“Las noticias deben servir
para dar instrucciones,
no para informar” Goebels
La base de este recorrido es el “análisis de contenido” ya que el discurso político es una operación de comunicación no solo en la forma, sino también en el fondo, Por ello, convine distinguir diferentes usos del lenguaje. El uso expresivo, para expresar emociones o provocarlas en el interlocutor o destinatario. El uso interrogativo, cuando la oración tiene como función requerir información del interlocutor. El uso operativo, cuando al pronunciar ciertas palabras, se realiza realizar la acción a la cual esas palabras se refieren, como “juro respetar la constitución“, “prometo devolverle el valor a la moneda”. El uso prescriptivo o directivo, cuando el que habla se propone dirigir el comportamiento de otro, induciéndolo a que adopte un determinado curso de acción.
Posteriormente, en cuanto al “análisis lingüístico”, se distinguen tres tipos: El Análisis lexicográfico: que estudia el uso de los pronombres yo, nosotros, vosotros y de los verbos modales querer, poder, ser necesario y deber, así como las apelaciones a los receptores. Con ello, se manifiesta la estructura de: intención / implicación / interpelación / asociación. En él, se considera al debate como “lucha verbal” donde los oponentes intentan hacerse valer y desacreditar al adversario, ante la mirada del electorado, al que deben convencer. El estudio de los pronombres referenciales, permite determinar el “posicionamiento” en relación consigo mismo, con el adversario y con el auditorio.
El Análisis enunciativo: Examina dos series de índices: los pronombres que determinan los actuantes del discurso y los verbos que estructuran el relato del discurso. De este análisis se extraen consideraciones relativas a las estrategias discursivas.
El Análisis temático: incluye dos subgéneros. El primero es “el Análisis de las cuestiones en juego”: trata de individualizar y caracterizar las cuestiones, los problemas y los puntos que se discuten las más de las veces, sin utilizar una estructura, un modelo o una técnica de análisis. Algunos trabajos se limitan a enumerar, tratando de ser objetivos; otros adquieren un aspecto más evaluativo. El segundo es “el Análisis de la agenda”: desde sus orígenes, se refería a la selección y el tratamiento de la actualidad que hacían los medios. Se basa en la idea de que los medios imponen más que un pensamiento, un objeto para ser pensado.
Otro concepto importante para el análisis es el de “agenda”, porque con ella se forma una jerarquización en donde ciertos temas llegan a ser prioritarios. Consecuentemente, se deben tenerse en cuenta tres agendas distintas: La de los periodistas, que formulan las preguntas; la de los candidatos que responden a dichas preguntas y la del electorado, tal como se expresa en los sondeos de opinión pública. La relación entre la agenda de los periodistas y la de los candidatos pone de relieve el control de la agenda electoral.
Los periodistas tratan de forzar a los candidatos a comprometerse en temas a los que no necesariamente querían referirse. Los candidatos tienen la oportunidad de responder del modo en que entienden (o quieren entender) las preguntan que les formulan. El debate puede considerarse como una doble confrontación entre los candidatos mismos y entre los candidatos y los periodistas que pugnan por el control de la agenda.
El Análisis de Contenido ADC, es un método específico sobre contenido de las diferentes formas de expresión y de comunicación de los mensajes. Como tal, es una técnica objetiva, sistemática y cuantitativa que -mediante un sistema de categorías- trata de extraer inferencias entre el texto y su contexto de producción. No es una técnica homogénea, ni siquiera constituye un conjunto bien identificable de formas de tratamiento de la información. El verdadero análisis de contenido es un instrumento con el cual se intenta identificar cuestiones en juego, argumentos y hasta efectos de los debates. Las ventajas son varias: lo que se revela sobre la información transmitida por los candidatos, la interpretación que hace de ella el auditorio y la personalidad de los candidatos.
Para los diferentes análisis, se debe tomar el debate como un todo y que sea estratégico con el fin de conocer el modo de interactuar de cada uno de los contendientes y las distintas relaciones entre ellos, tratando de identificar de qué manera los objetivos de los candidatos participan en sus maniobras discursivas, como por ejemplo, el ataque a un oponente, en sus ideas o en su conducta o en su vida personal o privada.
Definitivamente, leer entre líneas es clave, entre otras cosas, para evitar que los candidatos presuman de sus ancestros y sus asesores tengan que recordarles que quienes solo basaban su reputación en sus antepasados, tarde o temprano terminaban como las papas…todo lo importante lo tiene bajo tierra…