En letra impresa, el estupendo trabajo y las ideas que nos dejan lecciones de la historia

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Elías Chávez en el mundo periodístico de nuestro país siempre ha sido sinónimo de calidad.

Excelente reportero, entrevistador y autor de reportajes durante casi medio siglo en la historia de México, en Excélsior y Proceso, sobre todo.

Es el autor de un libro que se llama “El Yo Prohibido”, título que no me gusta. Él explica bien por qué se titula así, pero para efectos de atractivo, de seducción periodística, de sabor,  de mercado,  no invita mucho. Pudo haber creado otro  que nos remitieran a su intensa  vida y notables trabajos reporteriles. Pero no fue así.

Pero eso es aparte. El contenido es excelente. Aborda 40 temas, con recuperación de materiales de su penetrante y apasionada vida en los medios y más allá de estos. Está lleno de anécdotas, perfiles, materiales de personajes poco conocidos. Temas interesantes, curiosos y trascendentes.

Muy valioso para el gran público y de modo especial para comunicadores de todos los tiempos. Esto último, porque deja lecciones sobre este maravilloso oficio, lo que hay detrás, sus protagonistas, la pasión que implica y las satisfacciones que deja.

El autor del estupendo prólogo es otro notable periodista, Pepe Reveles.

Al final, Elías confiesa la natural infalibilidad del periodista, su propensión a cometer errores. “Soy reportero y nada humano me esa ajeno”, nos dice.

En esta línea, acaso yo le encontré un punto que denota un tufillo de intolerancia o prejuicio: unas diez referencias, a mi juicio innecesarias, o como cuñas forzadas, de referencias antilopezobradoristas. Y digo forzadas, porque la mayor parte de ellas no vienen al caso en los temas abordados, de suyo importantes.

Esas inclusiones, bien prescindibles, lo aproximan a ese coro anti todo que desde los medios contaminan diariamente.

Otro libro extraordinario es “Así nos Ven “, de la gran periodista Dolía Estévez, quizá una de las tres mas brillantes mujeres periodistas del México contemporáneo. Es un trabajo profundo, agudo, indispensable.

Ella ha sido corresponsal en Washington de medios mexicanos durante 30 años. Eso le da un profesionalismo y autoridad excepcionales. Con la herramienta de la entrevista, nos ofrece y expone la vida y relaciones de México y Estados Unidos, mediante conversaciones con los embajadores de aquél país en los últimos 40 años.

Las revelaciones que se hacen son sensacionales, duras, crudas, cínicas a veces.

Es la cara del imperio exhibida en un documento periodístico que requirió entrega, paciencia, ingenio y un sentido  profesional  admirable. Porque no se sitúa en el común papel protagónico del periodista que cuestiona, riñe o polemiza con sus entrevistados, para hacerles declarar lo que ella ha preconcebido. Tampoco deja pasar inocencias o fingimientos.

Revela, por citar algo, los poderosísimos papeles que jugaron en las relaciones México-Estados Unidos, José Córdoba Montoya y Luis Videgaray, ambos pasando por encima, pisoteando cabe decir, no sólo a los cancilleres mexicanos sino a los mismos Salinas y Peña, privilegiando SUS  INTERESES, no los de su gobierno o país.

Es, como ahí se dice con toda justeza,  un manual de periodismo imprescindible, en el virtuoso arte de la entrevista y la crónica, conversaciones que desnudan, en voz de los actores, las entrañas de la relación de dos países.

Este material en forma de libro es altamente recomendable, para comprender mejor cómo nos ven el gobierno de Estados Unidos y sus embajadores.

Asistí en la semana a la presentación de un tercer libro, “La Agonía del Congreso”, del economista y ex legislador Antonio Tenorio Adame. Lamentablemente por mi limitación auditiva y el mal sonido sólo capté un veinte por ciento de lo que ahí comentado.

Toño Tenorio es un profundo estudioso de la historia, sobre todo del México de los siglos XIX y XX, desde el enfoque de sus gobiernos, los gobernantes, las constituciones y el funcionamiento del Congreso. Los temas que suele abordar dan cuenta de esta inclinación  y preparación académica.

Entiendo que el libro aborda la difícil coexistencia del Congreso mexicano con los otros dos poderes, pero especialmente el papel de los presidentes en la tarea de los legisladores.

Toño merece una felicitación por este nuevo trabajo editorial, uno más en su inquieta y productiva vida como estudioso de la historia y actor en tareas legislativas y políticas en general.

Ya buscaremos el libro en alguna librería poblana para abundar en comentarios.

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