Furioso por haber conducido al INE a una confrontación directa con el presidente López Obrador, el consejero electoral Lorenzo Córdova Vianello liquidó el proceso de apertura política en el ámbito electoral que comenzó con la reforma de 1977 porque las quejas legales para frenar el Plan B destruyeron la viabilidad del Instituto Electoral.
De organismo autónomo, el INE está dando el salto con Córdova a un poder autónomo no legal equiparable e inclusive superior al poder legislativo que personifica la soberanía popular, define el régimen de gobierno representativo y es el único con capacidad de decisión legislativa en función de las mayorías absolutas o calificadas.
Las demandas legales del INE de Córdova ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para bloquear o abrogar las reformas legales en materia electoral que aprobó la mayoría de diputados en la Cámara se centraron en los cambios que afectaban el funcionamiento burocrático del Instituto; es decir, se trataron de demandas para proteger la estructura elefantiásica del organismo electoral que avanzó un poco en su función central de defensa del voto.
Las demandas del INE ante la Corte fueron impulsadas por una alianza político-electoral entre la actual dirigencia en retiro del Instituto, el bloque político conservador encabezado por la Coparmex y el empresario Claudio X. González y el grupo del PRIANREDE en camino los tres de definir un candidato presidencial opositor a Morena.
El largo y lento proceso de reforma política por goteo comenzó en 1977 con un nuevo sistema de partidos que legalizó al Partido Comunista Mexicano, pero al mismo tiempo permitió el juego perverso del Poder Ejecutivo para inventar y desaparecer partiditos coyunturales que han dividido el voto opositor y beneficiado al PRI.
El organismo electoral que se hizo añicos por el fraude de la Comisión Federal Electoral de Manuel Bartlett Díaz en 1988 para beneficiar a Carlos Salinas de Gortari tuvo una evolución en dinámica de autonomía relativa para construir un organismo gigantesco y burocrático sólo para organizar elecciones, aunque, ante la incapacidad de los partidos, asumió la facultad arbitraria de convertirse en instancia que ha definido el tipo de democracia procedimental, autoritaria y reglamentada que sólo tuvo éxito cuando la oposición logró ventajas electorales cómodas, pero que arrastró irregularidades porque todos los consejeros presidentes del INE fueron producto de juegos perversos de poder de los presidentes en turno.
La reforma electoral del presidente López Obrador –en sus versiones A y B– buscó circunscribir al Instituto Electoral a su función estricta de organizar elecciones, quitándole facultades burocráticas y reconociendo que el INE estuvo en el centro del fraude electoral de 2006, de las irregularidades electorales en el 2012 que beneficiaron a Peña Nieto y en el acotamiento estricto de la expansión político-electoral de Morena y el INE de Córdova y Ciro Murayama Rendón no se sometió al mandato de régimen del poder legislativo y acudió a la Corte a defender su estructura de intereses de burocracia dorada.
Lo que está en el fondo de las denuncias del INE de Córdova ante la Corte no es la autonomía del organismo electoral, sino el mantenimiento de una estructura de privilegios burocráticos, aunque también la intención de las demandas de anticonstitucionalidad quiere reforzar la actual estructura del Instituto para seguir manejando el proceso electoral sin interferencia de ninguna autoridad. Es decir, la furia de Córdova se resumió en el enojo por la pérdida de los mecanismos que permitían la designación de consejeros y consejeros presidentes a partir del grupo intelectual de José Woldenberg y el Instituto de Estudios para la Transición a la Democracia. Y el enojo de Córdova fue contra el relevo del Secretario Ejecutivo Edmundo Jacobo Molina que había sido entronizado por Córdova de manera ilegal por adelantado para que la Secretaría Ejecutiva –y no el nuevo consejero presidente y el renovado Consejo Electoral– opere las elecciones presidenciales del 2024 en contra del candidato de Morena, por la sencilla razón de que se dio ya una alianza electoral estratégica del INE con el PRIANREDE y con el bloque Coparmex-Señor X que están funcionando para poner candidato opositor a la presidencia.
Es decir, el INE de Córdova se convirtió en partido político-electoral.
Córdova traicionó el proceso de reformas políticas de distensión electoral y liquidó la viabilidad del INE obligando a la creación lo más pronto posible de un nuevo organismo electoral.
Política para dummies: la política es el patíbulo de la política.
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