibles para la candidatura a la sucesión oaxaqueña: Eviel Pérez Magaña, dirigente estatal del partido; Alejandro Avilés Álvarez, diputado local y líder de la bancada; Francisco Ángel Villareal, actual director del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), y la diputada federal Eufrosina Cruz Mendoza.

Nadie más ha levantado la mano, ni a nadie más se le ven ganas. Quizá porque los mismos priistas le ven poquísimas posibilidades a su partido de ganar la elección y conservar la gubernatura. Sin embargo, los milagros existen.

Y si Morena se fractura de modo irreparable, el PRI tendría esperanzas porque sigue siendo la segunda opción política, a menos de que surja una tercera opción: Una candidatura vía MC o una candidatura independiente postulada por la vía indígena, por ejemplo.

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