Esquivel, la última gran lección de 2022, y lo que no debemos tolerar en 2023

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Pues sí, no hay plazo que no se cumpla y el de Yasmín Esquivel vence hoy. Junto al de ella, se vence el de México.

Sé que en este país hay cabida para las mayores aberraciones, y que hay quien cree que Esquivel no sólo puede esquivar las consecuencias de plagiar una tesis de la UNAM, sino ser elegida como presidenta de la Suprema Corte.

Yo y muchísimos más, no vemos cómo pueda ocurrir tal cosa. Y no lo vemos porque simplemente el futuro de México está de por medio en esa designación… y en el castigo de ese plagio.

No lo vemos porque creemos en el rector de la UNAM Enrique Graue quien el sábado pasado, unas horas antes de finalizar 2022, dijo:

“La Universidad Nacional Autónoma de México goza de la confianza de la sociedad mexicana y ello es una de sus principales fortalezas. La verdad está en la esencia de la UNAM y constituye un valor fundamental de nuestro actuar y de nuestro quehacer. Por estas razones, en mi calidad de Rector, no acepto que derivado de disputas ajenas se vulnere el prestigio y la honorabilidad de la Universidad“.

Previo a este comentario el mismo rector había explicado que nadie debía extraviarse en este asunto del plagio cometido por Esquivel, que ella simplemente copió y reprodujo la tesis del ahora abogado Edgar Ulises Báez Gutiérrez quien con ese trabajo universitario se graduó un año 2 meses antes que Esquivel.

Así Graue confirmó la denuncia hecha pública por Guillermo Sheridan, quien fue el que destapó este escándalo hace menos de un mes.

A partir de entonces Yasmín Esquivel, quien ostenta ilegalmente el cargo de ministra de la Suprema Corte, ha intentado negar el plagio del que obviamente es culpable, a través de una serie de chapuzas.

Entre otras dijo tener una declaración notariada del abogado Edgar Ulises Báez Gutiérrez aceptando haber plagiado la tesis de ella. El abogado negó haber aceptado tal cosa y reiteró que su tesis es la original y que quien la copió fue Esquivel.

Con todos estos datos, y muchísimos más, el Pleno de la Corte deberá elegir hoy a su nuevo presidente cargo que evidentemente no será ocupado por la plagiaria Esquivel.

Al presidente saliente Arturo Zaldívar lo sustituirá alguno de los siguientes ministros: Norma Piña, Alfredo Gutiérrez, Alberto Pérez Dayán o Javier Laynez, pero no la esposa del empresario José María Riobóo.

 

MONREAL, LA SCJN, GARANTE DEL RESPETO A LA CONSTITUCIÓN

Quien ayer salió a fijar posición, con la obvia intención de ser escuchado por los ministros que integran el Pleno de la Suprema Corte -pleno que deberá elegir hoy a su nuevo presidente-, fue Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, una cámara que es la encargada de designar a los ministros del poder Judicial:

“Como parte del Senado, corresponsable de seleccionar a las y los ministros, deseo que la elección de quien encabezará la SCJN se realice con plena autonomía, y favorezca su desempeño como garante del respeto a la Constitución. Son enormes los desafíos que enfrenta este poder”.

No era necesario que el zacatecano les dijera a los ministros de la Corte que si se dejan presionar por el presidente Andrés Manuel López Obrador para designar a Yasmín Esquivel, estarían metiendo no a la SCJN al peor de sus desprestigios, sino a México a una pérdida de confianza internacional sin precedentes y de gravísimas consecuencias.

 

REGRESÓ LULA

Quien convocó ayer la atención de todos los medios internacionales, fue Lula da Silva, quien llega por tercera vez a la presidencia de Brasil.

A la toma de posesión asistieron no sólo la mayoría de los mandatarios de América Latina -quizá sólo faltó usted YSQ-, sino unos 8 millones de los 215 millones de habitantes que tiene Brasil.

Ante todos ellos Lula leyó un discurso de unas 15 cuartillas que se resumen en un solo pronunciamiento: vamos a rescatar y recuperar a esta país.

La diferencia que tiene Lula del resto de los mandatarios de la región es que él ya demostró que pudo sacar a 37 millones de ciudadanos de la pobreza para incorporarlos a las clases medias, y construir a la vez un desarrollo que colocó a Brasil como la primera potencia económica del continente.

Horas antes de este evento, el todavía presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro huía hacia La Florida, Estados Unidos, para refugiarse en el complejo hotelero propiedad de su amigo el expresidente Donald Trump.

La reconstrucción y recuperación de Brasil, dijo Lula, incluye restablecer lo que él creó y puso en operación en sus presidencias anteriores y que beneficiaban a los brasileños, y que fue desechado en las presidencias siguientes.

Algo que se antoja podrá ocurrir en México luego de la elección presidencial de 2024, si gana la oposición, como no pocos desean y buscaran lograr.

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