La declaración conjunta México-Estados Unidos sobre los resultados del Diálogo de Alto Nivel sobre Seguridad a comienzos de la semana pasada revelaron las fallas en la estrategia estadounidense para combatir el flagelo de las drogas: la producción en países latinoamericanos y contrabando de estupefacientes hacia Estados Unidos tiene que ver con el alto grado de permisividad americana sobre el consumo de drogas.
De alguna manera, los funcionarios de los dos países no pudieron explicar con claridad cómo es que siguen aumentando los decomisos de droga y armas, pero la disponibilidad de ambas en los dos países sigue creciendo como una hidra de mil cabezas. La sobredosis es consecuencia de la facilidad para acceder al consumo de drogas.
La respuesta sigue sin ser atendida: como aquí se ha insistido de manera recurrente, la DEA tiene información que revela que el contrabando de drogas hacia Estados Unidos, la redistribución en los 50 Estados Americanos, la disponibilidad para el consumo del menudeo en las calles y el lavado de los recursos está siendo operado con impunidad por células de nueve cárteles mexicanos que están instalados dentro de EU y son quienes se encargan de mantener aceitada la máquina del narcotráfico y el consumo de drogas.
Entre las 22 acciones anunciadas por ambos países, de alguna manera se acepta de manera velada que el problema ha rebasado a las autoridades y que no habrá desarticulación de cárteles ni freno del contrabando mientras exista corrupción fronteriza y facilidad para la venta de droga el menudeo en las calles de Estados Unidos para satisfacer las necesidades de los adictos. Hasta ahora, los programas de salud pública en Estados Unidos apenas alcanzan para atender a los adictos en grado terminal y, de manera paradójica, no se combate el consumo, sino que las autoridades obsequian jeringas nuevas a los consumidores para evitar las infecciones con las jeringas usadas. A lo más que establece el compromiso estadounidense en la Acción 1 es a mejorar los mecanismos para “monitorear el consumo de drogas ilícitas, tendencias y sobredosis”, pero EU sigue negándose a aplicar la autoridad para criminalizar el tráfico y consumo de drogas.
Como propuesta de México y sin mecanismos en Estados Unidos, otra acción del Diálogo de Alto Nivel fue “ampliar modelos de prevención del crimen basados en evidencia, incluyendo justicia cívica y policía comunitaria, para mejorar la seguridad ciudadana y apoyar a jóvenes en riesgo a llevar vidas libres del crimen”. La estructura jurídica de Estados Unidos, sin embargo, es más respetuosa del derecho ciudadano, en tanto que México sigue violando derechos humanos con delitos basados sólo en evidencias y no pruebas, además de que la estructura de seguridad de EU no permite la justicia cívica ni la policía comunitaria e inclusive combate a las milicias ciudadanas de seguridad.
El punto 11 reitera lo que nunca se ha cumplido: “continuar con la implementación de nuestro plan de acción conjunto para combatir la producción y el tráfico de drogas sintéticas y los daños causados por ellas, expandiendo la acción por parte de empresas privadas químicas y de logística y compartir información para prevenir la desviación de precursores químicos”. Este punto toca el centro del conflicto de drogas, pero EU y México no han implementado mecanismos concretos porque implicaría destrucción del circuito de producción de drogas para el consumo de los adictos.
El punto 20 es demagogia pura que beneficia a EU: “incrementar la efectividad de la coalición global para hacer frente a las Amenazas de las Drogas Sintéticas lanzada por la administración Biden el 7 de julio de 2023”, pero mantenida sólo a nivel de planteamiento retórico que no ha podido consolidarse en estructuras operativas de seguridad.
El Diálogo de Alto Nivel sobre Seguridad, realizado en días pasados, no hace más que pasar revista de datos conocidos, de repetir compromisos incumplidos y de prometer acciones conjuntas para seguir combatiendo el consumo de drogas en Estados Unidos que cada año registra fallecimientos por sobredosis arriba de 120,000 personas, pero con acciones que no rompen la cadena de intereses cárteles-autoridades-consumidores, porque nada se logrará sin un compromiso concreto de Estados Unidos para criminalizar el consumo de drogas como primer paso para instrumentos judiciales que permitan el desmantelamiento efectivo de las células de los cárteles mexicanos en EU que tienen el control del tráfico de drogas para consumo popular.
Mientras haya consumo en EU, habrá cárteles y estructuras delictivas en el narcotráfico.
Política para dummies: La política es la demagogia que sustituye las acciones de poder.
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