El Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández llamó a “respetar los tiempos electorales”. Se lo dijo a los jugadores de futbol que le enviaron saludos vía TikTok: Giovani dos Santos, Braulio Lunay Miguel Layún.
Pero también sonó a mensaje hacia sus contrincantes internos a la candidatura de Morena a la Presidencia de la República: Claudia Sheinbaum Pardo, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México; Marcelo Ebrard Casaubón, Secretario de Relaciones Exteriores; y Ricardo Monreal Ávila, senador. Algo así como un ‘te lo digo Juan para que lo entiendas Pedro’.
Aunque fue más en el contexto de los futbolistas que se sienten “Agusto”, cuyo saludito dista de la casualidad y de la espontaneidad. Como en política nada es casualidad, sino todo causalidad, pues entonces se inserta en acciones propagandísticas para posicionar a López Hernández en el ánimo de la ciudadanía rumbo a la sucesión presidencial.
En el contexto que sea, con qué autoridad Adán Augusto pide a la ciudadanía en general (en alusión también a diversas muestras de apoyo recibidas en distintas entidades) evitar mensajes o propaganda, que se haga uso de su nombre, imagen o cargo público, cuando él mismo ocupa sus propias redes sociales para promocionarse veladamente.
Y ni tan veladamente, porque subió un video en el cual se alude que “entablar diálogos ciudadanos es una forma de conocer la voz del pueblo”, en los cuales se medio se ven (pero se ven) mantas blancas con letras rojas con la leyenda “Que siga López”…. “estamos Agusto”. Eso ¿qué es?
Anda en gira por todo el país, incluso inaugurando obras…claro, en representación del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Así, no hay piso parejo, ni interna ni externamente. Y tampoco se respetan los tiempos electorales.
Las “corcholatas” morenistas se disputan la ventaja interna para cuando llegue el momento de la ‘encuesta’. De hecho, unas ya le llevan ventaja a otras. No es lo mismo ser Secretario de Estado del gabinete federal, que titular del Ejecutivo de entidad federativa o que senador.
Aunque en todos los casos disponen de recursos públicos a manos llenas. Tan solo el cargo por si solo los coloca en el debate nacional, les de amplio foro mediático.
¿Cómo será entonces frente a los cuadros de oposición que aspiran a la Presidencia de la República? Porque tampoco es lo mismo ostentar cualquiera de los cargos anteriores, que estar en la banca, o desempeñar algún cargo partidista o cargo público menor.
Vaya, se entiende el ánimo de Adán Augusto, de Claudia, de Marcelo, de Monreal, de ganar la candidatura morenistas, lo inentendible son los dobles discursos de los protagonistas de la “Cuarta Transformación”; prácticamente siguen los mismos guiones electorales priistas.
Ni quien crea la espontaneidad de los futbolistas, ni en la aparición de los “Marcelitos”. Ya ven que los seguidores de Ebrard sacaron muñecos de peluche del canciller, de quien, por cierto, dicen que ya anda desbancando Sheinbaum en las preferencias electorales.
Las ‘corcholatas morenistas’ se están exponiendo demasiado confiados en la reforma electoral del Plan “B”, la cual no ha sido aprobada del todo (aunque ya entraron en vigor algunas disposiciones aisladas), pero si llegado el momento procesal la impugna algún actor político y la Corte le da para atrás, el INE y el TEPJF les pueden pegar tremendo susto.
En fin, la militancia partidista tiene permitido realizar diversas actividades políticas, pero a las ‘corcholatas’ guindas ya se les está pasando la mano en cuanto a la falta de respeto a los tiempos electorales. Ni siquiera tienen estrategia para hacer proselitismo sin que se note, son obvias como ellas solas.
MARÍA ELENA
Una estela de dudas deja la decisión de un de un juez de cambiar la prisión preventiva por la domiciliaria a Juan Antonio Vera Carrizal, presunto agresor intelectual de la saxofonista María Elena Ríos, a quien habría mandado rociar con ácido; ataque que dejó serias huellas a la joven cuya vida estuvo y está en peligro.
María Elena acusa “audiencia maquillada” y “acuerdo” en la aprobación de medios de prueba presentados por el imputado para argumentar encontrarse enfermo.
Razones le sobran a María Elena para dudar de la decisión del juez. No se trata de cualquier imputado, sino de un ex diputado priista que ensanchó su fortuna al amparo del poder y de alguien que la marcó para siempre.
El ex legislador representa un peligro para María Elena, y también para las mujeres en general; evitarle la prisión preventiva es un mal precedente para los feminicidas.
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