Rusia y talibanes dan rastros de un cauteloso acercamiento

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  • Diplomáticos rusos describieron a los nuevos hombres a cargo de la ciudad como “tipos normales” y argumentaron que la capital era más segura ahora que antes.
  • Tal parece que Rusia estaba mejor preparada que Occidente para la toma de posesión de los talibanes. La embajada rusa en Kabul es una de las pocas que no fue cerrada

Cuando los talibanes tomaron Kabul, los gobiernos de Estados Unidos y Europa se apresuraron por sacar a sus ciudadanos ante la amenaza que ello, supuestamente, representaba, sin embargo, Rusia fue uno de los pocos países que no se alarmó visiblemente por la toma de poder.

Incluso, agencias internacionales tomaron nota de cómo los diplomáticos rusos describieron a los nuevos hombres a cargo de la ciudad como “tipos normales” y argumentaron que la capital era más segura ahora que antes.

En su momento, el presidente Vladimir Putin dijo que el control de los talibanes era una realidad con la que tenían que trabajar.

Cabe destacar que el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ha recibido ya tres veces sólo en 2021 a diplomáticos afganos, pero el llamado “formato de Moscú” del 20 de octubre podría ser la primera conferencia internacional a la que asistan los talibanes desde que tomaron el poder en Kabul.

La ampliación de los contactos con los islamistas en los últimos años parece estar dando sus frutos a Moscú.

Después de que Washington buscara conversaciones con los talibanes bajo Donald Trump, Rusia quiso ponerse al día, dice Andrei Kazantsev, de la universidad diplomática MGIMO de Moscú.

“Además, el problema con el Estado Islámico en Afganistán se ha hecho evidente”, dice Kazantsev. Ha habido una “concentración de terroristas” en la frontera con Asia Central.

El hecho de que los talibanes sean clasificados como organización terrorista en Rusia no molesta a nadie. “Ya existía un precedente”, dijo Kasantsev. En 2013, Rusia había recibido al entonces presidente de Egipto, Mohamed Mursi, que pertenecía a los Hermanos Musulmanes, también prohibidos en Rusia.

Acusaciones de entrega de armas

A decir de expertos, hasta ahora sólo se puede especular sobre posibles contactos en secreto. Washington ha acusado repetidamente a Moscú de suministrar armas a los talibanes. “Los rusos han estado vendiendo armas pequeñas que han puesto a los estadounidenses en peligro durante diez años”, dijo el otrora secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, en 2020. Moscú lo niega. “Los talibanes poseían efectivamente armas rusas”, afirma hoy Andrei Kazantsev. Sin embargo, podrían haber obtenido estas armas en Tayikistán, dice el experto.

Más grave aún: Rusia podría haber ofrecido a los talibanes recompensas por el asesinato de soldados estadounidenses. Pompeo advirtió de ello a su homólogo ruso, Sergei Lavrov, según el New York Times en 2020.

¿”Cordón sanitario militar” en Asia Central?

Rusia estaba mejor preparada que Occidente para la toma de posesión de los talibanes. La embajada rusa en Kabul es una de las pocas que no fue cerrada. Pero Moscú se está tomando su tiempo con el reconocimiento de los talibanes, dice que quiere esperar y ver cuán “civilizados” serán los nuevos gobernantes de Kabul.

Actualmente, Moscú intenta coordinar su política hacia Afganistán con otros países de la región, especialmente con China y Pakistán. Pero la atención se centra en las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central. Rusia está vinculada a muchas repúblicas en la alianza militar de la “Organización del Tratado de Seguridad Colectiva” (OSC) y mantiene su mayor base en el extranjero en Tayikistán.

Desde el cambio de poder en Kabul, Moscú ha mostrado una mayor presencia; el Kremlin ya ha enviado cientos de soldados, tanques y aviones de combate a maniobras conjuntas. Este ejercicio militar también se realizará en la frontera tayiko-afgana durante las conversaciones en Moscú. Rusia también entregó a Tayikistán nuevas armas, entre ellas varios vehículos blindados de reconocimiento.

Todo esto forma parte de la estrategia a largo plazo de Moscú para establecer un “cordón sanitario militar”, dice Kazantsev. La mayor preocupación de Moscú es que los combatientes del Estado Islámico puedan llegar a Asia Central a través de Afganistán y desde allí también a Rusia.

Moscú ha reiterado que no enviará tropas a Afganistán como lo hizo en su día la Unión Soviética. Putin lo dejó claro cuando permitió a la OTAN utilizar la infraestructura rusa para abastecer a sus tropas en el Hindú Kush, recuerda Kazantsev. “Moscú quiere llegar a un entendimiento con el actor más fuerte de Afganistán. En el pasado fueron los estadounidenses, ahora son los talibanes”, explica el experto, “aunque nadie en Rusia confía plenamente en los talibanes”. Mientras la situación en el Hindú Kush sea inestable, Moscú seguirá confiando en una mezcla de diplomacia y disuasión.