Las mañaneras como definición o como intendencia de Sheinbaum

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Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México, durante la conferencia matutina en Palacio Nacional, en la cual aseguró que esta semana no hablará de candidatos, ni partidos por la veda electoral.

En la política sexenal mexicana que fundó el PRI y que no se ha modificado en las gestiones de la oposición en la presidencia existe una regla de oro que determina el punto de inflexión en el que presidente saliente tiene espacio para definir los tiempos del alcance de la continuidad transexenal, pero que será inevitable que tenga que entregar los hilos directos del poder.

Las giras conjuntas del presidente saliente y la presidenta entrante responden a la lógica del mismo equipo, del mismo grupo de poder y de la continuidad de un proyecto, pero es la hora en que la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo está dejando que se consolide el mensaje de que podría haber un maximato presidencial lopezobradorista, aunque en esas mismas reglas del régimen priista vigente los presidentes fuertes deben ceder autonomía a su sucesor.
El presidente López Obrador está insistiendo en que se realice informalmente un plebiscito sobre la continuidad o reorganización de las conferencias mañaneras, pero la lógica política y las reglas del poder refieren que cada presidente tiene que definir su propio modo de ejercer el poder a través de la comunicación política. Las mañaneras fueron producto de la configuración personal del presidente López Obrador, y las conferencias diarias de la presidente electa carecen de malicia, de ejercicio del poder, de sentido político y de referencia gubernamental a su contenido.
La presidenta electa no ha tenido el tiempo ni el espacio para comenzar a trabajar en su proyecto de gobierno, que puede ser la continuidad de la 4-T del que será su futuro antecesor, pero la ciudadanía está viendo en Sheinbaum a una figura dependiente de manera total y totalizadora de los programas, estilos y dichos políticos del presidente saliente. En este escenario, las dos cabezas del poder cuatroteísta están dejando las impresiones de que el sexenio 2024-2030 será intendencia de la administración 2018-2024.
En las sucesiones presidenciales de 1924 a 2018, los presidentes entrantes tenían que pagar su cuota de subordinación al poder con el reconocimiento a un espacio de gobierno para el presidente saliente, inclusive, en aquellas pocas sucesiones de proyectos articulados por dos sexenios. Carlos Salinas de Gortari, por ejemplo, organizó el proyecto neoliberal del presidente Miguel de la Madrid, pero ya en el poder el propio Salinas tuvo que mandar mensajes a De la Madrid de que el poder presidencial era unipersonal, a pesar de una de las continuidades más profundas de los tiempos priistas.
Las mañaneras lopezobradoristas fueron una forma de gobierno, un estilo único de ejercicio del poder presidencial y una reorganización del poder unitario de la administración pública federal en el Poder Ejecutivo. Es decir, las mañaneras fueron una estructura de ejercicio del poder presidencialista: la mano firme del poder.
Las conferencias de prensa diarias de la presidenta electa Sheinbaum carecen de estas características, no se convierten en acciones de gobierno-administración pública-Estado, porque la próxima mandataria carece de una personalidad que funcione como definición de un estilo de ejercicio del poder. Será la próxima presidenta, ejercerá el poder del Ejecutivo y administrará al sistema/régimen/Estado durante su sexenio, pero faltará de este binomio de poder político-acción comunicativa.
Los primeros indicios que han dejado las conferencias diarias de la presidenta electa no alcanzan a reflejar en profundidad, mensaje y fuerza de imagen las características del poder político que el presidente López Obrador ha mostrado en sus conferencias desde diciembre del 2000 en que comenzó su labor en el sector público.
Llevar a una encuesta nacional la consulta para mantener o suspender las mañaneras parece ser solamente la respuesta a una petición presidencial. La presidenta Sheinbaum tiene un perfil de funcionaria pública menos expuesto, sus tonos de voz sin inflexiones no confiere a sus afirmaciones la fuerza comunicativa que ha definido López Obrador y entre lo poco que ha filtrado de sus estilos tampoco es muy dada a la centralización absoluta de todo el aparato de gobierno nacional y sus repercusiones estatales y municipales.
Al final de cuentas, el debate sobre la continuidad de las mañaneras lopezobradoristas como mañaneras sheibaumistas es irrelevante en tanto que se refiere al ejercicio público de la imagen del poder y recuerda que lo importante va a estar en la definición del proyecto de gobierno de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.

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Política para dummies: la política es el poder y la imagen solo instrumento.
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