- La ubicación geográfica de México en el planeta lo hace un lugar especialmente vulnerable a los efectos del cambio climático
En menos de cinco años, la temperatura media anual en el país se elevará más de los 1.5°C que recomienda permitir el Acuerdo de París, para detener las consecuencias peligrosas del cambio climático en el planeta.
Una cifra mayor, provocaría daños catastróficos al planeta, desde el deshielo de los polos, los aumentos en el nivel del mar, la liberación de grandes cantidades de CO2 (retenido en el hielo polar) a la atmósfera, que a su vez provocarán una mayor acidificación de los océanos, que dañan los arrecifes, donde vive y se reproduce una gran cantidad de especies marinas…
Mientras que en tierra, las sequías serán más intensas, provocando mayor cantidad de incendios forestales (como lo ocurrido en 2017 cuando el país prácticamente se cubrió de una nube de humo de incendios forestales por varias semanas).
También habrá climas más agresivos, más cálidos, más fríos y tormentas más intensas. Mientras que todos estos efectos ambientales provocarán una gran cantidad de especies animales y vegetales en áreas naturales que de por sí ya están afectadas por la deforestación, como el caso de la vaquita marina, de cuyos esfuerzos de conservación, no se sabe nada desde el inicio de la presente administración, aun cuando quedaban alrededor de 10 ejemplares con vida en el mundo.
Todos estos efectos son especialmente sensibles en México, pues su ubicación geográfica lo hace vulnerable a los efectos climáticos provocados por el Océano Pacífico y el Golfo de México, así como una zona de transición entre la zona tropical de Centroamérica y la región semidesértica que inicia en el centro del país y hacia el norte.
Las consecuencias del cambio climático en el país
Peor aún, parece no haber suficiente interés en el país por contener el cambio climático en el país. De acuerdo con expertos de la UNAM, por el cambio climático, en menos de cinco años nuestro país rebasará los 1.5 ° C de incremento tolerado en el mundo:
El 2021 fue el sexto año más caluroso a nivel global, con un aumento de 1.1° C a 1.2 °C con respecto al periodo preindustrial.
“Nuestro país se calienta más rápido que el promedio global. De hecho, en el 2020, que ha sido el año más caliente que hemos registrado, rebasamos los 1.5 ° y estuvimos por arriba de 1.6°. Esto se debe a la variabilidad natural y a la tendencia de calentamiento”, advirtió el coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC) de la UNAM, Francisco Estrada Porrúa.
Señaló de 1975 a la fecha, nuestro país se ha calentando aproximadamente 0.3 °C por década, algo mucho más elevado que los promedios registrados otras regiones del planeta. Esto se debe a que el fenómeno es heterogéneo: mientras que en el centro y gran parte del país está alrededor de dos grados por siglo, hay regiones en el norte que han alcanzado tendencias de hasta seis.
Lo peor es que, la inacción por parte de algunos gobierno o sectores de la población, los daños serían catastróficos, no solo ambientales, sino también económicos: “Los costos acumulados durante este siglo serían comparables a perder entre el 50% y hasta más de cuatro o cinco veces el producto interno bruto actual”.
Por ejemplo, los efectos sobre la agricultura serían reducciones en rendimientos de 5% a 20% en las próximas dos décadas, y de hasta 80% a finales del siglo para algunos cultivos y entidades. “Los estados con mayor aptitud actualmente para maíz de temporal podrían perder, a finales de siglo, entre un 30 y un 40% en rendimientos”, señaló el experto.
En tanto, Tamaulipas, Veracruz y San Luis Potosí tendrán los mayores niveles de riesgo por inundaciones, así como estados del centro del país.
Para afrontar el cambio climático, los especialistas propusieron integrar la academia y la protección civil, para mejorar la capacidad de reacción ante estos eventos naturales extremos, para que la sociedad esté preparada para enfrentarlos.
También pidieron mejorar las medidas de mitigación de los factores que provocan el cambio climático, como concretar la transición energética hacia energías renovables, e incrementar las inversiones en ciencia y tecnología de esta disciplina.
Recomendaron además, reducir el consumo innecesario de productos y lograr un cambio en el modelo social para mejorar el consumo de productos y el mejor manejo de los residuos y mejorar la protección al suelo de conservación (espacios naturales intactos) que son las zonas donde el agua se filtra al subsuelo y recarga los mantos acuíferos, incrementar las zonas verdes en las ciudades, incluyendo la instalación de azoteas verdes, así como instalar pavimentos que permitan la filtración de agua al subsuelo.