Monreal y Zacatecas, Cárdenas y Camacho; sucesión rompe bloques

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La conducción del proceso de sucesión presidencial ha significado la cohesión del grupo dirigente en un bloque de poder, pero también lo ha debilitado para perder gubernaturas y la presidencia. La sombra de casos concretos ha comenzado a pasearse por los pasillos de Morena por la decisión del senador Ricardo Monreal Avila de meterse por su cuenta en la definición de la candidatura al Palacio Nacional de 2024.

Monreal renunció al PRI en 1991 frente al dedazo del presidente Zedillo que lo excluyó de la gubernatura de Zacatecas y ganó la plaza por el PRD. A nivel presidencial, las crisis en la designación del candidato presidencial en 1988, 1994 y 2018 provocaron graves fracturas en la cohesión del PRI y perfilaron la pérdida de la Presidencia en el 2000, 2006 y 2018.

El presidente López Obrador ha abordado de manera directa el tema de la candidatura de Morena para 2024 y en sus listas ha excluido al senador Monreal. En la historia política de las sucesiones presidenciales, las listas del presidente en turno no incluyen a todos los que son ni a todos los que están. Hasta 1970, el juego político de candidatos presidenciales le ponía una capucha al que sería el abanderado oficial y la decisión estaba en la voluntad única del presidente saliente de la república.

De 1976 al 2018, el presidente en turno seguía manteniendo la capacidad de decisión, pero en un juego más abierto, con la excepción de las candidaturas presidenciales del partido del presidente saliente en el 2006 y el 2012 por el método de votación partidista interna del PAN para definir la candidatura. En las sucesiones priístas de 1976, 1982, 1988, 1994 y 2000 se dieron dedazos presidenciales con fracturas internas en el partido; en las nominaciones del PRI 2006 y 2012 el presidente de la república era del PAN.

Las crisis en las sucesiones presidenciales de 1988 y 1994 estalló por la decisión presidencial de ignorar la disidencia dentro del PRI: Cuauhtémoc Cárdenas en 1987 exigió una elección interna abierta, el presidente saliente Miguel de la Madrid se negó y Cárdenas compitió por un frente opositor y reventó la legitimidad y credibilidad de la victoria de Salinas de Gortari.

En 1993 Manuel Camacho Solís se negó aceptar la nominación de Luis Donaldo Colosio por predominio el grupo de interés de Joseph-Marie Córdova Montoya, se fue de comisionado para la paz en Chiapas y de noviembre de 1993 a marzo de 1994 jugó con la expectativa de que sería candidato por otro partido. El día en que se anunció el pacto político de Colosio con Camacho ocurrió el magnicidio en Lomas Taurinas que tambaleó la legitimidad de la presidencia del cordobista Zedillo como beneficiario del crimen.

Todos los presidentes de la era priísta han tenido la capacidad de imponer la candidatura de su preferido, aunque a costa de debilitamientos y fracturas que terminaron por quitarle votos al proceso de designación.

Los fantasmas de Monreal en Zacatecas y de Cárdenas y Colosio en elecciones presidenciales están apareciendo en algunos rincones del sistema político morenista para plantear un dilema vital para la continuidad: incluir a Monreal en la lista oficial y hacerlo jugar con las reglas no escritas del régimen o prepararse para que Monreal se salga de Morena y compita por una nueva coalición que le quitaría votos decisivos al grupo lopezobradorista.

Zedillo no pudo evitar que Monreal se saliera del PRI en 1991, de la Madrid tampoco logró mantener a Cárdenas dentro del priísmo y en 1994 Salinas dejó a Camacho en el limbo del sistema y la crisis sucesoria lo hundió en el exilio y el desprestigio.

El principal enemigo de Morena para 2024 será la fractura interna.

 

QR: premios y caos. Mientras presume la obtención de dos premios internacionales por spots de propaganda política, el gobernador quintanarroense Carlos Joaquín González perdió toda la fuerza política para atender la gravísima crisis de seguridad pública y solo espera la entrega del estado a Morena en las elecciones estatales de 2022 para conseguir un cargo en el gobierno federal. En la realidad estatal, los spots de propaganda no borran la realidad de la violencia y el predominio de bandas delictivas.

Política para dummies: la política es la suma de hechos pasados que nunca se borran.

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