Quizá parte de la ciudadanía mexicana quisiera entender al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, cuando desde la tribuna de la “mañanera” ataca a personas e instituciones, a veces hasta de su propio gobierno y partido político (Morena).
Científicos, académicos, políticos, periodistas, empresarios, antecesores, clase media, partidos políticos e instituciones electorales han sido blanco de los ‘misiles’. No escapó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que según él “se volvió individualista y defensora de proyectos neoliberales…”
Cuando la máxima casa de estudios ha sido semillero de izquierda, además es donde estudia la juventud del pueblo (como él le llama al conjunto de personas de escasos recursos), y que ha dado a México generaciones de grandes profesionistas.
Es incluso, su Alma Mater. Según la semblanza en Wikipedia, “a los 19 años (de edad, el tabasqueño) se mudó a la Ciudad de México para estudiar la licenciatura en ciencias políticas y administración pública en la UNAM”.
En fin. Pregunta en general: ¿Por qué le da por atacar, por ofender, por lastimar, por dividir? ¿Qué le han hechos mexicanas, mexicanos, para que diario les lance dardos envenenados?
No lo explica a cabalidad de modo tal que la ciudadanía entienda por qué el presidente López Obrador hoy ataca a “X” y mañana a “Y”. Incluso, no han faltado opiniones en contrario de mismos simpatizantes de la “4-T”, a veces de sus propios colaboradores.
Ni los morenistas no han escapado a la costumbre o estrategia del tabasqueño de dividir en vez de unir. Por ejemplo, ahí están las “corcholatas” peleándose por la candidatura presidencial porque al jefe político se le ocurrió destaparlas anticipadamente.
Seguramente a la ciudadanía mexicana en su mayoría le encantaría ver al presidente Andrés Manuel dialogando, conciliando, unificando, respetando; verlo como debería ser: Como el guía de nuestra nación, no como lo que proyecta ser: Un capataz, un franco-tirador, una persona a la cual le causa placer ofender.
Así, la ciudadanía empezará a perderle el respeto.
Porque todos los días abre flancos, si no es con sus misiles verbales, es con sus iniciativas de ley, de las cuales ya no se sabe si son por el bien de México, o por el bien de su proyecto personal de poder. Él mismo da motivos para dudar de sus buenas intenciones.
Ciertamente, en nuestro país ha habido desorden, corrupción, abandono de los sectores marginados y vulnerables. Sin embargo, el remedio no es la ofensa, la descalificación, el ataque; tampoco la normatividad a modo.
A la mitad del camino, AMLO ¿se ha preguntado qué quieren mexicanas y mexicanos? ¿O solo ve con los ojos del poder por el poder?
EL EFECTO DE LOS FLANCOS
En fin, cada flanco abierto puede tener un efecto. Ya ven el abandono de la clase media repercutió en menos triunfos electorales en las elecciones 2021 en entidades bastión como la Ciudad de México.
Y viene la Revocación de Mandato en caso de que se reúna el porcentaje de firmas exigido por la normatividad de la materia. Pero si procede, esa clase media puede volver a expresarse en contra del Gobierno Federal encabezado por AMLO votando porque se vaya de la Presidencia de México.
El mismo riesgo corre respecto del resto de quienes se sientan lastimados con los misiles lanzados desde la tribuna de las mañaneras o con sus iniciativas de ley.
Y si no hay Revocación de Mandato, viene la elección presidencial de 2024. Para entonces, el candidato no será López Obrador (a menos que consiga ir en reelección), ni Morena tendrá la fuerza de 2018; el ejercicio de gobierno habrá desgastado a ambos.
En condiciones así, el voto de castigo puede tener consecuencias. Quizá Morena conserve la Presidencia de la República, pero quien sabe si la gobernabilidad del país y la mayoría en el Congreso de la Unión. En fin.
LUEGO VENDRÁ LA REVOCACIÓN A GOBERNADORES
Prospere o no la Revocación de Mandato al presidente López Obrador, quizá la figura jurídica se convierta en un mecanismo político para quitar gobernadores, gobernadoras.
Y es más fácil revocarle el mandato a la persona titular de Ejecutivo Estatal.
¿Lo pensó Morena cuando llevó a la Constitución Política la obligación de establecer la Revocación de Mandato también para los gobernadores?
Morena será víctima de su propia arma. Porque ahora gobierna más entidades federativas que la oposición en su conjunto.
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