El presidente Andrés Manuel López Obrador no perdona. Eso se ha dicho siempre. Y se confirma con la renuncia de Santiago Nieto Castillo a la titularidad de la Unidad de Inteligencia Financiera (IUF) tras el escándalo en torno a su lujosa y concurrida boda con Carla Humphrey Jordan, consejera electoral del Consejo General del INE.
Una renuncia que no parece voluntaria, sino exigida por el mismo AMLO o por lo menos esperada sin mayor dilación por el mandatario nacional. Caso contrario, en plática en privado, el tabasqueño le hubiese dado una palmadita en el hombro a Santiago Nieto, diciéndole al mismo tiempo: “No pasa nada, olvídate de la renuncia”.
Es más, en el escueto comunicado emitido la noche de este lunes por la Presidencia de la República, ni siquiera se dice que el mandatario aceptó la dimisión, sino simplemente que Nieto Castillo la presentó al jefe del Ejecutivo Federal y punto.
Pero ¿qué es lo que no perdona el presidente López Obrador?
¿El escándalo? ¿Qué la boda se celebró en en ciudad Antigua, Guatemala? ¿Qué los novios invitaron a su enemigo Juan Francisco Ealy Ortiz, director del periódico El Universal crítico de AMLO? ¿Los 35 mil dólares de éste? ¿La invitación de panistas y priistas? ¿El contraste de la lujosa boda con el principio de austeridad de su gobierno? ¿Qué en redes sociales atribuyeran vínculos con bandas criminales? ¿Qué servidores de la “4-T” viajaron en avión privado rentado por Ealy?
Probablemente un conjunto de las anteriores circunstancias, menos la de la boda en el extranjero porque si López Obrador fue invitado (como lo confirmó en su ‘mañanera’), entonces sabía fecha, lugar y hora. Desde el momento de recibir la invitación, hubiera sugerido a Santiago Nieto celebrar la boda en México y sin lujos para evitar habladurías.
Ah, y sin invitados incómodos (para él).
Y aquí cabe preguntar: ¿Hasta dónde el Presidente de la República puede inmiscuirse en la vida privada de sus colaboradores? ¿Y hasta dónde sus colaboradores deben ajustar su vida privada al pensamiento de su jefe y a los principios del gobierno que éste ecabeza?
Principios hasta utópicos. Como el de la austeridad. Nada más miren cómo vive la mayoría de las personas integrantes de las cúpulas morenistas (federal y locales), cómo visten, en qué viajan, dónde pasean, qué restaurantes frecuentan, con quienes alternan.
Muchas de esas personas provienen de cúpulas fifís priistas. Otras vienen del perredismo que extravío la brújula de la izquierda. Están acostumbradas a vivir con lujos, o aprendieron y hasta dejaron los atuendos de terlenca por finos casimires o por costosa ropa artesanal; en éste caso así como par disimular estar del lado de la población indígena y de los pobres.
Es más, fíjense dónde realizan las conferencias de prensa. Bueno, el presidente AMLO en su lugar de residencia: En Palacio Nacional. Pero el resto del morenismo en la generalidad contrata salones de hoteles de cuatro y cinco estrellas.
Por cierto: ¿La austeridad debe aplicar solamente en el ejercicio de gobierno? ¿O también en la vida privada? O todo debe verse en conjunto porque la forma es fondo.
Retomando el tema: Si Santiago Nieto por iniciativa propia renunció a la titularidad de la Unidad de Inteligencia Financiera, habla bien de él. Incluso, una decisión así puede reducirle la carga de cualquier sospechosismo.
En fin. ¿Por qué hacer la boda en Guatemala? Se ha hablado de dos razones: Porque en Antigua murió la madre del novio y por las amenazas de una organización criminal sobre la vida de Santiago. ¿Creíble? Pues habría que estar en los zapatos de Nieto Castillo.
Sin embargo, cuando el crimen organizado pretende ir por alguien, va hasta donde esté; máxime cuando se invita a tantas personas a una boda en el extrajero; además de diversas ideologías. No obstante, es probable la razón de evitar correr riesgos, incluído el de la crítica por el lujoso evento social de un funcionario de la “4-T”.
Y no cualquier funcionario, sino del mismísimo encargado de combatir la corrupción. Pero ¿es corrupción organizar una boda al gusto de los novios? Vaya, cada quien puede hacer con su dinero lo que quiera y de su vida privada un papalote.
Y si Santiago y Carla tienen dinero para darse ese gusto y más, están en su derecho. Ambos cuentan con cierta trayectoria en el servicio público en buenos cargos, lo cual seguramente les permitió ahorrar como para pagarse la lujosa boda en el extranjero.
¿Por qué esconderse? ¿Por qué reprimirse? Lo malo sería que hubiesen empleado recursos públicos en la organización de la recepción nupcial, o de fuentes inconfesables.
En fin, que a pesar de cualquier discresión, la boda terminó en escándalo y en la renuncia de Santiago Nieto a la titularidad de la Unidad de Inteligencia Financiera.
La feliz pareja no contó con que uno de los invitados llevara 35 mil dólares detectados en Guatemala, y cuya propiedad en principio se atribuyó a Paola Félix Díaz, quien hasta perdió el cargo como Secretaria de Turismo de la Ciudad de México por asistir a la boda.
Más bien, por subirse al avión privado contratado por Juan Francisco Ealy Ortiz, quien resultó ser dueño de los dólares equivalentes a alrededor de 700 mil pesos mexicanos; dinero a emplear en estudios médicos en Estados Unidos, donde viajaría después de asistir a la boda.
¿Por subirse a un avión privado? ¿O porque la aeronave fue contratada por el director de uno de los medios de comunicación críticos de AMLO?
AMOR Y LEALTAD
Entrada la noche del lunes, Santiago Nieto escribió en Twitter: “Antes de que pudiera afectarse el proyecto, por las críticas derivadas de actos de terceros relacionados con un evento personal y transparente, preferí presentar mi renuncia como titular de la #UIF. Mi lealtad es con el Presidente @lopezobrador. Mi amor para @C_Humphrey_J.”
Y la consejera electoral del Consejo General del INE, respondió: “Mi amor absoluto e incondicional para ti @SNietoCastillo. Eres, sin ninguna duda, lo mejor que me ha pasado en la vida. Un hombre leal, admirable e íntegro y un ser humano excepcional que siempre busca ayudar y apoyar a quien lo necesita”.
Ah, como dice el dicho: “No hagas cosas buenas que parezcan malas”.
Y amén de su legítimo derecho de darse el gusto de casarse en el extranjero gastando su donero, cabe preguntar: ¿Era necesario invitar a tanto personaje de la clase política? ¿Concurrieron por amistad o esperando un favor posterior de la feliz pareja?
Vaya, ¿quién no quiere quedar bien con el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y con la consejera electoral del Consejo General del INE? ¡Cual más! En cualquier momento alguna de las personas asistentes puede necesitar de “una manita”.
Lástima, porque si fuera el caso, Santiago Nieto ya no podrá corresponder desde la UIF.
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