Con el poemario Inventario de las cosas perdidas, editado por Punto de partida UNAM en 2020, Yaroslabi Bañuelos ratifica la potencia de su voz poética

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  • La poeta sudcaliforniana obtiene el Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer, uno de los más importantes en el ámbito iberoamericano
  • Llevar la actividad poética hacia un enfoque más comunitario es uno de sus objetivos, dice en entrevista
  • El proyecto Punto de partida continúa siendo una plataforma de proyección para los nuevos talentos literarios en México
  • Visita: puntodepartida.unam.mx/
“Siempre he creído que desde que nacemos vamos perdiendo cosas. Nuestro cuerpo va cambiando, crecemos y seguimos transformándonos. Siempre estamos en una pérdida constante, no se detiene. Es un ciclo que no para. Perdemos amigos, amigas, familiares, mascotas, relaciones, etcétera. Hay un cambio permanente y las pérdidas son inevitables”, dice Yaroslabi Bañuelos, autora del poemario Inventario de las cosas perdidas.
Apenas hace dos días, la joven poeta con estudios profesionales en psicología, nacida en la ciudad de La Paz, Baja California Sur, México, se enteró que su poemario Inventario de las cosas perdidas (2020) editado por la Coordinación de Difusión Cultural UNAM, a través de la Dirección de Literatura y Fomento a la Lectura, bajo el sello de ediciones Punto de partida, era la obra ganadora del Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer para Obra Publicada 2021. Dicho galardón es otorgado por la Secretaría de Cultura de México, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, y el Gobierno del Estado de Tabasco.
En 45 años de historia, el Premio Pellicer sólo ha sido otorgado a 10 mujeres, entre ellas, Bañuelos. Otros galardonados y galardonadas han sido entre otros: Fabio Morábito en 1985; Carmen Leñero en 1998; Tedi López Mills en 2015 y Luis Armenta Malpica en 2020.
En entrevista, la autora galardonada comparte algunas de sus reflexiones en torno al premio, al poemario Inventario de las cosas perdidas, y al acto de escribir poesía.
Los primeros años de escribir poesía
“Escribía desde que empecé a leer, siempre me atrapó la poesía. La sentía como un refugio, como una casa segura donde me sentía protegida. Siempre fui una niña muy apartada y he padecido problemas de ansiedad, de depresión. La literatura en general −la narrativa, las novelas y los cuentos− siempre han sido una forma de contención, aunque a la poesía la he sentido mucho más cercana. Con ella me siento con mayor fluidez. Después de pasar por la preparatoria, me incliné por estudiar Psicología; no estudié letras como pudiera haberse pensado. Sin embargo, siento que de alguna manera la poesía y la Psicología están vinculadas”, comparte Yaroslabi.
“En aquellos años practicaba más la poesía como un ejercicio personal, no tanto como algo profesional. Ya para los 22 y 23 años me lo empecé a tomar más en serio y asistí con mayor disciplina a diversos talleres y cursos. Siempre he sido autodidacta, lo que me ha ayudado a aprender sobre muchos temas. Publiqué algunos artículos sobre temas de psicología, sobre sexualidad, relacionando a la licenciatura y a explorar a su vez temas literarios. Mis primeras publicaciones fueron de cuentos, poco después me atreví a publicar poesía”.
¿Qué te llevó a participar en eventos literarios?
“Los certámenes y concursos literarios funcionan como un estímulo y una motivación para compartir la literatura con el mundo que nos rodea, con la comunidad. Me atrae mucho llevar la poesía hacia un enfoque más comunitario. Desde hace años he impartido talleres de escritura terapéutica o escritura autobiográfica dirigidos a mujeres y también de poesía infantil, y noto el cómo la poesía es ese lazo que nos acerca, que nos une y siempre con resultados muy positivos para la comunidad. Me gusta pensar que la poesía ayuda en mucho. Mi intención principal al participar en certámenes es compartir las letras, la literatura y acercarme así a las y los lectores”.
¿Cómo fue que llegaste al proyecto de Punto de partida UNAM?
“La primera vez que tuve contacto con Punto de partida fue al mandar el poema El taxista, a través de la convocatoria en 2019; pasaron unos meses y salió publicado en el número impreso y esto me emocionó mucho. Después salió la convocatoria de “Vivir el encierro” en marzo-abril de 2020, y envié un par de poemas que fueron seleccionados también. Carmina Estrada, jefa de la Unidad de Revistas y Publicaciones de la DLyFL, se comunicó conmigo porque le gustaron mucho los poemas y deseaba leer más de mi trabajo, y en ese momento yo estaba armando un poemario que se convertiría en Inventario de las cosas perdidas, el cual se mandó para que el comité editorial de Punto de partida lo dictaminara y fue así como nació el libro. Para febrero de 2021, se presentó en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en la Ciudad de México de modo virtual”, agrega Yaroslabi.
