En un giro político solo explicado por razones de ejercicio del poder, el hoy presidente estadounidense Joseph Biden contribuyó en los años ochenta a la consolidación del régimen sandinista nicaragüense y de su entonces carismático líder Daniel Ortega. Hoy, Biden está vetando la asistencia de Nicaragua a la IX Cumbre de las Américas por la conversión de ese país en una dictadura bajo la mano del comandante Ortega.
Y ayer miércoles el presidente López Obrador recibió la visita del coordinador de la Cumbre, el exsenador demócrata Christopher Dodd, quién fue miembro de la comisión de Relaciones Exteriores del Congreso en los ochenta, aliado de Biden en el apoyo a Nicaragua y ambos operadores del rechazo al programa del presidente Reagan de apoyar con recursos a la resistencia nicaragüense conocida como la contra.
La decisión del presidente Biden de vetar hoy a varios países latinoamericanos por su régimen político considerado dictatorial y antidemocrático por la Casa Blanca aparece apuntalado por un Dodd y un Biden en modo Donald Trump y George Bush Jr., es decir, con exigencias propias de la ultraderecha y los neoconservadores estadounidenses republicanos.
De acuerdo con registro de medios estadounidenses, entre ellos el Diario de las Américas, Biden arribó al Senado en 1973 y se colocó como un férreo opositor a las políticas conservadoras y militaristas del presidente Reagan. En 1984 Biden votó contra el apoyo que solicitaba la Casa Blanca a favor de la contra nicaragüense; en un segundo intento, un año después, el Senado aprobó entregar 38 millones de dólares a grupos rebeldes como ayuda humanitaria, pero con la claridad de que se trataba de ayuda para actividades militares contrarrevolucionarias de los opositores al sandinismo; la propuesta, por cierto, fue del senador demócrata Sam Nunn.
De acuerdo con una recopilación de datos del The New York Sun, Biden fue uno de los 42 senadores que le exigieron al presidente Reagan negociar con el régimen sandinista y su jefe Ortega antes de enviar el dinero a la contra; la publicación encontró que el entonces senador Biden votó tres veces a favor del régimen sandinista para bloquear las actividades de la contra que buscaba derrocar al Gobierno sandinista.
El senador Dodd, por su parte, había sido aceptado por el Gobierno sandinista para la negociación de la libertad del piloto norteamericano Eugene Hasenfus, quien había sido atrapado en 2016 en actividades reconocidas de apoyo con armas y equipo militar para la guerrilla antisandinista y cuyo avión había sido derribado por el Gobierno nicaragüense. A petición de Estados Unidos vía Dodd, el Gobierno sandinista había aceptado la liberación del piloto y su entrega de manera personal al senador Dodd.
Las notas de aquella operación señalan que “Daniel Ortega entregó personalmente como trofeo a Hasenfus al senador Dodd”. La negociación de la libertad del piloto que de manera ilegal y violando las leyes estadounidenses estaba entregando armas a los antisandinistas la hizo Dodd de manera directa con su entonces amigo Ortega. Esas informaciones revelan también una relación política muy cercana entre Dodd y Biden durante la campaña presidencial del 2020, incluyendo el papel determinante Dodd en la comisión especial para elegir a Kamala Harris como compañera de fórmula de Biden.
En el escenario de los comportamientos en modo Trump y Bush Jr. del presidente Biden por cerrarle hoy la puerta al Gobierno de Ortega en Nicaragua cobran vigencia los datos del pasado progresista y hasta revolucionario de Biden y Dodd: el equipo del hoy presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado mantuvo relaciones positivas extraordinarias con los sandinistas de Nicaragua, el frente Farabundo Martí del Salvador y el régimen de Fidel Castro en Cuba. Dodd ha sido hoy uno de los artífices de la decisión del presidente Biden de vetar a los gobiernos de Nicaragua, Venezuela y Cuba para impedir su participación en Los Ángeles en la IX cumbre de las Américas, aunque sin explicar su anterior apoyo decisivo en los primeros años del Gobierno sandinista para la consolidación del liderazgo de Daniel Ortega que hasta la fecha sigue vigente y que hoy es exactamente el mismo que el que encabezó el primer Gobierno sandinista en la victoria electoral de 1979.
A pesar de algunos reclamos en medios, Biden y Dodd no han explicado su corresponsabilidad en él encumbramiento de la dictadura de Ortega y el sandinismo en Nicaragua y han señalado que el repudio hoy no borra el apoyo de ayer.
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