Hay premisas que contextualizan el título de esta entrega. Para empezar, México no es una isla ni la católica les es una religión indiferente a, ni su dirigente fallecido le es ajeno. Por otra parte, la separación Iglesia-Estado no impide asistir a funerales del jefe del Estado Vaticano, cabeza de la iglesia mayoritaria mundial y mexicana, que específicamente es la de aquí la segunda en tamaño en el mundo. Hay relaciones diplomáticas vigentes entre ambos estados y en tales exequias no sobraba Sheinbaum, quien no tiene que esconderse de los foros mundiales porque ni es perseguida ni dictadora ni teme una detención y sí goza de amplia popularidad; y despierta curiosidad y cierta consideración por la forma en que ha capoteado a Trump. Es de las pocas mujeres gobernando. Ir al funeral del Papa era la ocasión propicia de acercamientos, de conocer y conocerla en un espacio neutro irrepetible y favorable.
Haber desaprovechado la oportunidad significó tener un liderazgo desperdiciado. Era una magnífica oportunidad de dar visibilidad a su liderazgo, la desaprovechó y marca una pauta que, amén de que la corrija, habla de desconocimiento de la dinámica mundial sin ánimo de rectificar sobre los temas mundiales, desestimándolos, apostando, en consecuencia, por un aislamiento o, peor, por no ponderar los temas internacionales.
Es erróneo decir que primero México y ya luego veremos el mundo. Como lo es suponer que en Roma no se jugaban intereses mexicanos o que no nos importa el mundo.
El actual gobierno presume de que somos la 12da. economía mundial, como lo señaló el FMI. Presume las cifras de 47 millones de turistas internacionales o la buena recepción al concepto ‘México’ en el mundo. Es un país convocante. Además, los medios afines exaltan qué medios y líderes mundiales admiran a Sheinbaum y su postura ante Trump. Siendo todo eso verdad, no se explica ni se justifica la ausencia de la presidenta de México en un evento de envergadura mundial, ya que su ausencia demerita el peso de México en el mundo. Fue un error garrafal equiparable al de haber cancelado la participación de México en la Exposición Universal de Osaka 2025. ¿Estamos apostando por aislar a México partiendo de la equivocada idea de que en el mundo no tenemos intereses o son menos?
Desde luego, era indiferente que sea judía no practicante. Trump no es católico y ahí andaba. El mensaje enviado es que el mundo no nos importa y que solo asistirá la presidenta a escenarios cómodos para ella (los aplausos en la Celac) no valorando que lo importante es preservar los intereses de México o su buen sentir. En Roma quizá no habría aplausos, pero sí habría intereses de México por cubrir y eso era lo trascendente. Enviar a ¿Rosa Icela qué? una desconocida en el ámbito internacional, con la que los demás jefes de Estado no acordarán nada. Ellos buscan a sus pares, no a sus segundones. La dinámica en Roma sería distinta a Celac y lo fue.
Y resulta contradictoria esa política desestimando al mundo. Sheinbaum buscó foto con el Papa, López Obrador lo elogiaba. Hubiera ido al funeral. Ella invitó a ciertos representantes a su toma de posesión y así advertía tener idea del mundo, que lo ponderaría y sería más proactiva en primera persona interactuando con el mundo. No como su predecesor. Parecía que no todos los mexicanos se miran al ombligo sin ver al mundo. Veía mundo y tomaba conciencia de tal, nos pareció. López Obrador pudo seguir su idea de “primero México, luego el mundo” por apoyarse en Ebrard y Bárcena con magnífica visión de mundo. Sheinbaum no tiene esa dupla. El gris Juan Ramón de la Fuente la ha mal asesorado. Como si no hubiéramos aprendido de los Videgaray y demás fauna.
