Eugenio Nasarre
Hoy en Cabeza del Buey -como ya informó El Imparcial- la profesora Teresa Freixes recibe el I Premio Nacional Muñoz-Torrero a los valores democráticos y constitucionales. Todo lo que sucede hoy en Cabeza de Buey es como una constelación de aciertos, lo que en la España de nuestros días nos debe llenar de satisfacción y compensar, de alguna manera, otros sinsabores.
Es un acierto, en primer lugar, que el ayuntamiento de este pueblo extremeño haya querido honrar la memoria de uno de sus hijos, Diego Muñoz-Torrero, clérigo ilustrado y gran jurista, que, como diputado por Extremadura, fue personaje principal en las Cortes de Cádiz y en la elaboración de la Constitución de 1812, precisamente creando la Fundación que lleva su nombre con el fin de propiciar el fomento de los valores y principios constitucionales y democráticos.
El segundo acierto es que, entre las actividades de la Fundación, se haya creado este Premio Nacional para reconocer a quienes se hayan destacado en la defensa y promoción de los valores democráticos y constitucionales en el seno de la sociedad española.
Antes de referirme al tercer acierto -que es el objeto central de estas líneas-, me importa subrayar que veo en esta feliz iniciativa algo a lo que Ortega se refería en “la redención de las provincias”. Porque los impulsos para la regeneración de nuestra democracia, para hacer vigoroso el “sentimiento constitucional” que tanto necesitamos, tienen que venir “de las provincias”, más en concreto, como precisaba Ortega, de la vida local, de los municipios, que han sido en nuestra historia el baluarte de las libertades y de la conciencia nacional. Que un municipio extremeño conceda el Primer Premio Muñoz-Torrero -y lo llame “Nacional”- a una profesora catalana, que, más allá de sus sobrados méritos académicos, en los últimos tiempos se ha convertido en referencia de la defensa de la “España constitucional” frente al golpismo y secesionismo, es un hecho, al que no podemos despojar de un alto valor simbólico.
Porque he aquí el tercer acierto: la decisión del Jurado de otorgar este Primer Premio precisamente a la profesora Teresa Freixes. Catedrática de Derecho Constitucional en la Universidad Autónoma de Barcelona desde 1993, su trayectoria y producción como jurista es de gran relevancia no sólo en las materias propias de su especialidad sino por un hecho decisivo en su biografía intelectual: descubrir, desde tiempos tempranos, el imprescindible engarce del “orden constitucional” español con el nuevo “orden jurídico europeo”, que se iba fraguando en el fecundo proceso de integración europea, en el que España había decidido en 1985 vincular su destino. El europeísmo de Teresa Freixes es de razón y de convicción, o mejor dicho, de una convicción razonada. La Europa Unida, cuya cabal concepción es “compartir soberanía” entre los Estados miembros, sólo será viable si posee un “orden jurídico” vigoroso sustentado en los valores con los que se construyó (la libertad, la democracia, la justicia y la solidaridad). A esta compleja tarea ha dedicado la profesora Freixes sus saberes, participando en todos los foros en los que este camino se ha ido abriendo paso. De ahí su cátedra Jean Monnet ad personam, con la que se le ha reconocido.
Pero lo que caracteriza a Teresa Freixes es su “patriotismo constitucional”, entendido éste en su más genuino sentido. Y es esta perspectiva, intelectual y vital al mismo tiempo, la que explica mejor todo su compromiso en defensa de la “España constitucional” en medio de la vorágine y de la locura que el independentismo ha desatado en buena parte de la sociedad catalana. Teresa Freixes ha sufrido (y sigue sufriendo) el clima de odio y de coacción que ha prendido en las diversas facciones del independentismo. Ante la hostilidad, su ejemplar respuesta ha sido la firmeza serena, la no claudicación, el no apaciguamiento, cuando están en juego valores tan fundamentales como la libertad, la razón, el Derecho, la justicia. Y no ha utilizado otras armas que la palabra y la pluma en la defensa de un orden jurídico, nuestra Constitución y el “Tratado constitucional” de la Unión Europea, que es el baluarte de nuestras libertades.
Teresa Freixes es una patriota de la España constitucional. El reconocimiento que hoy le otorga Cabeza del Buey tiene carácter nacional. Porque su compromiso con la Constitución y sus valores ha sido al servicio de todos los españoles.
Ex diputado a las Cortes Generales
Publicado originalmente en elimparcial.es