Como si fuera un ministerio público mexicano de tiempos pasados, la fiscalía estadunidense se vio perdonavidas con el caso del general Salvador Cienfuegos Zepeda: retiro los cargos sin reconocer que el expediente era una basura y sin aceptar que la DEA había violado la soberanía mexicana.
Ante la amenaza del gobierno de México y del Senado mexicano de revisar los acuerdos bilaterales en materia de seguridad, la fiscalía estadunidense cerró el expediente y le pasó el asunto a la Fiscalía General de la Nación de México donde no existen indicios de alguna indagatoria en curso.
En el escenario del arribo del demócrata Joe Biden a la Casa Blanca y su agenda de seguridad nacional imperialista, lo que debe venir ahora es el congelamiento de los acuerdos bilaterales de seguridad de México con los EE. UU., la suspensión de actividades de la DEA en México hasta diseñar un acuerdo estricto de control de actividades que no violen las leyes mexicanas y la consolidación de tres doctrinas mexicanas que existen en el ámbito militar sin ser política de Estado: doctrina de seguridad nacional, doctrina de defensa nacional y doctrina de soberanía nacional.
El arresto por parte del gobierno de los EE. UU. y basados en un expediente irregular de la DEA de un general en activo y apenas secretario de la Defensa Nacional hasta noviembre de 2018 fue una violación de la soberanía mexicana, no sólo por detener a un mexicano en territorio estadunidense basados en una indagatoria en México, sino por el papel de las fuerzas armadas en su tarea primordial en la estructura de poder en México: la defensa de la soberanía nacional, entendida ésta como la hegemonía el espacio territorial y político del Estado. El gobierno de los EE. UU. violó la soberanía mexicana al arrestar a un general que forma parte del eje de la defensa de la soberanía nacional.
A pesar de la falta de ética de las autoridades estadunidenses al dejar sospechosismo sobre el general Cienfuegos, su arresto fue una llamada de atención al gobierno mexicano sobre los acuerdos bilaterales que han permitido a fuerzas de inteligencia y seguridad nacional de los EE. UU. operar sin limites en México.
El diseñador de ese modelo de invasión de soberanías extranjeras por razones de crimen organizado fue nada menos que el profesor de derecho Barack Obama cuando era presidente de los EE. UU. En julio del 2011 Obama aprobó su Estrategia para Combatir el Crimen Organizado Transnacional con reglas que le dieron derechos arbitrarios al gobierno de los EE. UU. para operar dentro de otras naciones soberanas sin permisos.
Trump no sólo revalidó esa estrategia, sino que la hizo operativa: este año la Casa Blanca autorizó operativos de las agencias antinarcóticos civiles y militares estadunidenses para entrar a México a perseguir y capturar al presunto jefe del Cártel Jalisco Nueva Generación Nemesio Oseguera Cervantes El Mencho y también arrestar y llevar a los EE. UU. a Ovidio Guzmán López, hijo del Chapo y jefe de uno de los departamentos de drogas químicas del Cártel de Sinaloa. Estos operativos han estado funcionando con/sin la autorización de México, basados en acuerdos bilaterales de seguridad que nada dicen de invasión de fuerzas de seguridad para operar en México con las reglas estadunidenses.
Asimismo, el año pasado, el actual presidente Trump aprobó un memorándum de amenaza contra cuando menos siete países del continente americano, México de manera destacada, exigiéndoles realizar mayores acciones contra el narco en función de las presiones estadunidenses o declararlos narcopaíses con los costos políticos y diplomáticos correlativos.
En este sentido, la estrategia de Obama y los memorándums de Trump le dieron alas a la DEA para aumentar sus operaciones clandestinas en México, una de las cuales llevó al arresto del general Cienfuegos al aterrizar en un avión en Los Angeles, California, hace un mes.
De ahí la obligación soberana de México de congelar los acuerdos, impedir actividades de la DEA y redactar nuevos acuerdos que obliguen a los organismos de inteligencia y seguridad nacional civiles y militares de los EE. UU. a someterse a las leyes mexicanas. Pero como aportación adicional, México debe relanzar su estrategia de seguridad para perseguir capos y desarticular bandas, con el propósito de no darles pretextos a los estadunidenses para pasar por encima de la soberanía mexicana.
Política para dummies: La política es la defensa de la soberanía nacional ante cosos imperiales.
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