Pese a que el romano pontífice dispusiera un funeral discreto, la muerte del papa Francisco pasó de anécdota a un crescendo con la participación en sus funerales confirmada por delegaciones de alto nivel. La reacción de Sheinbaum fue equivocada: no asistir. Equivocada por todo lo ya enlistado. El error se ahondó mientras transcurrían los días y se perfilaba una verdadera cumbre mundial en Roma. La presidenta no rectificó y envió a la ilustre desconocida en escenarios mundiales de Rosa Icela Rodríguez. El argumento dado para no asistir si enciende focos rojos –si voy me critican, si no voy, igual– que demuestra insensibilidad o ignorancia a los acontecimientos mundiales. Eso no es positivo. Argumentar guiarse por la crítica suena extraño. Y la tecnología le permitía ir y regresar de Roma con cierta facilidad. No como en siglos pasados.
Las consecuencias de la crítica son distintas según su sentido. No ir era perder oportunidades diplomáticas que suelen darse y de alto nivel. Ir, era aprovecharlas. No ir, ha sido en demérito de México. No importan las críticas, es figura pública y se sabe expuesta a ellas como para normar en ello su proceder. Y menos ella, que Sheinbaum no es novata en política y no se mueve por popularidades. ¿Criticarla? no era ella besando la mano del Papa como hizo el panista Fox, indebidamente. Allá no sería ella perdiendo las formas como él en el funeral de Juan Pablo II, fotografiando con el celular el paso de su féretro delante de sí. Era asistir y estar presente donde pasan las cosas y un magnífico momento para conocerse lo mismo con Trump a esperar un viaje a Washington, se dé o no.
Nuestro embajador ante la Santa Sede, Barranco, complicó las cosas. Si viera la sonrisa diaria de la presidenta en la Mañanera, vería que sus palabras no casaban con la realidad. Decir que ella no acudió por los delicados problemas que enfrenta México fue un desatino. Sheinbaum no distrae nada con ir. Quién sabe quién instruyó al diplomático a que dijera eso.
La semana pasada en sus conferencias, la presidenta dijo que la gente está orgullosa de “lo que representa México en el mundo”. Pues eso, haber ido a Roma, que hubiera sido muy adecuado verla en semejante encuentro mundial. Haciendo visible a México. Y las críticas a Sheinbaum aquí apuntan a no repetir las alharacas opositoras, que eso son.
Y cerramos con los disparates vertidos en la radio por Roberto O’Farril. Desatinos que no es que sorprendan, pero son lo más granado de contrargumentos opositores que apenas encubren ser antimorenista y no comulgar con Francisco. Decía que era ir a dar el pésame. ¿A quién? ¿a los familiares del Papa? La palabra es condolencias, en dado caso. Decía que debía ir por tener relaciones diplomáticas. No. No es una condición. Solo lo facilita. Nada más. Decía que era ir a postrarse ante el muerto. No, se acude a un funeral de Estado, no a postrarse. Son dos países independientes y soberanos, México y la Ciudad del Vaticano, cuyo titular ha muerto, y no implica postrarse ni físicamente ni en sentido figurado. No fue correcto que Fox besara la mano papal si no hubo correspondencia. O’Farril va perdido.
O’Farril sostuvo que de no acudir (Sheinbaum, sin mencionarla) se ganaría el repudio mundial por no ir. Qué tontería. Desde luego que no es así. Nunca lo ha sido. Son decisiones soberanas. Otra es cosa es que sean o no, las correctas. Nada más. Y repasando los nombres de los cardenales conservadores y que fueron retadores de Francisco casi hasta la herejía, el sujeto se calló el nombre de los progresistas en su dicto análisis del Cónclave. Dejó relucir de qué pie cojea el comentarista.
Pero para tonterías mayúsculas la leída en las redes. Un sujeto enlista las nacionalidades de los papas. Otro pone que los 3 países más católicos, México uno de ellos, no tienen ni uno porque viven en la violencia. Y se comportan conforme a ella y no conforme a los cánones católicos. Vaya rebuzno. O sea, que la Alemania de episodios nazis o Francia o España o la misma Inglaterra que los tienen en su haber, han sido solo sacratísimas y solo rezadoras y por eso tienen paisanos que fueron papas. Anda ya.