El análisis de los autodenominados organismos autónomos del Estado debe partir del hecho de que nunca han sido ajenos al Estado. El actual modelo de organismos autónomos del Estado fue una estructura creada por Carlos Salinas de Gortari en 1979-1994 al pasar el viejo Estado priísta como representante de las clases sociales no propietarias (Revolución Mexicana) a un Estado autónomo neoliberal de mercado (Theda Skocpol) en poder de una élite tecnocrática.
Un caso simbólico es el INE actual, que nació como IFE en 1990 a propuesta del presidente Salinas de Gortari: fue un aparato del Estado y su primer presidente fue hasta 1996 el secretario de Gobernación, una especie de Comisión Federal Electoral tipo Bartlett, aunque con nuevos-viejos rostros. En 1996 el presidente Zedillo mantuvo la estructura y sólo sacó al gobierno de los cargos, pero controlando el Instituto a través del mecanismo legislativo de designación de consejeros ciudadanos.
El IFE-INE nunca ha sido ciudadano. El primer consejero presidente fue José Woldenberg, salido del aliado salinista Grupo (A)Nexos de Aguilar Camín (fue director de la revista 2004-2009) y militante de una izquierda socialista aguada con espacios universitarios y no en la clase obrera. Luego llegó Luis Carlos Ugalde en 2003 por un acuerdo del presidente Fox y el PAN con la maestra Elba Esther Gordillo como poder magisterial-electoral, para responder a la elección presidencial del 2006 que ganó, por milímetros, el panista Felipe Calderón, en medio de impugnaciones de López Obrador. Leonardo Valdés Zurita (2008-2014) fue posición del PRD de Los Chuchos ya arreglados con el PRI de Peña Nieto a través del Pacto por México.
Lorenzo Córdova Vianello era consejero electoral, por reglamento no podía repetir, pero una maniobra leguleya peor que la de Félix Salgado Macedonio lo incrustó como consejero presidente por un acuerdo PRI-PAN en 2014, fruto del Pacto por México del PRIANREDE. Las decisiones de Córdova Vianello y sus escuderos, en este contexto, responden a los intereses antilopezobradoristas de los grupos que violentaron las reglas electorales para dejarlo en el INE, incluyendo la violación a las leyes contra la discriminación que Córdova Vianello violó y que ameritaban su cese fulminante; en los hechos, Córdova Vianello fue sostenido en el cargo en 2015 por decisión de Peña Nieto y del PAN, a cuyos intereses hoy representa en contra del grupo de López Obrador.
Los consejeros electorales nunca representaron a la ciudadanía y han terminado en partidos o agrupaciones ideológicas definidas: Miguel Angel Granados Chapa, Santiago Creel Miranda, José Agustín Ortiz Pinchetti, José Woldenberg, Jesús Cantú Escalante, Alonso Lujambio Mauricio Merino, Emilio Zebadúa, Juan Molinar Horcasitas y muchos otros.
Por lo tanto, el INE fue un aparato político controlado por la élite partidista y de grupos de poder. Los consejeros son designados por la Cámara de Diputados a través del partido mayoritario en turno y vía acuerdos de reparto del poder. Además, el consejo general tiene asientos para representantes de partidos políticos y representantes legislativos por partidos. Sí, el INE es un organismo electoral operado por una sobrerrepresentación de partidos, en función de sus intereses.
De ahí la conclusión, en el ejemplo del INE; que los organismos autónomos del Estado siguen formando parte del Estado, tampoco son ajenos a los controles y compromisos con el gobierno en turno que los designó vía su partido legislativo y en sus decisiones no piensan en función del proceso electoral democrático, sino de los intereses de los grupos que los encaramaron en esa posición y los sostienen con sus votos.
La decisión de Salinas de Gortari de inventar el IFE como organismo colegiado subordinado a Gobernación fue el pecado original del INE actual; hoy el organismo se controla vía los partidos en el congreso. Por eso es que Morena tiene todo el derecho, en función de su mayoría, de mantener o deshacer el INE y de construir otro organismo electoral en función de sus intereses, así como Salinas y Zedillo y su aliado Woldenberg y Aguar Camín lo hicieron en 1990 y 1996.
La ciudadanización del INE es un mito; hoy el organismo electoral es un cacicazgo político de Woldenberg, al grado de que todo su equipo de 1990-2003 sigue al frente del organismo, comenzando con sus entonces asesores oficiales –jóvenes veinteañeros– Córdova Vianello y Ciro Murayama Rendón. Y la intención de López Obrado es desalinizar, deswoldenbergizar y desanexar al INE.
Política para dummies: La política es de quien la trabaja.
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