Cuba le sirvió a México en la reunión de la OEA en Punta del Este, Uruguay, en 1962 para plantear el principio de autonomía geopolítica frente al conflicto de Estados Unidos como imperio continental y la revolución marxista-leninista de Fidel Castro. México impuso su criterio de política exterior y se negó a romper relaciones con Cuba, pero impidió que el castrismo se convirtiera en un factor político nacional.
En el escenario Trump, Cuba aparece como otro punto de conflicto bilateral.,
En circunstancias coyunturales, Cuba servido como fijación de lo que podían ser considerada una línea roja geopolítica de México con su vecino estadounidense. Díaz Ordaz enfrío su relación con Cuba, Echeverría y López Portillo encontraron en La Habana una pequeña carta de negociación en un escenario geopolítico adverso para Washington, el neoliberalismo salinista mantuvo el tema Cuba sin mezclarlo con el tratado, Fox cometió uno de los tropiezos que pasó a la historia al prácticamente deportar a Fidel Castro sin obtener nada a cambio de Estados Unidos.
Andrés Manuel López Obrador mantuvo desde su priismo tropical un deslumbramiento de Cuba y de Fidel Castro, al grado de que quiso reproducir en el PRI de Tabasco durante su fugaz presidencia estatal el modelo municipal y de creación de comités de defensa de la revolución, pero el gobernador Enrique González Pedrero cortó de tajo esa tentación y mandó al tabasqueño al área indigenista en la Ciudad de México.
Cuba y Fidel Castro han sido elementos políticos ajustados a las circunstancias, mantenidos vivos por el priismo del nacionalismo revolucionario como punto de presencia en las relaciones con Estados Unidos y paulatinamente marginados como cartas de negociación diplomática. La imagen revolucionaria de Fidel Castro se desmoronó en 1968 cuando se vio obligado a apoyar la invasión de tanques soviéticos a Checoslovaquia para reprimir de manera brutal la experiencia de socialismo democrático de Alexander Dubcek, sobre todo porque el Partido Comunista Mexicano apoyó a los disidentes.
Y en 1988 la figura de Fidel Castro quedó marcada por su decisión política de apuntalar el fraude electoral de Carlos Salinas de Gortari y estar presente físicamente en el Palacio legislativo para la toma de posesión del presidente. En ese tiempo político, la izquierda socialista mexicana había pasado a mejor vida: el Partido Comunista Mexicano se institucionalizó en 1978 dentro a los juegos del hambre de elecciones controladas por el PRI y se dio cuenta que su base electoral era en promedio 5%. Luego, el PCM se disolvió y renació en el cardenista-pospriista PRD, y ahí murió la opción ideológica el socialismo. El PRD cardenista falleció de inanición y nació el PRD morenista de López Obrador.
Como jefe de gobierno y presidente de la República, López Obrador decidió apoyar a Cuba con recursos petroleros y en la segunda mitad de su sexenio inclusive con la contratación de médicos cubanos que en los hechos no pueden ejercer por carecer de licencia reconocida en equidistancia de estudios y preparación, sin poner en duda algunos avances de la medicina cubana.
Cuba se convirtió en un problema con la llegada de Donald Trump en sus dos presidencias, pero con mayor intensidad en la segunda por el mensaje político que representó la designación del cubano-americano Marco Rubio como secretario de Estado. En los hechos, las presidencias de Clinton y Obama le bajaron la presión a Cuba porque dejó de ser ya un problema de geopolítica ideológica, pero el significado político del bloqueo representa uno de los principios fundamentales de la política exterior imperial.
La decisión de Rubio de comenzar a cancelar visas a funcionarios de gobiernos de la región por contratar médicos cubanos forma parte de la estrategia de reconciliación de la política de Washington con la influencia cubana de Florida, aunque en los últimos años hubo un mayor entendimiento entre familias cubanas en La Habana y Miami, ya con la quiebra ideológica y política del modelo cubano socialista.
La entrega de petróleo barato, la ayuda para electricidad y la contratación de médicos cubanos no va a salvar al régimen en quiebra de La Habana y solo estará alargando la agonía de un modelo ideológico que proyectó a nivel mundial la figura de Fidel Castro, pero que el propio Fidel Castro contribuyó con sus necedades caudillistas a hundir la posibilidad de Cuba como un gobierno socialista viable.
En Palacio Nacional de México ya recibieron los primeros indicios de que habrá cancelación de visas a funcionarios mexicanos y sus familias que hayan participado en la contratación de médicos cubanos. Pero va a seguir prevaleciendo el criterio de López Obrador de mantener las ayudas a Cuba. Y de modo natural, la van a hacer a otro problema geopolítico de México con Estados Unidos.
El problema para México es que Cuba están proceso de brutal represión que le ha hecho perder simpatías.
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Política para dummies: la política sirve a la ideología cuando es política.
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