El transcurrir de la poesía durante la pandemia
“En lo personal fue muy curioso ya que la pandemia, a pesar de que nos arrolló con el temor de la incertidumbre, de enfermarnos o de perder a un ser querido, no me costó mucho trabajo, es decir, no me fue muy difícil estar encerrada. Muchas compañeras participantes de los talleres han encontrado en la escritura y en la lectura un campo para canalizar las  emociones de angustia, estrés, ansiedad y, sobre todo, al momento de compartirlos, permite vernos reflejados en los trabajos de las demás compañeras. Al final, coincidimos en esas experiencias y establecemos vínculos. Creo que la poesía, a pesar de que se produce en soledad, tiene un fin social al ser compartida, desarrollando empatía que es muy importante, ayudándonos a lidiar con estos tiempos extraños”, agrega.
En relación al título del poemario, ¿qué cosas se han perdido?
“Siempre he creído que desde que nacemos vamos perdiendo cosas. Nuestro cuerpo va cambiando, crecemos y seguimos transformándonos. Siempre estamos en una pérdida constante, no se detiene. Es un ciclo que no para. Perdemos amigos, amigas, familiares, mascotas, relaciones, etcétera. Hay un cambio permanente y las pérdidas son inevitables”, señala.
¿Qué es lo que te inspira para escribir?
“Creo que me “llegan” las historias, quizá por mi cercanía con la narrativa; al leer cuento y novela me pierdo por completo de la realidad y entro a otros universos, pero me gusta contar historias a través de la poesía y siento que así sin más, me llegan las historias que en su mayoría sucedieron, tal vez no tal cual, pero que llevan algo de realidad y así pienso en contarla para transmitirla y que le signifique algo a alguien. El siguiente paso es el cómo quiero contar esa historia en el poema, de qué manera lo voy a hacer, cómo es que lo voy a diseñar. Me detengo y me pregunto el cómo quiero contar esto y así de pronto llegan las historias”. indica Yaroslabi.
“El cómo hablas de ti a partir de esa memoria… Me gusta mucho ir de lo íntimo a lo social, me gusta hacerlo para que las demás personas también se encuentren en esa historia, que haya construcción empática con los demás”.
Las imágenes poéticas que utilizas son a un tiempo terribles y hermosas, ¿cómo percibes la belleza?
“La poesía tiene una especie de magia o de conjuro, en dónde lo terrible o el horror, por medio del filtro de la poesía puede adquirir otro velo, otra sombra, y se puede acceder a ello; creo que esto se debe a la alquimia poética que podemos encontrar en el lenguaje y en las palabras.”
Soy gran seguidora del género de horror, por cierto, tanto en la literatura como en el cine. Algunas de mis poetas favoritas son: Wislawa Szymborska y Alejandra Pizarnik, a quienes siento muy cercanas, y por el lado de la narrativa contemporánea latinoamericana, estoy fascinada con Mariana Enriquez, Samantha Schweblin, Solange Rodríguez y María Fernanda Ampuero. Me gusta mucho la intensidad de la literatura latinoamericana”, indica Yaroslabi.
Planes para 2022
“Me gustaría hacer más presentaciones del libro Inventario de las cosas perdidas, sobre todo acá en La Paz y en la zona noroeste del país. Poder hacer lecturas con público, visitar otros lugares y dar a conocer más el libro. La zona noroeste de México está creciendo más y ha tomado más impulso en temas literarios a través de los años; ahora hay más talleres, se realizan más vistas de autores, hay más eventos de formación literaria y eso alimenta a toda la literatura sudcaliforniana”, finaliza Yaroslabi Bañuelos.
El objetivo editorial de Punto de partida
Punto de partida es una plataforma de impulso a la creación literaria de jóvenes autoras y autores a través de sus distintas líneas de acción: revistas impresas, concursos y la colección de libros Ediciones de Punto de Partida. Este proyecto ha sido desde su fundación en 1966, un semillero de nombres en la literatura nacional, que difunde la creación literaria emergente tanto en la comunidad universitaria como en el exterior, fomentando de esta manera la formación de nuevos públicos lectores.
La colección de libros de Punto de partida inició en el año 2005, pero es heredera de las publicaciones de otras épocas, como los Cuadernillos y libros colectivos publicados en las décadas de los 70 y 80 por Punto de partida. Ahora como entonces está dedicada a obras de autores jóvenes, en libros individuales o antologías.
El poemario Inventario de las cosas perdidas (2020), de Yaroslabi Bañuelos es el número 22 de la colección.