Militarismo, militarización y, el falso dilema

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El tema que hoy tenemos en nuestro título lleva un mes cruzando de la mente a la pantalla, las yemas de los dedos son las herramientas usadas para poner letras y palabras en el cerebro y esas, ya en modo “ideas”, se vuelvan textos. Digo pues, desde hace más de treinta días las palabras –militarismo- y –militarización- son repetidas hasta el fastidio en los escenarios comunes del “análisis de riesgos”.

Fácil sería ir a Wikipedia, copiar y pegar lo que se halle de esas palabras y a otra cosa; acá, en la mesa del Think Tank no lo hacemos así, y menos cuando tenemos una batería de sillones verdes ocupadas por excelsos militares mexicanos quienes, habiendo estudiado en el Colegio Militar, después dentro de los muros blancos de su Escuela Superior de Guerra y, posterior a eso regresaron al Colegio Militar de Tacuba a doctorarse en el tema que sostiene nuestra República, digo pues que nos tenemos que esmerar ante estos actores, y más cuando el tema es la SEGURIDAD. Ahora, antes de continuar diseccionemos las palabras -militarismo-militarización. Obvio que esto merece mucho más que preguntarle a Google.

Lo pondré así; para mí un ejemplo de militarismo lo encuentro en la Alemania prusiana, ahí, hasta antes de la II Guerra Mundial la sociedad completa estaba inmersa en un militarismo casi medieval, como que el Estado generado por los “Federicos” les había acomodado y entonces todos los germanos tenían en eso, el militarismo, una cómoda zona de confort. Ahora pasemos al otro concepto ¿Qué entiendo por militarización?

El ejemplo que salta a mi caro cerebro es –el Chile de Pinochet- sin ánimo de caer en el fácil albur, (sobre todo ese nacido de lectores mexicanos) e de allanar la idea diciendo que hablo del periodo donde se impuso una junta militar en el país sudamericano y ahí, todo, vida del Estado y actividades sociales eran regidas por doctrinas militares, tal como hoy sucede en Corea del Norte, Cuba, Venezuela y Nicaragua; desde su sillón verde Osman Galo Wilson dice -ya te he comentado anteriormente, que como yo lo veo, el término que usa la prensa, y lo comentaristas acerca de la palabra “militarizar” está mal empleado- todos alrededor de la mesa atendimos al gallardo General, quien continuó diciendo –para mi militarizar implica poner a algo o a alguien en un régimen militar, esto es, sujetarlo a las leyes y reglamentos militares y vigilar que cumpla con esas leyes y sus reglamentos.

El hecho de designar -continua el progermano -en México, el hecho de designar militares al frente de ciertos organismos, no implica “militarizar” ese gremio, puesto que no se le está sujetando a las leyes y reglamentos militares -concluido su apunte Osman voltea a ver a Paul von Hindenburg y, con un supra sutil gesto los soldados se saludan y reconocen.

El taller de ideas comprendió entonces que desde la cabecera de la mesa Hindenburg iba a hablar, recordando que, tanto Mixtli, como Galo Wilson y el mismísimo Hindenburg son señores Generales que, para efectos de su participación en este Taller se camuflan entre seudónimos y gestos discretos y lo hacen para ocupar sus plazas dentro de este taller…de ideas, entonces, regreso al tema, Paul se pone de pie, y con ese acto duplica la atención de todos, y dice – ¡el falso dilema! – ojos, narices, mostachos y frentes apuntaban hacia el General, él siguió.

-¡¡Se equivocan!!

¿Acaso lo hacen con torcida intención?

En todos los medios y en la boca de políticos y opinócratas, dentro y fuera de su México está el tema de la Guardia Nacional …. ¡Que si inconstitucional, ilegal, peligroso! En fin- Paul, con los puños contra la tabla de la mesa continua

– ¿Que continúe o no el Ejército “en las calles” hasta el 2028! ¿Esa es la discusión? – ahora Paul hace su habitual paneo y, finalizado ese retoma la palabra.

-Pues lamento decir que sostienen un falso debate. Les digo con énfasis que ese no es el dilema. No es el punto. No es el fondo del asunto- el chasquido de la cuija sonó dentro del salón y por lo tenso del ambiente tal sonido reventó el silencio, Paul siguió.

– ¿Cómo que por qué?

Por favor, acomódense en su plaza. Agradeceré la atención de todos- quienes ahí estábamos obedecimos, el prusiano siguió.

– ¿En verdad creen que en México las FFAA regresarán a sus cuarteles si se vota por la alternativa del NO a esta iniciativa? – ojos entrecerrados y caras de gato que se acaba de comer al canario poblaron la Riviera de la mesa. Paul siguió en uso de la voz.

-No les daré respuesta, por obvia, pero, pregunten a los gobernadores, también a la población más desprotegida y, tendrán su respuesta- ahora los puños se desenredaron y se volvieron manos abiertas todavía sobre esa tabla.

