¡Olé! Me tiene sorprendida la actitud de Alejandro Moreno Cárdenas (“Alito”) ante la reforma eléctrica del Presidente de la República, Andrés Manuel López obrador: ¡La tiró!
Claro, no solo, sino en alianza legislativa con los Grupos Parlamentarios del PAN y del PRD, además de la suma de Movimiento Ciudadano (MC). Quizá numéricamente cuente más la bancada de Acción Nacional y la firme postura de principio a fin de su líder, Marko Cortés.
Sin embargo, políticamente llama la atención la postura de “Alito”, porque se atrevió a desafiar a AMLO cuando medio mundo le atribuía obediencia al tabasqueño. Tanto así que se ganó el mote de “Amlito”.
Lo desafió. Y así se cayó el mito de que Andrés Manuel lo impulsó para llegar a la presidencia nacional del PRI, cuya bancada votó en contra de la reforma eléctrica, la cual no pasó porque no alcanzó la mayoría calificada.
Se cayó el mito, o fue demasiada la presión de la mayoría de diputadas y diputados priistas. El caso es que “Alito” ahora sí se ve como pastor de bancada y como líder del Revolucionario Institucional. Ya le hacía falta a este partido y al priismo de todo el país, que se siente animado con la hazaña de derrotar legislativamente a Morena.
Como sea, esos “dones” desconocidos hasta antes del domingo: Pastoreo y liderazgo en el triunfo político y legislativo, parecen darle puntos a favor a “Alito” para que la militancia le otorgue la candidatura del PRI a la Presidencia de la República para las elecciones de 2024.
La militancia o la cúpula existente detrás de la dirigencia formal.
“Alito” se está ganando la candidatura, salvo mejor opinión al interior del PRI, donde otros cuadros también aspiran a la postulación para la sucesión presidencial.
Por ejemplo, ahí está su tocayo Alejandro Murat Hinojosa, aunque él se ha mostrado muy a favor del presidente López Obrador, quizá por la relación entre ambos dada la respectiva investidura.
Además, en diversas ocasiones Alejandro Murat ha manifestado su agrado con formar parte del gabinete de AMLO, cuya actitud en lo sucesivo con el mandatario de Oaxaca quien sabe cómo sea, pues las personas legisladoras afines a Murat Hinojosa votaron en contra de la reforma eléctrica.
(El gobernador de la entidad oaxaqueña no tiene diputaciones federales de mayoría, pero sí una que otra por la vía de representación proporcional, que al final de cuentas al acceder al cargo son iguales por mandato de ley).
A ver si no terminan peleados los tocayos.
Por lo pronto, con el revés a la reforma eléctrica “Alito” lleva ventaja política para la candidatura presidencial; incluso, sus declaraciones de prensa ahora son más firmes, más convincentes. Por ejemplo, tiene razón cuando dice que Morena “debe aprender a construir acuerdos”.
Amén de cualquier ventaja, en el PRI también necesitan ir perfilando una candidatura femenina para la sucesión presidencial. Qué tal que las autoridades electorales decidan postulación de género.
OPOSICIÓN
Independientemente del partido en el poder presidencial, es sanísimo para nuestro país la existencia de una oposición vigorosa, como la vista en el revés a la reforma eléctrica presentada por el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Y no por haberla presentado él o solamente por llevarle la contraria; no. Más bien porque una oposición fuerte y responsable representa el contra peso a cualquier poder omnímodo, cuyas acciones generen la duda sobre el bienestar general.
La ciudadanía harto sufrió el poder omnímodo del PRI y sus gobiernos. Seguramente nadie desea regresar a los controles absolutos y autoritarios, pero ahora vía Morena.
La ciudadanía anhela los equilibrios. Quien sabe si toda, pues los morenistas –con sus honrosas excepciones– ideologizan al “pueblo” casi al grado de rezar los mandamientos de la ley lopezobradorista cristalizados en el Estatuto del partido (aunque nadie los obedece).
Qué bueno que existe oposición.
Así la ciudadanía ya no se sentirá desamparada. Y gracias a la proximidad de las elecciones presidenciales de 2024, que estarán acompañadas de la renovación de las cámaras del Congreso de la Unión, y serán concurrentes con elecciones locales en la mayor parte de las entidades federativas.
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