¿Alguien está preocupado por el futuro?

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Vayan por lo pronto tres escenarios de las macrotendencias internacionales del futuro:

1.- La revolución cibernética está cambiando el concepto de mano de obra, de clase obrera y de sociedad industrial.

2.- La globalización es imparable y seguirá liquidando el concepto de nacionalidad económica y productiva.

3.- Las necesidades de empleo y bienestar exigen un replanteamiento de las doctrinas tradicionales basadas en el asistencialismo.

Y existen tres macrotendencias nacionales:

1.- El modelo de desarrollo actual, la globalización del tratado de comercio libre y la prioridad de la ideología sobre la eficacia impiden que México crezca a tasas de 5%-6% anual.

2.- Los partidos políticos, parafraseando a Keynes, carecen de visión de futuro y son rehenes de ideólogos muertos. En las decisiones de cambio, priorizan su ideología y no las necesidades del país.

3.- Las fuerzas políticas no tienen reflexiones económicas y políticas para precisar los tres problemas nacionales: 1.2 millones de nuevos empleos anuales en el sector forma, revertir la cifra de 55% de población en situación de pobreza marginación y revolución científico-tecnológica.

Las élites políticas gobernantes siguen mirando al pasado pero sin entender el futuro. El pasado debe ser punto de referencia pero no destino histórico. Los países que son rehenes de su historia se han quedado rezagados del desarrollo. Nadie está pensando en desnacionalizar el petróleo pero muchos han ondeado la bandera de “impedir la desnacionalización del petróleo”.

En el pasado, las crisis económicas sirvieron para potenciar modelos nuevos de desarrollo: la devaluación de 1954 prohijó el desarrollo estabilizador, la pobreza estimuló el desarrollo compartido, la crisis económica del neopopulismo relanzó la apertura comercial y la globalización. Y ahora que el modelo de internacionalización económica y productiva reventó por la especulación, las élites quieren volver al pasado populista pero sin romper con los acotamientos neoliberales.

El Pacto por México fue el espacio para dirimir disensos y construir un nuevo consenso nacional después del agotamiento ideológico de la Revolución Mexicana. Sin embargo, la falta de propuestas novedosas por parte del PRI, la ceguera gubernamental del PAN y la guerra fratricida en el PRD convirtieron a ese acuerdo en un rehén de particularismos. El Pacto ya no pudo ser la simiente del nuevo modelo de desarrollo porque los tres partidos están anclados en el pasado de cada uno.

Con todo y los efectos de la crisis, la revolución tecnológica está cambiando cada vez más rápidamente el perfil de las naciones, de la economía y del desarrollo. Con todo y las crisis por la codicia del capitalismo, este modelo ha sabido modificarse para sobrevivir. De ahí que el mundo va a ser otro en el 2020 y diferente en el 2050. Los que se nieguen a prepararse para lo que viene seguirán existiendo pero como naciones no viables.

Por lo que se ve en el panorama –desde la lucha de la CNTE hasta el debate energético–, las élites dominantes en México no están previendo el futuro ni están imaginando el México del periodo 2020-2050, por lo que sus agendas de debate no sólo son mezquinas sino a contracorriente de las macrotendencias internacionales del desarrollo.

No, hasta ahora nadie en la élite gobernante está pensando en el futuro.