Para el 2024, cualquiera menos otro como AMLO

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Cortina de humo o no, la militancia morenista tomó muy en serio esa especie de anuencia de Andrés Manuel López Obrador cuando dijo haber “tapados” o “tapadas” para las elecciones a la Presidencia de la República de 2024.

Luego luego empezaron a moverse aquellas personas a quienes enunció como probables para sucederlo en la silla presidencial.  Hasta los no mencionados como Ricardo Monreal Ávila alzaron la mano.

Y ya ven que Marcelo Ebrard Casaubón acaba de confirmar su aspiración a suceder a López Obrador, a quien, incluso, agradeció haberlo nombrado entre los probables sucesores.

Ah, porque AMLO tiene la seguridad de que Morena volverá a ganar las próximas elecciones para renovar Ejecutivo Federal en nuestro país-

Y es probable, sobre todo porque el presidente López Obrador abiertamente ha tomado el papel de líder del partido, cuya dirigencia formal es mero adorno. El presidente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, siempre está a las atentas órdenes de su jefe político.

Además, Andrés Manuel trae un importante capital político en la clientela hecha a base de sus programas sociales. Aunque no es suficiente, le falta la clase media para que en 2024 Morena repita el triunfo arrolladoramente; caso contrario, los resultados serán cerrados.

Y eso de que no hay “tapado” o “tapada” parece una falacia, un juego más del presidente López Obrador para el cual ha usado los nombres de: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma, Tatiana Clouthier y Rocío Nahle.

Sí hay “tapado” o “tapada”. Llegado el momento AMLO dirá quién. Es el mismo estilo del PRI en el que se formó López Obrador; juega con varias cartas y al final elegirá una o sacará el as bajo la manga.

Como sea, pero para el 2024 cualquiera menos otro como López Obrador, que no ha venido a transformar los ordenamientos jurídicos, las instituciones, para bien de la nación, sino para el bien de un proyecto político.

Otros seis años al estilo de AMLO, ¿quién los aguanta?

Eso sí, quien sabe si el sucesor o sucesora –en el supuesto de que sea de Morena—siga obedeciendo a Andrés Manuel cuando éste ya no sea Presidente de México.

Luego vienen los rompimientos internos en los grupos políticos, generalmente porque el nuevo mandatario quiere ejercer en libertad el cargo, o porque encuentra un desastre en la administración pública de su antecesor o porque éste le exige demasiada cuota.

Interesante, ¿imagínese los rompimientos a ese nivel en caso dado máxime si AMLO pretende seguir dando órdenes transexenalmente?

Claro, igual puede retirarse a su rancho y olvidarse de la política para siempre una vez cumplido su sueño de gobernar el país…bueno, de ejercer la Presidencia de la República.

Ahora, ¿imagínense a Morena sin AMLO? El partido político sin su brújula.

En fin, la cortinita de humo de López Obrador echa a volar la imaginación, mientras se olvidan los casos “Pío” y “Martinazo”.

DEDÍQUENSE A TRABAJAR 

Bien ha dicho Marcelo Ebrard, al agradecer al presidente López Obrador haber mencionado su nombre entre sus probables sucesores:

“Hay que agradecerle al presidente que nos tome en cuenta. Faltan dos años y medio, dediquémonos a trabajar, seamos eficientes, respetemos a los demás, actuemos en función de eso (…) Y por supuesto que cuando se den las normas, lleguen los tiempos, cuando eso llegue, estemos preparados para participar de acuerdo a las reglas”.

Exactamente, la actual administración federal debe dedicarse más a trabajar para dar resultados, que dedicarse a la ‘grilla’.

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