A pesar de que todo partido político tiene como función la conquista del poder máximo, el partido Acción Nacional ha vivido una permanente crisis interna justo por la disputa del poder:
– En 1976 no presentó candidato a la presidencia,
– En 1988 le entregaron la nominación a un empresario ultraderechista sin experiencia política,
– En el 2000 un vendedor de refrescos les arrancó la nominación,
– En 2006 el miedo a López Obrador ayudó a Calderón,
– En 2012 el machismo panista reventó a su candidata Vázquez Mota,
– En 2018 Anaya no entendió el compromiso histórico PAN-PRD
– Y ahora en 2024 el PAN se aliará nada menos que a sus adversarios históricos: El PRI y el PRD y se subordinará al proyecto de la Coparmex.
El común denominador de las crisis del PAN ha estado en la incapacidad de gestionar su origen histórico de ideología conservadora que sobrevive en buena parte de la sociedad mexicana y la ambición de los empresarios de utilizarlo como plataforma para un proyecto ideológico de derecha. En este sentido, el PAN no ha sabido fijar el deslindamiento entre el conservadurismo histórico del siglo XIX y el modelo de intereses empresariales dominantes.
La victoria electoral de Vicente Fox en 2000 y de Felipe Calderón en 2006 fue producto del posicionamiento conservador frente al agotamiento por corrupción del PRI. La derrota del PAN en 2012 concluyó un docenato de incapacidad para plantear una alternativa de gobierno y quedarse en una mera alianza sostenida por un PRI legislativo.
La elección presidencial de 2024 encuentra a un PAN fragmentado, sin liderazgo, huérfano de una propuesta ideológica, cargado de resentimientos internos y dependiente nada menos que de sus adversarios históricos: el PRI y los restos de un PRD sin ADN ideológico.
Lo más grave para el PAN ha sido su incapacidad para representar una ideología conservadora válida y caer de nueva cuenta, como en 1973 y 1988, en manos de una derecha empresarial sin proyecto histórico nacional y sin bases sociales populares: la Coparmex como sindicato patronal que ha sido refugio de la derecha y la ultraderecha empresarial.
Y a este escenario poco propicio para derrotar a un presidente de alta popularidad y a un partido Morena que ha conquistado la primera minoría legislativa y dieciséis gubernaturas hasta ahora y la posibilidad de seis más en 2022, el PAN se está desgarrando en su interior en una lucha de grupos con liderazgos mediocres frente a una sociedad que exige serenidad y sobre todo pensamiento estratégico para encarar las elecciones presidenciales de 2024 como, ahora sí, el fin de régimen o la restauración ad infinítum del sistema político priista con cualquiera que gane en las urnas.
El PAN que se enfila a las elecciones presidenciales de 2024 es el mismo que en 1988 entronizó a Salinas de Gortari y su modelo neoliberal bajo el argumento de Manuel J. Clouthier de que Salinas y su PRI representaban el proyecto histórico del PAN: bien común, Estado subsidiario y solidarismo. Aliado al PRI salinista y al PRD anticardenista, la suerte político-electoral del PAN se encuentra en manos de la Coparmex y del empresario antilopezobradorista Claudio X. González.
El PAN empresarial-neoliberal de Luis H. Álvarez y Abel Vicencio Tovar en 1988 pactaron en secreto con Salinas de Gortari para abandonar el desconocimiento electoral que había pactado Clouthier en junio de 1988 y negociar presuntas reformas políticas y económicas afines al PAN para darle a Salinas la legitimidad secundaria, aceptando su toma de posesión formal.
El PAN tendría hoy la fuerza para abanderar un proyecto económico liberal-social conducido por el Estado, pero esa propuesta ya no existe porque Acción Nacional es el brazo político de la Coparmex.
Ahora, el principal problema del PAN será el de enfilarse a una ruptura interna que lo debilitará para las elecciones estatales en 2022-2024.
La única posibilidad que tiene Acción Nacional para reconstruirse como viabilidad electoral presidencial radica en la reconstrucción de su discurso histórico conservador y liberal y en el realineamiento de una sociedad a la espera de una verdadera alternativa de gobierno. Este camino no será transitado por incapacidad ideológica por Marko Cortés y su grupo manejado por Ricardo Anaya Cortés.
Lo malo para el sistema de partidos estará en que el PAN arrastrará en su caída a los partidos PRI y PRD en proceso también de disolución interna. Y después de 2024, la Coparmex podría convertirse en accionista mayoritaria de Acción Nacional para encabezar sin intermediarios una reconstrucción de la derecha.
@carlosramirezh
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