De entrada, la sobresaliente exconductora de TV, la sonorense Lily Téllez, hoy senadora del PAN, pero que llegó a su curul vía Morena, la hizo de nuevo al denunciar desde la tribuna que existe un acuerdo entre mafias del crímen y cárteles del narcotráfico con el Gobierno de la 4T.
Fue durante un Pleno del Senado, en una transmisión directa por TV al país y al mundo, en la comparecencia de la titular de Seguridad la también periodista Rosa Isela Rodríguez, y ante los titulares de Defensa general Luis Crescencio Sandoval; el de Marina, almirante José Rafael Ojeda y el Comandante en jefe de la Guardia Nacional, Luis Rodríguez Bucio.
A ellos, que se encontraban ahí bien peinados y vestidos de gala, con sus uniformes y medallas al pecho, listos para la foto, les dijo:
“Bien lo señalan periodistas mexicanos, estamos ante una desactivación frente al crimen organizado… la Guardia Nacional es el grupo de edecanes más caro que ha tenido este país.
“¡No les da vergüenza, señores!… ¡No les da vergüenza, señores!
“Les invito a que porten ese uniforme, no sólo con gallardía, sino con lealtad a la patria, las prendas y las estrellas no significan nada si quien las viste no tiene carácter para defender a los mexicanos.
“Abrazos, no balazos” es la cínica confesión de que la 4T entregó la plaza a cambio de quedarse con el poder político, tanta era su ambición que doblaron las manos frente al crimen organizado”.
Mudos, serios, sólo la veían.
A Rosa Icela dijo: “Viene usted… a defender lo indefendible, una ocurrencia presentada como política de Estado en materia de seguridad, resumida en una frase tan simplona como perversa: “abrazos, no balazos”… pero esa expresión “abrazos, no balazos” es de hecho la proclamación del compromiso de la 4T con el crimen organizado, es la declaración abierta del sometimiento de la fuerza pública a la fuerza de las mafias”.
Le recordó que “es lo que se dice en las calles, es lo que dicen los expertos y se repite a espaldas de ustedes”.
En este contexto, afirmó la exconductora en medio de la gritería de la bancada de Morena, especialmente de sus senadoras, la llamada 4T resultó ser sólo “una degradación q consolida y formaliza públicamente la unión entre el poder político y el poder del crimen organizado, es un acuerdo que reitera entre líneas el propio Presidente de México una y mil veces, con toda la seriedad y legalidad implícita en los eventos oficiales.
“Abrazos, no balazos” se convirtió en una frase grosera, es equivalente a una fusión de incompetencia, cobardía y falta de humanidad”, concluyó.
Luego enumeraría los datos sobre ejecuciones, feminicidios, asesinatos de periodistas, robos, secuestros y todo aquello por lo que se considera hoy a México uno de los países más violentos e inseguros.
Ahí quedó su intervención, sobresaliente en relación a todas las demás de la oposición. Una que correría luego profusamente por redes sociales. Y es que Téllez tiene el privilegio no solo de ser relativamente joven y muy bonita, sino una mujer inteligente. Muestra viva de que la neurona mata arrugas y desequilibrios hormonales. Y si a eso se le suma una capacidad retórica demoledora, por demás coherente, contundente, no es entonces extraño que cuando va a tribuna provoque una especie de exorcismo en sus excompañeras -como por ejemplo la bajacaliforniana Lucía Trasviña– y alguno que otro excompañero de bancada morenista quienes se retuercen en sus curules y poco les falta les estallen los ojos y arrojen espuma verde por la boca.
Quisieran tener el poder de fulminarla, pero como no, pues sólo hacen lo que acostumbran: vierten toda clase de injurias y calificativos en su afán de ofenderla, sacarla de sus casillas como ella lo hace con ellos.
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