Lo mejor que nos pudiera pasar en dos años de este gobierno es decir que no se ha hecho nada pero no es así, todos los números son negativos, estamos estancados y por si nos faltara algo la Organización Mundial de la Salud nos sorprende con un regaño público por el pésimo manejo de la pandemia.
Nos piden seamos serios. En seguridad, en salud, en inversiones, en economía, en educación en todo estamos mal.
Se rompieron inercias pasadas porque intentaron convencer que todos eran corruptos pero no se presentaron alternativas. Lo importante para el presidente es la rifa del avión y sus proyectos de aeropuerto, de refinería y el trenecito chuchuchu como lo refiere Manuel Bartlett. En México se abre la tierra no para arrojar semillas sino cadáveres.
Miles y miles de fallecimientos al día, por pandemia, por feminicidios, por asesinatos. Nunca antes el registro había sido tan rojo. En economía, por una pésima política de austeridad, la dinámica nacional se estancó y los números empezaron a bajar mientras que el desempleo a subir. Nunca habíamos visto a tanto migrante ilegal solicitando limosna en toda esquina de la CDMX.
Y los burócratas aún con empleo ven reducido su salario en un 20% y son obligados a regresar a la tesorería de la federación su aguinaldo bajo la amenaza de ser despedidos e inhabilitados.
En educación estamos reprobados, sin avances, sin capacitación real a los profesores y exigiendo la eliminación de exámenes de admisión pero muy ocupados y preocupados en que a los niños (varones) se les permita acceder a las aulas con faldas.
Las inversiones toda vez, las extranjeras, alejándose, desconfiando de las políticas públicas, viendo como de plumazo desparejen contratos lo mismo que fideicomisos o cancelan megaproyectos como el del aeropuerto de Texcoco.
A este hay que añadir el creciente número de asesinatos y secuestros. Ni siquiera en el caso del huchicoleo se han dado detenciones importantes, por el contrario, amnistías, preliberaciones y delicados asuntos como el de Ovidio Guzmán. Por cierto, mucho habrá de estirar la detención y liberación del General Salvador Cienfuegos y ahora el proceso de extradición de García Luna.
Qué decir del sector salud, desorganizado, sin apoyos, con desabasto de medicamentos y una evidente ausencia de respeto y trato para enfermos y familiares. Son los médicos y enfermeras mexicanas quienes más han muerto en atención a las víctimas del coronavirus por carecen de los más elementales incentivos.
Aún así, quien sería responsable de la centralización de medicamentos fue visto con el hermano del presidente intercambiando fajos de billetes en un abierto ejercicio de corrupción.
Al cumplimiento del primer año AMLO pidió otro más para dar resultados, ya van dos y México suma más pobres, más marginados, más abandonados. La asistencia no llega a lugares en tragedia como Tabasco pero se premia con nuevos escalafones al sepulturero de la Reforma Educativa y la cancelación de los fideicomisos como Mario Delgado, señalado por muchos en el fraude de la Línea Dorada del Metro. La falta de tino y cortesía de AMLO en relación a Estados Unidos nos deja en franca desventaja.
AMLO y Ebrard apostaron por el perdedor y menospreciaron al ganador. No fueron hábiles, ni políticos, ni diplomáticos y si absurdamente frívolos. Siguen las tomas desafiantes de las casetas de peaje, continúan entorpeciendo el paso de ferrocarriles, hay bloqueos carreteros, sigue la ordeña de combustibles cuando AMLO manifestó que cerrando las válvulas nacionales acabaría con el problema.
Así las cosas, un país que esperamos no se encuentre en agonía con la suma de más meses en las mismas condiciones, creyendo que con amplios presupuestos al béisbol saldremos triunfantes.
No sabemos si nos habrán de pedir más tiempo para generar cambios positivos pero hay muchas familias heridas en su economía, en su patrimonio y en su estabilidad. Si confrontamos discursos presidenciales veremos que no sólo hay contradicciones, falta de seriedad sino un cúmulo de mentiras repetidas una y otra vez.
México está equivocando el rumbo, vamos por un sendero mal construido. 18 años de convencernos en campañas electorales de que estábamos mal para ahora estar peor. Y quien no quiera reconocerlo estará condenado a sufrir con mayor peso las consecuencias.
Conductor del programa Va En Serio mexiquense tv canal 34.2