La cobertura del periodismo progresista y crítico y tuvo un fuerte tropiezo en sus reportes sobre el proceso electoral del Estado de México y aportó suficientes elementos para convertirse en laboratorio ideológico sobre el realineamiento parcial de analistas que antes eran antisistema y en el caso Edomex apuntalaron al régimen priista en sobrevivencia.
De manera muy evidente, el viejo periodismo crítico y progresista se dedicó –con razones suficientes– a cuestionar a la candidata de Morena, pero guardando silencio sobre lo que representó en términos políticos la candidatura priista. En síntesis, se puede concluir que la prensa crítica de manera objetiva y clara guardó ostentoso silencio sobre la candidatura priista que representó la sobrevivencia del Grupo Atlacomulco de Carlos Hank González a Enrique Peña Nieto y todo su contenido de corrupción, intereses elitistas y apropiación del poder.
Asimismo, la otrora prensa crítica y combatiente contra el sistema priista se vio, en lectura automática, nada menos que avalando a la candidata del PRI de Alejandro Moreno Cárdenas, del panismo ultraderechista reforzado con Vox español de Marko Cortés y Lilly Téllez, el nuevo giro ideológico del trapecista en modo priista-panista del excomunista guerrillero Jesús Zambrano ahora ya como vocero del neoliberalismo salinista y aceptando formar parte estratégica con su silencio del foco aglutinador de Claudio X. González como el ideólogo y factótum de la alianza derecha-ultraderecha en el espacio mexiquense.
Todas las argumentaciones e investigaciones de la prensa crítica y combatiente sobre la candidata mexiquense de Morena tuvieron razones de ser y aportaron elementos suficientes para fundamentar sus textos, pero esa misma prensa guardó ominoso silencio al PRI del Grupo Atlacomulco con toda la lista de exgobernadores que sometieron a la sociedad local al dominio de un grupo de interés que supo repartir el poder para mantener el control de la economía número uno de la República.
La prensa crítica y combatiente tendría la obligación de presentar un enfoque equilibrado de la competencia mexiquense, pero de manera ostentosa se vio inclinada a cuestionar hasta la respiración de la candidata de Morena y avalar con su silencio todas las trapacerías del PRI en Estado de México, sin duda el último refugio del Jurásico tricolor que por tráfico de influencias y de poderes había sobrevivido al tsunami iniciado en las elecciones presidenciales del 2000.
Una revisión hemerográfica de análisis, reportajes y columnas, aun de manera superficial, fortalece la apreciación de que la prensa crítica progresista y combatiente se presentó como aliada de la candidata del PRI y enfocó sus baterías contra la candidata de Morena en función sobre todo de su perfil lopezobradorista, es decir, esa prensa militante enfocó la elección mexiquense como parte de la agenda del presidente de la República y no en función de su escenario local.
Como un dato mínimo, esa prensa militante y crítica nunca cuestionó el estilo de política asistencialista del gobernador Alfredo del Mazo Maza y el mandatario local solo fue criticado por presuntamente haber pactado con el presidente López Obrador y con la jefa de gobierno capitalino Claudia Sheinbaum Pardo un distanciamiento de la candidata priista, pero la administración de Del Mazo ha utilizado con impunidad los recursos públicos del Gobierno estatal para la campaña de la candidata priista.
La prensa crítica y militante en modo antilopezobradorista nunca analizó en reportes y columnas la representación ideológica de los tres partidos de oposición, la Coparmex en modo de partido opositor y el liderazgo del señor X. como empresario defensor de la libre empresa en términos ideológicos. No hubo ni una columna, por ejemplo, para explicar la presencia activa y discursiva del excomunista de la Liga 23 de Septiembre Zambrano para promover la candidatura estatal del PRI salinista, el PAN ultraderechista tipo Vox español y la definición ultraderechista de los rescoldos del PRD cardenista.
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