Este jueves se cumple un año de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó oficialmente que el nuevo coronavirus, que estaba afectando al mundo desde fines de 2019 y cuyo contagio había iniciado en China, era ya una pandemia. En la declaración del director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, se incluía la siguiente afirmación: “el coronavirus no solo es una crisis de salud pública es una crisis que afectará a todos los sectores”, y tenía razón.
Si la declaración de la OMS se hubiera tomado con responsabilidad y amplia seriedad, el Congreso y particularmente la Cámara de Diputados, conjuntamente con el presidente, habrían tomado la medida de ajustar el Presupuesto a las nuevas medidas que la pandemia exigía para los mexicanos y el país. El propio Consejo de Salubridad General se reunió hasta el día 19 de marzo, es decir, 8 días después del decreto de la OMS, y a partir de esa fecha fue incapaz de generar una estrategia eficiente y colaborativa con los gobiernos estatales y aún pasaron meses para que se pudiera dar una reunión de la Conago con el presidente en San Luis Potosí, a donde asistió horas después de iniciada la reunión y solo escuchó tres oradores y no se pudo lograr un acuerdo para una estrategia de Estado para enfrentar la pandemia, es más, ni siquiera existió acuerdo para coordinar de forma conjunta un semáforo epidemiológico, este posteriormente se ha ido ajustando según cada autoridad local. En el Presupuesto de este año los diputados tampoco incluyeron una partida especial para compra de vacunas.
La economía mexicana venía al inicio de 2020 de tener una caída negativa de -0.3 por ciento del PIB, muy por bajo del que mencionábamos en aquel tiempo mediocre 2 por ciento de la época peñista, así es que al arrancar el año con pandemia se requería un ajuste estructural del Presupuesto y del enfoque de política económica, así como de las necesidades que la pandemia tendría tanto para las empresas por los escenarios de crisis, como para los trabajadores, así como la caída en la recaudación fiscal y su impacto en las finanzas públicas por los efectos del freno económico, pero desde un inicio el presidente expresó que no habría apoyos a las pequeñas empresas y sus trabajadores, que fueron las primeras víctimas de los efectos de la pandemia, el resultado al final del año es la peor caída de la economía en los últimos 90 años, -8.5 por ciento, según el Inegi, con fuertes impactos para las personas de menos recursos, aumentando así la pobreza y la desigualdad para millones de mexicanos pero aferrados al dicho presidencial que no se endeudaría para apoyar a las Pymes y sus trabajadores.
La caída de la economía en 2019 y 2020 no solo fue por la pandemia en este último año, sino desde el primer año de gobierno por las males señales enviadas hacia la inversión privada de parte del presidente al cancelar, por ‘sus pistolas’, obras como el Nuevo Aeropuerto Internacional de México, sino por los gastos que ello implicó, así como las políticas de gasto de sus programas sociales sin control ni transparencia, ya ha quedado ampliamente demostrado por la Auditoría Superior de la Federación e investigaciones independientes de medios de comunicación, el resultado fue la caída de la inversión privada en 2019 por 5.5 por ciento y en 2020 de 18 por ciento, el peor resultado de los últimos 25 años.
En lo que va de la pandemia, el presidente y su gobierno han sido incapaces de tener una estrategia eficaz para salvaguardar la salud de los mexicanos, su negacionismo a acatar medidas tan sencillas como el uso de mascarillas y evitar las giras han llevado en sus frases ‘chimoltrufias’ de que ya está ‘aplanada la curva’ o de que tendríamos como cifra catastrófica de muertes por Covid a 60 mil personas, hoy la cruda y terrorífica realidad oficialmente es de más 190 mil muertes y un proceso de vacunación a cuenta gotas y sin estrategia razonable de por qué unas zonas geográficas y otras no, y una gran cantidad de personal del sector salud sin recibir aún la segunda dosis de la vacuna. Así, la economía seguirá estancada salvo aquella vinculada a la exportación en la medida que nuestros socios comerciales (EU y Canadá) están inmunizando rápidamente a su población y reactivando su economía.
Otro tema que cala y hondo en la sociedad es la violencia desenfrenada en este gobierno, ahora hay, según las cifras oficiales, 77 mil 411 homicidios dolosos, mientras que en el mismo periodo de los dos últimos gobiernos la cifra alcanzó ¡¡¡67 mil 518 juntos!!!, por lo que ahora van 10 mil homicidios con la estrategia de ‘abrazos y no balazos’. Un país ensangrentado, un país enlutado por el crimen organizado y por la pandemia y un país con una crisis económica sin horizonte más que a la cola de la reactivación económica de los socios del tratado comercial del norte, un país sin estrategia para combatir la pobreza y la desigualdad que no sea solo regalando dinero y todo porque la ineptitud y la obcecación del presidente impiden la marcha del país, un país que es de todos y tenemos que rescatar para salvar la democracia y el progreso colectivo en libertad, ese es el reto.
@aguilarsoliss