En todo momento ha sido evidente haber “favorita” a la candidatura de Morena a la Presidencia de la República para las elecciones de 2024 (cuyo proceso electoral iniciará en el segundo semestre de 2023): Claudia Sheinbaum Pardo.
Favorita del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien prácticamente ha dispensado un trato privilegiado a la actual jefa de gobierno de la Ciudad de México rumbo a la sucesión presidencial; empezó placeandola en cuánto foro y de las ‘corcholatas’ morenistas fue a la primera en permitirle acciones para posicionarse en el ánimo de la militancia y ciudadanía.
Circunstancia que tal vez fue vista como ‘señal’ para que parte de la estructura morenista cobijara a Claudia como la ‘buena’: La mayoría de gobernadores, gobernadoras, personas legisladoras federales y locales, titulares de presidencias municipales, etc.
La otra parte de la estructura morenista respalda a las otras tres ‘corcholatas’: Marcelo Ebrard Casaubón, Adán Augusto López Hernández y Ricardo Monreal Ávila, sobre todo al canciller, quien según encuestas sale en segundo sitio después de Claudia en la preferencia electoral, aunque los estudios han sido aplicados en militancia y ciudadanía en general.
Mmmm…ese sería un dato interesante: Conocer quién de las cuatro ‘corcholatas’ de Morena tiene el mayor respaldo ciudadano. Porque el voto duro y el ‘voto cautivo’ morenista de por sí votará por la candidatura presidencial del partido guinda, sea quien sea.
A menos de que parte del ‘voto cautivo’ cambié de opinión a la hora de cruzar la boleta en las elecciones constitucionales, lo cual difícilmente sucedería; sin embargo, no deja de ser una probabilidad.
Retomando el tema, Marcelo no se da por vencido. Así que exigió a la dirigencia nacional de Morena, encabezada por Mario Delgado Carrillo, que ya definida las reglas de la contienda interna y las características de la encuesta para decidir la candidatura presidencial.
Y dijo: “Eso de que alguien es favorito es una falta de respeto a la gente, porque a la gente hay que preguntarle. O sea, una de dos, o hay encuesta o hay favorita, no se pueden las dos cosas, y para saber si es favorita pues hay que preguntarle al pueblo, para eso venimos hoy.”
Claro, no se lo dijo al presidente AMLO. Pero el mensaje es clarísimo. La dirigencia formal del partido guinda obedece al jefe político. ¿O no?
Marcelo Ebrard tiene razón: Si ya hay favorita, entonces ¿para qué realizar encuesta para la definición de la candidatura presidencial de Morena? Bueno, el partido debe cumplir con el proceso interno por el método que determine llegado el momento una vez que inicie el proceso electoral.
Aunque este partido suele adelantar procedimientos internos, en ocasiones no escritos. De hecho, la carrera por la candidatura arrancó con el destape de las ‘corcholatas’; las cuatro finalistas (por decirlo de algún modo) ahora andan en pleno proselitismo disfrazado de conferencias, lecturas, giras informativas, etc.
Jugar al juego de cuatro ‘corcholatas’ tal vez se trate de una estrategia para, por ejemplo:
Uno: Mantener vivo el activismo morenista y activa a la militancia.
Dos: Conquistar votantes a través de tres ‘corcholatas’ que al final se sumen a la “favorita”.
Tres: Aminorar el golpeteo directo de la oposición a la “favorita”; tres ‘corcholatas’ más son un buen distractor.
Cuatro: Si la ‘favorita’ se cae en la preferencia electoral, Morena tiene de donde escoger entre las otras tres.
Cinco: Medir la lealtad de cada una de las ‘corcholatas’ al proyecto de AMLO.
En fin, ¿y qué tal que en realidad no exista “favorita”?
Haya o no favorita en este momento, AMLO decidirá la candidatura presidencial de Morena. La encuesta solo será formalidad. O sea, de todos modos habrá ‘corcholata’ favorita y será quien garantice al tabasqueño la continuidad de su proyecto político.
