Al entrar las cámaras de Senadores y Diputados en el descanso de fin de año, el mundo político en el país se paraliza.
El único que no descansará en este entretiempo es el presidente Andrés Manuel López Obrador quien tiene proyectadas actividades y mañaneras hasta el próximo viernes 23 de diciembre.
Quizá sus precandidatos persidenciales –Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López– se aparezcan por algún estado, pero con el riesgo de que sus promotores no encuentren pueblo para que vaya a sus actos.
Después de su azaroso desempeño en la aprobación del Plan B electoral de AMLO en el Senado, Ricardo Monreal es posible que aproveche estos días de inactividad política para recuperar respiro y ritmo electoral porque para muchos salió mal parado a pesar de que al final votó en contra.
Por ahí lo despidieron el fin de la semana pasada con cartas abiertas muy agresivas y columnas periodísticas muy críticas luego de que Jesús Zambrano y los líderes de las agrupaciones de Va por México, e incluso personajes como Germán Martínez del Grupo Plural, lo tildaron de tibio y de hacerle el juego antidemocrático a López Obrador.
No pocos expresaron su desencanto con el zacatecano de quie´n, dijeron, esperaban una determinación más contundente frente al Plan B electoral de AMLO que significa, afirman, una abierta agresión a las libertades y al libre voto de los mexicanos.
Incluso el emblemático Porfirio Muñoz Ledo consideró al Plan B como un golpe de estado de parte del propio Presidente de la República.
Monreal, afirman analistas, deberá realizar un gran esfuerzo y trabajo de convencimiento para alcanzar de nuevo la posición que ya había logrado para ser aceptado como prospecto real frente a la contienda presidencial del 2024.
En este contexto, en el que grupos importantes dentro de Morena, sobre todo quienes apoyan a Claudia Sheinbaum lo golpean y descalifican a diario, el zacatecano podría retraerse durante enero para reaparecer en febrero, al inicio del primer período legislativo de 2023, para tramitar importantes nombramientos pendientes en organismos e instituciones autónomas.
Sin duda volverá a subir la presión política cuando en la Cámara de Diputados se reciban las minutas del Plan B que fueron reformadas en la Cámara de Senadores y a las que ahora se pretende agregarles más temas y cambios.
Todo ello correrá al parejo del inicio de la campaña electoral en el Estado de México y en Coahuila que llevará a los partidos y fuerzas en contienda a tomas las tribunas del Senado y la Cámara de Diputados como cajas de resonancia de esos comicios.
Un tema para entonces será el acuerdo que alcancen PAN, PRI y PRD para presentar candidatos y gobiernos de coalición en esos dos estados.
Otro plano será en el que se mueva el presidente Andrés Manuel López Obrador quien, afirman los miembros de Va Por México, se va a meter de lleno a las elecciones en esas entidades.
Sobre todo ahora que su reforma electoral y su Plan B no fructificaron y no alcanzaron a impactar en una disminución de consejeros y en la anulación de áreas completas del INE.
Como todo el Sistema electoral junto a todas sus instituciones y leyes y reglamentos operarán como si nada hubiera pasado, líderes de Va por México y otros dirigentes políticos, así como analistas, creen que López Obrador aprovechará su facultad de recortar presupuestos y de lanzarse desde sus mañaneras para ahogar financieramente al INE, al Trife y a los partidos políticos y para descalificar y poner en duda la limpieza y equidad los comicios en Estado de México y Coahuila.
Todo, afirman, está adelantado para este gran intervencionismo de López Obrador que no será más que la preparación de escenarios que luego aplicará en los comicios de 2024, que están proyectados sean los más grandes e importantes en toda la historia del país.
En 2024 no sólo se elige a un nuevo Presidente de México, sino a 10 gobernadores, 128 senadores y sus suplentes, 500 nuevos diputados federales y sus suplentes, varios congresos estatales, cientos de alcaldes y sus regidores.
Las proyecciones de estos comicios a partir de los intentos de AMLO por disminuir al INE, desaparecer los Oples estatales, disminuir el Tribunal Electoral y modificar en más de un 60 por ciento las leyes y normas que nos conducen, advierten –dicen los dirigentes políticos y los analistas-, a una importante alteración de esas elecciones muchas de las cuales podrían quedar sin calificar por falta de personal calificado.
En este previsible escenario cobrarían especial relevancia la presencia y actuación de los observadores electorales internacionales que serían quienes se encargarían de calificar al final las elecciones del 2024.
En especial serían determinantes si es que el candidato único de la oposición gana la presidencia y AMLO intenta desconocer los comicios para designar un presidente interino encargado de preparar elecciones presidenciales extraordinarias, personaje que sería sin duda uno de sus más cercanos colaboradores.
Todo ello es lo que sin duda se comenzará a preparar, sea lo que vaya a ser, este fin de año en este período de descanso e inactividad pública de dirigentes e instituciones políticas.
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