Lorena, campaña con lavado de dinero; renuncia, motivos de Martha Guerrero

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¿Qué hay detrás de la renuncia de la delegada nacional de Morena en Tlaxcala?

Los electores necesitan una explicación de la candidata Lorena Cuéllar.

A unos días del cierre de campaña, la senadora Martha Guerrero optó por retirarse de la contienda. Pero más allá de los argumentos políticos que mencionó en su carta, existen razones de mayor peso.

La senadora quedó tan asqueada de la corrupción interna y del manejo de dinero sucio para la compra de votos y la venta de candidaturas que prefirió retirarse a tiempo a sabiendas de que la candidata Lorena Cuéllar podría ser sujeta de un proceso penal en su contra por el caudal de delitos en los que ha incurrido.

La campaña de Lorena Cuéllar debe ser fiscalizada no solo por las autoridades electorales sino por la Unidad de Investigaciones Financieras y la Fiscalía General de la República: una campaña que huele a lavado de dinero.

En su renuncia la senadora Guerrero Sánchez acusó a Cuéllar de “controlar todo” y “no respetar las decisiones cupulares”.

“Me voy porque no quiero ser cómplice de esta mafia”, confió Guerrero Sánchez a sus más cercanos. En su carta dirigida a la dirigencia nacional, la dimitente exhibe así a la candidata de Morena:

“Me queda claro que las decisiones para definir todas las candidaturas y el resultado de las elecciones en Tlaxcala se toman en otro lado… por todo ello, he tomado la decisión de retirarme y renunciar a la designación de Delegada Nacional de Morena en Tlaxcala. No quiero ser obstáculo ni pretexto de los resultados”.

Sin embargo, la principal razón de la renuncia de la senadora Martha Guerrero fue el tema de los malos manejos de dinero en las campañas de Morena en Tlaxcala. Dinero sucio a raudales que merece ser investigado por las autoridades financieras.

Tan grave es la crisis interna de Morena en Tlaxcala que muchos cuadros políticos, incluidos alcaldes, diputados y líderes han renunciado a ese partido.

Lorena Cuéllar simplemente es impresentable.

A la hora del debate los participantes tienen mucho que preguntar y debatir sobre este tema.

Morena en Tlaxcala es un cochinero.

La derrota de Cuéllar está destinada al fracaso no sólo por la pésima estrategia sino por la corrupción que impera en el partido.

Como sabemos, en dos semanas más habrán de concluir las campañas para la renovación del Congreso y 15 gubernaturas. En total se disputan más de 20 mil cargos de elección popular. A punto del cierre de las cruzadas electorales viene la segunda vuelta de los debates.

Con qué cara podrá hablar Lorena Cuéllar en el debate. Como ella, la mayoría de estos candidatos de Morena son unos verdaderos pillos, que además de cínicos son unos perversos.

Pero, en fin, en el marco del respeto y la civilidad de los debates, sobran los argumentos para hacer trizas a los candidatos de Morena. Cortados por las mismas tijeras, los candidatos de Morena actúan como meros muñecos. Son ventrílocuos de Obrador quien no necesita halar con el vientre para modificar su voz, los candidatos repiten las mismas estupideces: no tienen argumentos ni aportan nuevas perspectivas. Recurren al expediente del “pueblo”. Y mucho menos están preparados para el intercambio de ideas.

Con seguridad el público de Tlaxcala verá en el segundo debate a Lorena Cuéllar trepada en un banco o montada en unos zancos tratando de dar clases de moral y de “ética”, pero es incapaz de conectar el cerebro con la lengua para poder expresarse siquiera en un mínimo de treinta segundos, ya no digamos un largo e improvisado discurso.

Cuéllar no tiene siquiera la mínima empatía con la gente. Eso explica por qué ha fracasado en sus anteriores disputas electorales.

Para desgracia de los tlaxcaltecas es lamentable el nivel de los candidatos (seis mujeres y un hombre, éste último el peor de todos los aspirantes).

Ya sabemos que la estrategia del gobierno obradorista es polarizar el voto y generar la abstención, pero aún con todo esto Anabell Ávalos de la coalición “Unidos por Tlaxcala” ha logrado imponerse. Habrá que esperar el debate y cerrar su campaña con el mismo brío.

Quizás la noche de este domingo en el segundo debate asistamos al funeral político de Lorena Cuéllar, cuyo epitafio se encargará ella misma de escribir con sus incongruencias.