Para que periodistas y medios masivos de comunicación sean considerados como objetivos, imparciales e independientes, ¿es condición sine qua non simpatizar con el presidente Andrés Manuel López Obrador, identificarse con el Gobierno Federal y con Morena?
Es pregunta surgida al leer la postura del presidente López Obrador respecto del reportaje Sembrando vida y la fábrica de chocolates. difundido por Aristegui Noticias y Proceso. El mandatario dijo:
“Y también aclarar que Proceso y Carmen Aristegui nunca han estado a favor de nuestro movimiento, que ellos dicen que porque son independientes y yo sostengo que sí son independientes, pero independientes del pueblo, que nunca se han involucrado, nunca han hecho un periodismo en favor del pueblo, entonces nada más dejarlo en claro porque luego hay confusión, se piensa que estos medios, seudo objetivos, seudo progresistas, seudo independientes, tienen vinculación con nosotros y no, ellos están haciendo su trabajo pero no tenemos identificación, no hay simpatías.”
¿O cómo debe entenderse esa postura?
Algún colaborador del mandatario debería darse a la tarea de escribir un manual sobre los conceptos básicos lopezobradoristas para comprender al mandatario nacional. Vaya, qué debe entenderse por objetividad, por imparcialidad, por independencia y por pueblo.
Y plasmar claramente si la identificación, la simpatía, entre quienes escriben, informan, difunden, publican, y AMLO, el gobierno y el partido, es una condición indispensable para merecer la calificación de objetivos, imparciales, progresistas, independientes, y para “estar a favor del pueblo”.
Para empezar, la objetividad es relativa. Hasta el periodista o medio más casto, desde el momento de priorizar el encabezado, la entrada de una nota, le imprime subjetividad, pues en base a su criterio selecciona lo destacable, lo que debe ir primero.
¿No lo hace así el equipo de comunicación social del Presidente de la República? Es más, ahí sí que faltan a toda objetividad cuando publican solamente aquello de su interés. ¿Entonces? ¿Cómo reclamar cuando se alejan del ejemplo?
En fin, que ante la postura del presidente López Obrador cabe preguntar: ¿Y la libertad de expresión? ¿Y el derecho a la información? Son derechos fundamentales. Claro, tampoco absolutos, pues la misma Cata Magna los limita a respetar los derechos de terceros.
Vaya, el mandatario y quienes se hayan sentido ofendidos por el reportaje Sembrando vida y la fábrica de chocolates. , tienen todo el derecho de recurrir a las instancias legales. Para qué derramar el hígado tan tempranito.
Eso sí, antes de acudir a las instancias legales, alguien debería aconsejar al presidente López Obrador de leer completo el reportaje, donde no se cuestiona la propiedad de las tierras de sus hijos, ni la forma en cómo fueron adquiridas. Se dice que son una herencia, tal como lo ha dicho AMLO.
En vez de enojarse, debería poner atención es en el Programa Sembrando Vida. No sea que alguien, aprovechando su posición o su relación con el Presidente de la República, esté haciendo un uso indebido de los beneficios sociales y López Obrador ni por enterado.
Suele ocurrir. Vaya él puede tener muy buenas intenciones, pero quien sabe las personas de su círculo cercano.
En fin, da miedo la postura de AMLO, pues refleja el ferviente deseo de la mordaza. Y más miedo da cuando los morenistas lo imitan a pie juntillas. Imagínese, al rato en todo rincón del país nadie podrá decir nada a riesgo de perder la libertad o hasta la vida. Nada más falta que se reviva la práctica del fusilamiento frente al paredón.
REVISIÓN A PROGRAMAS SOCIALES
A propósito de programas sociales, el presidente López Obrador debería enojarse menos y revisarlos más. No puede estar en todo diariamente, ni todos sus colaboradores piensan como él, entonces está a tiempo de echarse un clavado en la profundidad de sus programas para tener la certeza de la correcta operación de los mismos.
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