De la liberalización de los medios de comunicación a la vergüenza de los tradicionalistas

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Gerardo Lozada Morales

  • Se divide el tablero de ajedrez político para la contienda presidencial del 2024

“El supremo arte de la guerra es

doblegar al enemigo sin luchar”.

Sun Tzu

Se encuentra abierta la contienda presidencial rumbo al 2024. México ha dado muestra de uno de los avances importantes dentro de los procesos de transición democrática, y es la liberalización de los medios de comunicación que, a diferencia de otros sexenios donde era común que los medios tradicionales recibieran sumas multimillonarias para defender causas oficialistas, el gobierno actual desde el 2018 ha hecho lo inverso.

Sin embargo, hay evidencia de una guerra comunicológica entre los medios de información tradicionales en contra del gobierno actual y frente a los espacios alternos donde la sociedad civil ha logrado instaurarse para incidir en la opinión pública. Hace una semana, los ataques orquestados por Carlos Loret de Mola en contra del hijo del presidente, develaron las líneas divisorias de quienes se enfrentan directamente para la competencia del 2024. Y este fenómeno muestra principalmente las debilidades que la oposición ha ido concentrando desde los fracasos en sus intentos por movilizar a FRENA (frente nacional ciudadano), por generar negociaciones político-económico-partidistas de Sí por México y Va por México, teniendo como referentes a líderes de la COPARMEX, a Claudio X González, de la extrema derecha como Guillermo Velazco Arzac (dirigente general del Yunque), etc., buscando unificar al PAN, PRI y PRD. En pocas palabras, el tablero de ajedrez ya está dividido en dos partes.

En algunos medios asumen de manera ridícula que Loret de Mola puede ser candidato para 2024, y huelga decir que, se revela algo mucho peor para la oposición: no tienen a un candidato serio para contender, sumado a su incapacidad por proponer un proyecto de nación alterno. Esto sin olvidar que los fracasos de sus intentos de movilización social, fueron expuestos frente al rechazo popular en la famosa toma del zócalo capitalino de la CDMX.

Cabe destacar lo siguiente: Loret de Mola ha estado vinculado históricamente a las cúpulas de poder como un operador. Vieja tradición heredada de su abuelo, un expriista, y panista, exgobernador de Yucatán en la década de los setentas, acusado del asesinato del estudiante y activista social Efraín Calderón en 1974, al igual que su padre, promotor de los mensajes extremistas de derecha y quien en 2018 se sumó a quienes llamaron a un Golpe de Estado. Ha sido vinculado a personajes lúgubres como Genaro García Luna exsecretario de seguridad pública del calderonismo, acusado de narcotráfico y detenido en los Estados Unidos; a Juan Collado, un reconocido abogado detenido por lavado de dinero durante el sexenio de Peña Nieto. No obstante, ha sido el autor intelectual del montaje que culpó a la francesa Florence Cassez de secuestro, donde Israel Vallarta sigue en detención, el montaje de la niña Frida que nunca existió en el temblor del 2017. Esto sin olvidar las famosas entrevistas en televisión abierta con Emilio Lozoya (caso Odebretch), Javier Duarte (antes de su huida), etc., etc., etc… Y falta señalar sus vínculos con Enrique Krauze, y más intelectuales que operaron para las filas de la desarticulación estatal frente a las empresas extranjeras que buscaron apropiarse de la producción energética del país de manera ilegal.

Hoy la liberalización de los medios de comunicación, nos pueden ayudar a desvelar tanto las flaquezas como las posturas polarizadas de la contienda presidencial del 2024. Lo que siguen sin entender es que la sociedad ya no es la misma que se lograba teledirigir como autómatas durante el siglo pasado.

El autor es doctor en ciencias de gobierno y política ICGDE-BUAP, profesor UDLAP y miembro del Observatorio ciudadano de cultura y prácticas de un buen gobierno A.C.