Metro, Sheinbaum y la corrupción: Exigen “moches” a proveedores

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Tras la tragedia del Metro, Guillermo Calderón Aguilera fue designado por Claudia Sheinbaum al frente del Sistema de Transporte Colectivo (Metro de la Ciudad de México) con una encomienda: limpiar el cochinero que dejó Florencia Serranía, su antecesora.

El accidente de la Línea 12 destapó la cloaca. En principio Sheinbaum se negaba a destituir a Florencia, pero la situación de ella era insostenible, a tal punto que ponía en riesgo las aspiraciones de Sheinbaum a la candidatura presidencial.

Florencia fue obligada a renunciar. Si las cosas se llegaran a complicar la directora del Metro tendría que ir a parar a la cárcel. Pero Sheinbaum no quería más escándalos. Optó por apartarla y brindarle impunidad.

Para empezar con la limpieza en el Metro Guillermo Calderón ordenó una auditoría. Lo que encontró fue un mugrero.

Mientras el Metro registraba severos problemas de mantenimiento, que en algunos casos podía provocar accidentes mortales, como el ocurrido en la Línea Dorada, la administración de Florencia Serranía ejercía el presupuesto con premios y castigos. Favorecía a proveedores a cambio de “moches” y castigaba a quienes se negaban a sus extorsiones.

Guillermo Calderón llegaba a sus nuevas oficinas en calidad de plomero tratando de recomponer los desperfectos (por llamar de una manera elegante a la corrupción generada por Florencia Serranía). Muy pronto llegaron las quejas de innumerables proveedores a los que no se pagaba (más de 2 mil 500 millones de pesos en deudas por servicios) y denuncias de trabajadores sobre saqueos, robos de material, maltrato laboral y severos problemas de mantenimiento en los equipos de seguridad.

Claudia Sheinbaum quien ha estado trabajando más por la promoción de sus aspiraciones políticas descuidó la administración de su gobierno. Pagó cara su ineficiencia y como consecuencia en las pasadas elecciones llevó a su partido al mayor descalabro electoral de los últimos 30 años en la capital del país, desde el triunfo de las “izquierdas” con Cuauhtémoc Cárdenas en 1997.

Sheinbaum en sus alegatos de defensa ante los periodistas sostenía todavía en plena crisis política derivada del accidente mortal de la Línea 12, que no había subejercicios en la aplicación del presupuesto. Casi el 10 por ciento del dinero autorizado para las tareas del Metro no se ejerció en 2020, es decir casi 1,400 millones de pesos no se aplicaron, de acuerdo a los resultados de la Cuenta Pública de 2020.

Parte de esos recursos debieron ser aplicados al mantenimiento de la Línea 12.

Tan ha sido pésima la administración de los fondos públicos que aún hay decenas de proveedores que no ha podido cobrar el pago de sus servicios y muchas de estas empresas están en espera de que se cubran sus adeudos.

Parte de la mafia de Florencia Serranía dejó pagos pendientes a numerosas empresas que se negaron a entregar “moches” para realizar los pagos correspondientes. Entre ellos, la ingeniera Alejandra Flores Saldívar, gerente de obras y mantenimiento quien se negó a realizar el trámite de pagos en tiempo y forma ante la dirección de finanzas a cargo de Blanca Esthela Martínez. Por la mala decisión de ambas funcionarias la administración del Metro ahora a cargo de Guillermo Calderón Aguilera tendrá que pagar los recargos por los adeudos de ejercicios fiscales anteriores, en este caso desde 2018.

El área de obras y mantenimiento y la dirección de finanzas son parte esencial de la corrupción en el Metro, así consta en documentos en poder de la Contracolumna. Muchas fuentes de empleo de las empresas castigadas por no acceder a los “moches”, están en riesgo.

Calderón Aguilera quien llegó con la encomienda de resolver los problemas del Metro, tiene una misión muy complicada y poco a nada podrá hacer para “limpiar” la imagen de Claudia Sheinbaum quien lleva en la frente el símbolo de la corrupción y la ineptitud.

Para empezar, Calderón tendrá que hacer malabares pues desde al arribo de Morena al gobierno el Servicio de Transporte Colectivo Metro ha sufrido una serie de recortes en su presupuesto aprobado. Comparado con 2018, en 2021 se gastaron 22.4% menos recursos, lo cual ubica al gasto estimado en su punto más bajo desde 2012.

Al interior de las finanzas públicas del Metro hay una enorme complejidad entre las fuentes de financiamiento (el Metro funciona con una combinación de 47% de ingresos propios y 44% de recursos federales), así como en un abigarrado y desorganizado sistema de administración y rendición de cuentas que demanda analizar a profundidad los recursos y operación del Metro.