De atender los mensajes de los mercados financieros que están exagerando los críticos que perdieron la elección presidencial el pasado 2 de junio, entonces resultaría que el mandato de las urnas habría sido una broma de mal gusto de la democracia procedimental. Hubiera bastado una llamada del presidente López Obrador al bloque financiero dominante para preguntarle quién debía ser su sucesor.
Los mismos analistas que firmaron un desplegado de redilas pidiendo el voto directo a favor de la candidata opositora del PRIAN, Xóchitl Gálvez Ruiz, ahora son los que se rasgan las vestiduras clamando por que el proceso de transición sexenal no atienda el mandato de las urnas sino que se ajuste a los pánicos de los mercados que sólo están buscando el mantenimiento de sus tasas especulativas de utilidad.
El fantasma del error de diciembre de 1994-junio de 1995 se ondea como el petate del muerto, pero pocos tienen la sensibilidad de revisar el contexto de lo ocurrido en ese suceso: una herencia económica de reservas vacías por parte del presidente Salinas de Gortari y su negativa a devaluar para no pasar a la historia, la impericia del secretario zedillista de Hacienda, Jaime Serra puche, que movió la banda de tipo de cambio y generó una fuga impresionante de capitales y el cadáver de Luis Donaldo Colosio que Salinas le fue a tirar a la oficina de Zedillo y que Zedillo se lo regresó a la casa de Salinas.
Un dato aleja cualquier pánico de reproducción mecánica de sucesos históricos: en diciembre de 1994, las reservas internacionales del Banco de México eran menores a 1,000 millones de dólares y hoy son más de 212,000 millones de dólares, suficientes para liquidar cualquier asalto especulativo. De acuerdo con reportes del Banco de México en 1984, la crisis política que le estalló a Salinas por su fracaso en el manejo de la sucesión presidencial y vacío las reservas de dólares tratando de evitar la devaluación. El pánico en modos de fuga de capitales tuvo motivos reales: el secuestro del banquero Alfredo Harp Helú, el asesinato de Colosio, el berrinche de Jorge Carpizo McGregor al renunciar a la Secretaría de Gobernación, el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu y las informaciones de la reunión del 20 de noviembre en casa de Salinas cuando Zedillo pidió la devaluación y Pedro Aspe armella amenazó con estallar una crisis política porque no quería cargar con ese fardo. La quema de casi 30,000 Millones de reservas en la crisis de 1994 provocó el error de diciembre.
En 1994 hubo un presidente saliente destruido en su habilidad política y un presidente entrante que sigue cargando hasta la fecha la pesada herencia de haber sido el beneficiario del asesinato de Colosio.
Los escenarios de crisis política de 2024 que pudieran amenazar a los mercados bursátiles y cambiarios son mucho menores y encuentran a un bloque gobernante transexenal más fuerte que nunca, además de que en este año el problema es la pérdida de privilegios de castas de burócratas que no quieren que se cumplan las promesas de campaña para una reforma de las burocracias del Estado. Y allí se encuentra un detalle fundamental: la actual estabilidad macroeconómica de corte neoliberal no les da justificación a los mercados para apanicarse por temores ideológico. Y el temor de los mercados no es por políticas macroeconómicas, sino por defender el sistema de privilegios del sistema/régimen/Estado/Constitución de la alianza estratégica PRI-PAN 1988-2018 que fue aplastada el pasado 2 de junio.
Ahí, en el saldo electoral, se definirá la contienda de fuerzas entre el poder empresarial especulativo de los mercados bursátiles y financieros y el poder político del Estado que define el estilo de decisión del presidente de la República y lo que quedó muy claro desde el principio: la designación de Claudia Sheinbaum Pardo como garante de la validez transexenal del modelo económico de la 4-T y el compromiso de construir en el sexenio 2024-2030 el segundo piso de un proyecto de largo plazo que logró el apoyo en modo de mayoría calificada en la Cámara de Diputados para Morena.
Si la presidenta electa vacila en toma de decisiones ante el primer piquetito provocador de los mercados especulativos financieros y bursátiles y el presidente saliente acepta posponer más allá de septiembre próximo la aprobación de las reformas al Estado neoliberal salinista, entonces la 4-T quedará como una anécdota sexenal y el margen de maniobra del próximo sexenio 2024-2030 quedará subordinado a unas cuantas presiones de grupos de interés con el viejo régimen neoliberal salinista.
El escenario está claro: o reformas al Estado o gobernabilidad neoliberal.
–30—
Política para dummies: La política no se negocia ni se atemoriza.
El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.
@carlosramirezh