-Pero, regreso al falso dilema- dice –no nos distraigamos del fondo del asunto.

Los verdaderos dilemas son:

– ¿¡De quedarse “en las calles”, permitirán a las FFAA emplear su armamento individual y parte del colectivo, para tomar ventaja, a fin de asumir la iniciativa, para dejar de ser reactivos, para imponer el orden! ¡¿Qué es lo que a gritos piden los mexicanos?!

O, la “estrategia” seguirá siendo “brazos caídos”, ¿cero respuestas, ante los embates del crimen organizado y común?

En cualquier caso –sigue diciendo Paul- otro dilema real es:

¿Con FFAA o sin ellas, continuará la displicencia gubernamental para no crear, adiestrar y equipar cuerpos de policía estatal y municipal? – los gestos en los rostros, esos que dicen “ahchingá” volvieron, el germano siguió.

– ¡Esta criminal actitud mantiene en absoluta indefensión a los ciudadanos, sin esperanza del cambio prometido!

Soldados a sus cuarteles. Adiéstrense para la defensa y apoyen a la autoridad como último recurso- la voz de quien hablaba no escondía ni una letra.

-Policías a las calles.

Generen prevención mediante inteligencia, disuasión y vigilancia. Realicen persecución ante la flagrancia o denuncia de delitos que afectan a la población- Paul cambió de ritmo, color e intensidad en su voz y entonces dijo. – ¿Tan difícil es ver cuál es el falso y cuales los verdaderos dilemas?

-Si pudiera- dice Hindenburg -ordenaría:

¡Ciudadanos! ¡Despertar! ¡Ya!

¡Criminales!

¡En descanso! ¡Ya! – sonrisas de hombres serios (¿oxímoron?)-

Terrible es la miopía inducida por aviesos intereses, que impide al ciudadano distinguir lo real y necesario-

Yo si alcanzo a ver el falso dilema en todo su esplendor -dice Paul ahora ya alejando sus brazos de la mesa, los cruza y pregunta – ¡No me engañan! ¿Más, que podré hacer?… Créanme, ya lo estoy pensando (a veces lo hago)- más sonrisas de esas de gente seria.

Dentro de la logia se dispararon baterías de júbilo y quien tomaba nota cerró el libro, como sea se generarán planchas nuevas que se podrán leer en otros tiempos.

Ultimo patrullaje. – entiendo que Ramón Celaya Gamboa llegó a Chilpancingo, allá por el 95 del siglo pasado, con su patente de subteniente de infantería bajo el brazo y se incorporó al 50 Batallón, entiendo también que durante el tiempo que estuvo en esa unidad Celaya Gamboa subió y bajo de cierras y montañas cumpliendo órdenes, más, también se que este, entonces joven oficial, decidió cursar todas las materias necesarias para lograr su licenciatura en Derecho.

Ya abogado Ramón puso en SEDENA su patente y ese órgano militar lo reclasifico y ahí alcanzó otro grado militar, claro, más alto…como sea Ramón Celaya le cumplió al Ejército, pero, sobre todo, se cumplió él.

En el mes de febrero de este año (022) el Licenciado Ramón Celaya Gamboa ingresó a la Fiscalía General de Guerrero y, desde la vicefiscalia de investigaciones tuvo logros la mar de productivas, además de decisiones administrativas interesantes Celaya neutralizó a pseudo líderes que, mediante actos de chantaje y/o extorsión tenia controladas varias agendas, etc., y varios etcéteras más.

A lo que voy, hoy Celaya Gamboa valora la eventualidad de concluir su fase profesional dentro de esa Fiscalía, presiones políticas y sonidos repetitivos salidos de insectos cuya vida transcurre en la oscuridad de la noche hacen pensar al teniente coronel en posibilidad de dejar el cargo; de entrada le “bajaron el perfil” y, lo cierto es que para un militar profesional eso es una suerte de degradación, y, otra, actores que en otros teatros serían sus subordinados, acá, por dinámicas de individuos más cercanos al acto de tener asentaderas rápidas y al servicio de la información pronta, alejan a Celaya de los decisores. Una más y para concluir, el caso de Celaya Gamboa es una muestra del “qué pasa cuando un soldado profesional no está en el agrado de los aparatos burocráticos”, por cierto, de salir Ramón Celaya Gamboa de la Fiscalía General del Estado de Guerrero media docena de sujetos y grupos políticos se adjudicarían ese logro (sic), daremos follow Up.

Balazo al aire. – matando moscas a martillazos.

Greguería. – la nube es una novia obesa vestida de blanco saliendo a rápido de la iglesia.

Oxímoron. – (quedó dentro del texto).

Haiku. – dos lenguas en la boca,

diez dedos tranzados en,

cuatro puños. Somos tú y yo