Me enteré por redes sociales de un mensaje de nuestra embajadora en Washington Martha Bárcena que dicta.
“En consulta con el Presidente López Obrador ha tomado la decisión de jubilarme de manera anticipada. Nadie más intervino ni tuvo opinión ni influencia sobre esta decisión personal. El proceso se concluirá en los próximos meses. En tanto seguiré al frente de la Embajada”.
La diplomática recibió un comentario de Porfirio Muñoz Ledo que suscribo: “un vez más has tenido la razón, la dignidad y el patriotismo en la tarea encomendada…”; leí y releí ambos contenidos y debo argumentar que encuentro líneas de fondo. Seré claro.
He sostenido con frecuencia que la embajadora Bárcena es una diplomática mexicana de entereza, muy experimentada, informada y muy culta.
Recientemente la he entrevistado y he confirmado que sobre su escritorio conserva asuntos de importancia indiscutible que está atendiendo y resolviendo, casos desde el movimiento migrante, el cambio de administración en Estados Unidos, las detenciones, entre otros, del Chapo, García Luna y el General Cienfuegos y las secuelas de la visita de AMLO a la Casa Blanca.
No me mostró ningún interés por dejar su misión y si mucha energía por continuar representando con altura a la imagen y solidez de MÉXICO, por ello me sorprendió su decisión y me lo confirma el texto de Muñoz Ledo al referir “un ves más has tenido la razón”.
Será aún más directo: Martha Bárcena es hoy por hoy el único enlace confiable y creíble con Joe Biden y los demócratas luego de las pifias del gobierno federal, sería necesario decir que su tarea es indispensable en la reconstrucción de la relación bilateral aún y cuando a destiempo AMLO envía una absurda carta de felicitación a Biden atendiendo a la confirmación del Colegio Electoral estadounidense cuando aquí en suelo nacional manda al diablo a las instituciones y desconoce todos los triunfos que no lo beneficien.
La casa diplomática de México en Estados Unidos ha sufrido una serie de ataques de misiles amigos lanzados grotescamente desde la oficina del secretario de relaciones exteriores en la CDMX que lejos de reconocer sus evidentes errores, se entretiene mejor enviando a sus cuates e incondicionales a quehaceres donde no presentan experiencia ni carrera en el sector como Alberto Barranco en El Vaticano o Isabel Arvide en Turquía para luego pasar facturas y cobrar cuotas.
Pesó y mucho la idea de que Martha Bárcena pudiese ocupar la máxima representación diplomática de nuestro país por méritos propios. Ha sido competente, honesta y valiente incluso ante tanto obstáculo y bloqueo. 43 años de entrega al lucimiento y defensa de México valen más que las ambiciones de aquellos que pretenden iniciar una precampaña a la presidencia para sustituir y traicionar a AMLO.
Me sumo a los criterios de mi colega y amigo Carlos Ferreyra, era innecesario para nuestra embajadora escribir que nadie intervino en su decisión personal porque sabemos fue totalmente al contrario. Y ello la engrandece porque nuevamente actúa como la dama que es y no se reduce a conflictos callejeros.
Martha no está diseñada a las peleas a navajazos y por la espalda, su grandeza no se lo permite. Si la determinación de dejar su cargo se cumple el país nuevamente estará perdiendo a sus mejores cuadros, a sus personajes que llevan tatuado el Escudo Nacional y están preparados para enfrentar a quien sea para arropar a la nación.
Pero hay cobardes que así no lo entienden y continúan con poder para cubrir intereses que nada tienen que ver con la honestidad, para esconder expedientes como el del embajador Valero que fue sorprendido robando libros o el haber permitido que en avión militar mexicano permitiera asilo a Evo Morales quien en vuelo se colocó la bandera de México como si se tratase de una eventual cobija en el trayecto.
Conductor del programa Va En Serio mexiquense tv canal 34.2