Las reglas de las relaciones políticas

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Los principios o reglas fundamentales que debe seguir un político son las siguientes:

Todo político que se aprecie de serlo es su obligación dominar su lado emocional, si es preso de las emociones, de su temperamento, no sirve como político.

De la misma manera, sujetarse en las relaciones políticas al amor propio es un tremendo error, este amor propio lo debe transformar en empatía hacia los demás.

En las relaciones políticas se da mucho el fingimiento, en la política se actúa en forma constante, es necesario que el político sea capaz de ver más allá de la máscara de la gente.

El conocimiento de la fuerza del carácter de la gente es vital para el político, la regla es conoce a tu posible adversario.

El político debe buscar ser el centro de las relaciones políticas, los auto marginados suelen no interesar.

El político no debe ser un hombre o mujer de cortedad de miras, ver horizontes lejanos debe ser su obligación. Tener la pantalla de la vida política amplia y profunda habla de un buen político.

Vencer la resistencia de la gente confirmando su opinión de sí misma, es una práctica política que rinde muy buenos frutos.

El político siempre debe estar en constante movimiento, político parado, estacionado, se vuelve estatua. Por eso debe cambiar sus circunstancias, cambiar de actitud es muy saludable.

Todos los seres humanos solemos tener un lado oscuro, un lado negativo. El político debe de enfrentar ese lado oscuro y superarlo sin más.

El ego, el ego frágil es un mal recurrente del político, es decir, la envidia. Debe alejarse de este sentimiento en lo inmediato, es muy mal visto en la sociedad este tipo de personas.

De la misma manera, el político debe estar muy consciente de sus límites, solo de esta manera puede buscar su superación.

Un político que ande como pollo sin cabeza es un mal político, siempre debe de caminar con un propósito muy claro.

Un político no es un ser solitario, anda en grupos, en asociaciones, en partidos, pero no debe influenciarse de manera degradante por el grupo, tiene que surgir la personalidad.

El mayor éxito del político es que sea capaz de tener sus seguidores, sus simpatizantes, si es capaz de tener seguidores su crecimiento está asegurado.

Ver la hostilidad detrás de una apariencia amable es un don de buen político, de buen lector de las personas.

Aprovechar el momento histórico demuestra la sensibilidad del político, situarse de manera adecuada en la historia es demostrar inteligencia.

Meditar en nuestra mortalidad común es sabiduría política, nada es eterno, valorar los momentos, aprender de los fracasos, habla de un político con gran madurez.

¿Parece que ser un buen político no es nada fácil verdad?