Monreal, el rebelde

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“… puedo afirmar, dada mi cercanía y experiencia política a su lado, que el presidente Andrés Manuel López Obrador nunca improvisa nada, nunca deja nada a la suerteAntes de tomar una decisión, la medita, la analiza, la estudia, y prevé su desenlace y sus consecuencias”.

Quien lo advierte es Ricardo Monreal (El País, 2 de nov de 2021), sin duda uno de los muy pocos personajes del entorno del tabasqueño que conoce la estructura humana, intelectual, ideológica y política de Andrés Manuel López Obrador.

El zacatecano ha operado al lado de López Obrador durante los últimos 25 años.

Si es así, al abrir su sucesión en la mañanera del lunes 5 de julio de este año, el presidente no sólo iniciaba una ruta sucesoria absolutamente prevista, sino exponía públicamente a sus 2 más claros y posibles herederos (Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard), e imponía su ritmo a la oposición y demás corrientes, personajes y sectores que intervienen normalmente en ese proceso.

Los más claros: EU, grupos empresariales como el de Monterrey, del Estado de México, el de Occidente y de Femsa en Chihuahua, e Iglesia Católica.

Ese día, 35 meses antes del domingo 7 de julio en que se realizará la elección del nuevo presidente de México, López Obrador dejó de lado a Ricardo Monreal.

Y con todo ello AMLO dejaba en claro a analistas y politólogos que no existe ninguna sucesión igual a otra. Y que este proceso presidencial 2024 ya en curso en México, es absolutamente ajeno y no a todos los anteriores.

Inédito singular sin duda, este proceso definirá su destino y el del país.

Los adjetivos que se aplican a la personalidad del tabasqueño, su estilo personal de ejercer la política, indican que cree en que con su propia fuerza y llevándolos de su mano le impondrá a México un sucesor a modo.

Necio, voluntarioso, obsesivo, mesiánico, entre otros, sus diagnósticos lo advierten como un mandatario que no acepta ni imposiciones de ningún tipo o nivel, ni derrotas.

No hay que darle muchas vueltas al hecho de que su lista de prospectos sucesorios – Marcelo EbrardClaudia SheinbaumJuan Ramón de la FuenteEsteban MoctezumaRocío Nahale y Tatiana Clouthier- apunta a que su decisión está tomada.

 

UNA DISCORDANCIA PREVISIBLE

Es impensable, ingenuo, absurdo considerar que López Obrador no previó la rebeldía de Ricardo Monreal. El zacatecano nunca ha ocultado sus aspiraciones presidenciales. López Obrador sabía desde el 28 de agosto de 2017 –día en que designó a Claudia Sheinbaum como candidata a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México-, y Monreal se encolerizó y amenazó con irse por otro partido, que esa explosión de pasiones y ambiciones personales del zacatecano resurgirían en el proceso de sucesión presidencial.

Y porque Andrés Manuel López Obrador conoce a Monreal como el zacatecano lo conoce a él, no confía en el ahora líder de la mayoría de Morena en el Senado. Ambos provienen de la misma matriz priísta.

Por eso lo dejó fuera de la lista del 5 de julio. Así lo retó y obligó a exponerse públicamente en sus pretensiones. Consideró desde entonces -es evidente-, que, con su poder, popularidad y control de Morena, mantendría a Monreal no sólo bajo control, sino que lo anularía cuando él lo quisiera.

Y si lograra ser nominado por algún partido de la oposición, Monreal serviría para hacer crecer a Claudia o a Marcelo exponiéndolo como un enemigo que estaba en las filas de Morena, y como un ambicioso que finalmente emergió de su entorno más cercano.

¡De la que nos libramos!, dirá.

Hasta hoy los hechos indican que López Obrador no estaba equivocado sobre el zacatecano. El activismo de Monreal ha dado vida a la sucesión adelantada. Es algo que no pueden ni harán Sheinbaum y/o Ebrard, o ningún otro de su equipo, obligados todos ellos a la sumisión.

El Presidencialismo omnímodo, dominante, absolutamente priísta, está más vigente hoy que con otro presidente del México postrevolucionario.

Es por demás obvio que en este proceso adelantado de sucesión AMLO tolera al zacatecano, y administra su proyecto.

Igual sabe que no son tiempos de imposiciones, que los dedazos del presidencialismo priísta terminaron con el asesinato de Luis Donaldo Colosio.

Pero sobre todo sabe que el sistema electoral y los ciudadanos hoy si pueden decidir una elección.

Monreal ha construido desde la presidencia de la Junta de Coordinación Política y el liderazgo de la mayoría de Morena en el Senado una muy importante red de apoyo con empresarios, políticos, académicos, jóvenes, trabajadores, agricultores, inversionistas y otros muchos para avanzar en su proyecto hacia Palacio Nacional en 2024.

¿Le alcanza con eso? Obvio que cree que sí.

 

LA OPOSICIÓN

Sumamente debilitados por los resultados electorales últimos, la oposición institucional PAN, PRUI, PRD y MC no acierta a responder nada ante este proceso de sucesión que los rebasa.

Algunos analizan ir en alianza con candidato único. Y ahí se apunta igual al empresario Gustavo de Hoyos, expresidente de Coparmex que al priísta Federico de la Madrid, que al panista Ricardo Anaya. No se descarta a los gobernadores emecistas Enrique Alfaro, de Jalisco y a Samuel García, de Nuevo León.

En este contexto habrá que ver si López Obrador mantiene -como seguramente él lo ha previsto-, sus variables de control en su sucesión. Ahí contarán sustancialmente la economía popular, sus programas asistenciales y los efectos de un conflicto económico de fondo por violaciones al T-MEC con EU.