Para el resto del siglo XXI, el crecimiento de la productividad y su interacción con el cambio demográfico, se constituyen en los principales impulsores del futuro poder económico.
Un estudio de la Oficina Nacional de Investigación Económica y que desarrolla el Modelo Global Gaidar (GGM, por sus siglas en inglés) tras analizar a 17 regiones del mundo, llega a la conclusión de que las condiciones fiscales y el tema de la automatización son factores secundarios no solo en la actualidad, sino en los años venideros.
China ha sido uno de los primeros países en observar cómo el factor demográfico será sustancial para mantenerse como una potencia económica, lo avizoró con sus proyecciones de largo plazo y comenzó a virar su tradicional política del hijo único establecida en 1979 (duró hasta 2008) relajando poco a poco su férreo control de la natalidad.
En 2013, fue la llegada de Xi Jinping al frente de los destinos de la nación china y del Partido Comunista Chino (PCCh) lo que transformó la visión acerca del empuje demográfico, no solo como generador de riqueza, también de otros baremos sociales. Se reformó la ley de natalidad para permitir que las familias tuvieran dos hijos y en mayo del año pasado, otra reforma extendió que las familias conciban hasta tres hijos.
China pretende anticiparse al envejecimiento de su población. Según el documento elaborado por este organismo con sede en Massachussets y titulado El futuro del poder económico mundial, las simulaciones que pronostican el crecimiento de la productividad predicen que China e India serán las dos potencias hegemónicas económicas más importantes del mundo.
“El GGM también predice un exceso de ahorro global en evolución, reducciones importantes en las tasas de interés mundiales, aumentos sustanciales en los impuestos en China y otras regiones debido al envejecimiento de la población y las diferencias permanentes en cuanto a las regiones y sus estándares de vida”, refiere el análisis.
Los autores de este modelo econométrico hallaron que si el crecimiento de la productividad continúa al ritmo de los últimos años, India representará un tercio de la producción mundial en 2100 y China lo hará en una quinta parte; mientras, Estados Unidos solo crecerá ligeramente. En cambio, África subsahariana experimentará un notable ritmo de expansión en su cuota de producción mundial.
Para elaborar el GGM se han tomado en cuenta una serie de variables como son el crecimiento de la población, su envejecimiento, los ajustes fiscales y la automatización.
A partir de los datos recabados de 2017, se observa que Estados Unidos y China representan respectivamente, el 16.4% y para el segundo, el 16.7% del PIB mundial. Mientras que ese año, Europa Occidental junto con Reino Unido, significaban el 17.1 por ciento.
Para 2100, solo China e India, acapararán entre los dos el 43.2% del PIB global y Estados Unidos junto con Europa Occidental más Reino Unido ostentarán el 24.2% del PIB mundial en dicho año.
A COLACIÓN
La demografía, indica la Oficina Nacional de Investigación Económica, juega un papel relevante y esencial en la determinación del poder económico futuro.
“La población de China será, según la ONU, casi 400 millones más pequeña en 2100, mientras que la población de Estados Unidos tendrá 120 millones más de personas que su población actual. Se espera que en ocho décadas, la economía china será aproximadamente tres veces más grande, en lugar que dos veces más grande como lo es hoy respecto de la economía estadunidense”, de acuerdo con el texto.
La proporción de la población de más de 70 años de Estados Unidos aumenta de 10.3% de 2017 a 22.2% en 2100 y el escenario de envejecimiento de China es particularmente notable: la población de más de 70 años pasará del 6.3% actual al 25.6% a finales del siglo. En India, las personas mayores de 70 años representan solo el 3.6% de su población y en 2100, significarán el 19.5 por ciento; llama poderosamente la atención el caso de Brasil con un envejecimiento acucioso que pasará del 5.4% al 27 por ciento.
¿Qué significado tiene? Presiones fiscales en países con poblaciones ancianas en constante expansión que son demandantes de pensiones, de atención médica y con una longevidad además más larga. Habrá una presión adicional en las políticas de gasto público, el envejecimiento de amplias capas de la población obligarán por ende a incrementar los impuestos.
@claudialunapale