Si esto es un hombre…

0
833

Carlos Díaz

Tengo contra el falso humanismo de las licenciaturas de Humanidades pijas este texto de alguien que desgraciadamente al final de su vida no soportó el inhumanismo: “Si esto es un hombre/ vosotros que vivís con tranquilidad/ en el calor de vuestras casas,/ vosotros que encontráis, al volver por la tarde,/ la mesa puesta y rostros amigos,/ considerad si es un hombre/ quien trabaja en el fango,/ quien no conoce paz,/ quien lucha por un mendrugo de pan,/ quien muere por un sí o por un no./ Considerad si es una mujer/ quien ha perdido nombre y cabellos/ y hasta fuerzas para recordarlo,/la mirada vacía y el regazo frío/ como una rana en invierno./ No olvidéis que esto sucedió,/ no, que no se os olvide:/ grabad estas palabras en vuestro corazón./ Pensad en ellas al entrar en casa, por la calle,/ al acostaros, al levantaros;/ repetídselas a vuestros hijos./ O que vuestra casa se derrumbe,/ que la enfermedad os abata,/ que vuestros hijos os vuelvan la espalda”[1]. El 3 de marzo de 1933 decía Hermann Göring en Frankfurt: “No tengo que hacer justicia, tan sólo exterminar y aniquilar, y nada más”. Evidentemente no era necesario hacer justicia, bastaba con exterminar, aniquilar, ajusticiar, para quien tenía una imagen de hombre como la suya, supuestamente la de un hombre.

Si esto es un hombre… También me preocupa la imagen del hombre de las religiosidades “facilitas”, que proclama por boca de los supuestos hombres buenos lo siguiente: “Si Dios nos ha guiado hasta ahora, Dios ha estado con nosotros”. Ahora bien ¿hemos llegado a la meta señalada por Dios, o a la nuestra propia, que ha suplantado a la de Dios para mejor autocomplacencia? He ahí la quintaesencia del inhumanismo más aberrante, el crimen perfecto: hacemos lo que nos da la gana, nos convertimos en nuestra propia estrella guía, y además somos premiados por nuestra permanencia exitosa. Triste providencia la que así fuera, Wachtturmgesellschaft, sociedad de la atalaya pura para nuestro rebañito. Es decir, Rassenschande profanación de raza y Gitteraktion, operación barrotes. Sí. Jawohl, mein Herr. Vamos a tener que darle la razón a Gómez de la Serna cuando afirmaba que las nubes son las gafas de sol más económicas.

Si esto es un hombre… “resulta indignante que un hombre mande a un viajero por malas sendas al desconocer éste el camino a tomar, y que luego no le saque de su error”, decía el Kierkegaard del Diario de un seductor. Que se me pegue la lengua al paladar si miento al asentir en esto. Sólo pensar en que desoriento a quien oriento me deprime, y no creo que en este caso por pusilanimidad; más aún, la conmoción me destruye cuando además -por fas o por nefas- culpo al otro de la desorientación que he sembrado en él, o del asombro de sus aciertos que no he sabido reconocer. Lanzar la piedra y esconder la mano. ¿Conocemos gente que reconozca el error de alguna decisión que arrastró a la devastación a los demás? Lo contrario es más común: engalanarse con los galones de la gloria de los bienes que otros han propiciado, o culpar a los demás de los males que uno mismo ha causado, o ambas cosas, y más y más cosas mintiendo hasta en el mismo lecho de muerte y tal vez intentándolo hasta después de la muerte. Personas que así se comportan manejan demasiadas buenas razones para tantas malas causas, son toes incompletos cada uno de sus múltiples yoes.

Si esto es un hombre… El 10 de abril de 1938 se convocó a la población austriaca a las urnas para pronunciarse a favor o en contra de la anexión de su país por parte de Hitler. Desde hacía varias semanas se había preparado a la población y sobre todos los muros había carteles que pedían: ¡Decid SÍ a Hitler! Y los habitantes tenían que enarbolar la bandera nazi con la cruz gamada en sus ventanas. Algo similar ocurría no solamente en la primera España de Franco, sino también en la última Cataluña independentista, cuando no vi en toda Gerona ni una sola casa sin su correspondiente banderola, lo que al parecer hacia a los girondenses, gerundenses o girondinos, como se llamen, sentirse libérrimos. ¿A quién pasar la factura cuando cesen todos los fascismos, a los líderes engallados? Yo mismo he visto con coche de decano y con bandera democrática a los que impúdicamente habían sido censores durante la censura franquista.

Si esto es un hombre… En el otoño de 1938 un preso del campo de Sachsenhausen obligaron a un preso a cavar un hoyo de las dimensiones de un hombre, le metieron dentro con la cabeza fuera, le defecaron encima y cuando le desenterraron aún estaba vivo, pero ya no podían tenerse en pie.

Si esto es un hombre… El morir de tifus, o el “irse por la chimenea” del crematorio se consideraba una muerte más misericordiosa que el ser comido por las ratas. Los oficiales de las SS de los campos de concentración no iban a cualquier barbero por miedo a que les cortaran la garganta. También hoy sigue ocurriendo lo mismo en ciertos lugares. Quizá en compensación por la Strasse, la parte rasurada del cráneo de los propios presos, la autopista de la desmemoria y de la despersonalización.

Si esto es un hombre… ¿por qué ya no se trataba siquiera de buscar consuelo en el pesar para salir de él de esa manera, pues el mismo pesar se había convertido en consuelo por miedo a pesares mayores?”

Si esto es un hombre… ¿quién soy yo?

[1] Levi, P: Si c´est un homme. Ed. Julliard, Paris, 1947.

Filósofo
Publicado originalmente en elimparcial.es