El precandidato del PRI-Oaxaca

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Todavía el jueves pasado, la candidatura del PRI a la gubernatura de Oaxaca se decidiría entre Francisco Villareal y Germán Espinoza, con más posibilidades éste no por méritos propios sino por su vínculo tan fuerte con el ex gobernador de José Murat Casab, papá del actual mandatario Alejandro Murat Hinojosa.

Incluso, así se veía venir el viernes por la mañana cuando Villareal circuló un mensaje en redes sociales, en el cual decía: “Estamos en un punto crítico, en el que una mala desición nos puede hacer perder lo logrado. Todo lo que tenemos y lo que somos.” 

Pero, ¡zaz!, no fue ninguno de los dos:

Ni Germán sin trabajo partidario, ni base social, ni política; incluso, de dudosa militancia priista, pues en 2010 formó parte del equipo de campaña de Gabino Cué, de quien fue también director del Colegio de Bachilleres. Sin embargo, el PRI jamás juzgó a Espinoza; por el contrario, lo sumó tan pronto como Alejandro Murat resultó candidato a gobernador de Oaxaca en 2016.

Tampoco Villareal, a quien se la debían por haber haber controlado al magisterio oaxaqueño radical, pues durante su gestión como director general del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) ya no hubo marchas, plantones, bloqueos carreteros.

Nadie se imaginó que la decisión sería una tercería. Pero no en la persona de la diputada federal Eufrosina Cruz Mendoza, cuyo nombre también se mencionaba en la terna para solicitar el registro de precandidaturas con la venía de la cúpula priista.

El viernes, tras una encerrona en el Comité Nacional, Alejandro Avilés Álvarez resultó el “palomeado”, que en la praxis priista lo convierte en el virtual candidato del PRI a la gubernatura de Oaxaca. Aunque por ahora tiene la calidad de aspirante, el sábado debió manifestar su intención de participar en el proceso interno para registrarse como precandidato el próximo día 20 del mes en curso, conforme la convocatoria.

¿Cómo fue que resultó él? Hay diversidad de versiones. Por ejemplo:

Que efectivamente se trata de una tercería.

Que Alejandro Murat se la debía por acuerdo desde 2016 cuando le ayudó a operar para poder cumplir con los requisitos de elegibilidad para ser candidato a la gubernatura, pues no nació en Oaxaca, ni reunía la residencia efectiva. Es made in Edomex. Entonces, Avilés siendo diputado local operó la aprobación de una reforma a modo.

La reforma terminó cayéndose por inconstitucional en cuanto a la reducción de la residencia efectiva.  Sin embargo, nadie impugnó el ius sanguinis; éste quedó firme, máxime con la moda de los derechos humanos. Y Alejandro Murat fue elegible por ser hijo de padre oaxaqueño.

También Avilés reunió un ejército de priistas oaxaqueños para promover el nombre de Alejandro Murat por todo el estado cuando éste tenía impedimento para hacer proselitismo por ser director general del Infonavit. Casi a la par, con el mismo propósito la señora Ivette Morán (política nata) igualmente recorría la entidad con el respaldo de la fundación AMO.

Y luego, todos en campaña, recorrieron el estado. Alejandro Murat así empezó a conocer el interior de Oaxaca y los nombres de los municipios.

En fin, si la deuda política en comento fue la razón, bien pagada con la candidatura.

Qué es el perfil perfecto para una abrumadora derrota del PRI y con él, Alejandro Murat entregará Oaxaca a Morena sin mayor problema.

La última versión es más subjetiva. Porque en este momento el Revolucionario Institucional de por sí tiene pérdida la elección en Oaxaca; Morena le lleva dos a uno, comparando resultados de anteriores elecciones: Poco más de 350 mil votos contra 700 mil sostenidos por el Movimiento Regeneración Nacional, pero gracias a la presencia de AMLO.

Y las encuestas prácticamente dan tres a uno.

Decidirse por Germán Espinoza, ex Secretario de Administración de Alejandro Murat, nada le garantizaba al PRI sin ningún trabajo político, partidario, de tierra. Además, altanero como él solo. Una decisión hacia Francisco Villareal habría resultado más equilibrada.

Pero algo no terminaba de cuajar. Porque también aspiraba a la candidatura el hasta este lunes presidente del PRI estatal, Eviel Pérez Magaña, quien en 2010 obtuvo la más alta votación que ha tenido el Revolucionario Institucional en Oaxaca: Más de 600 mil votos, pero le ganó Gabino Cué por más de 700 mil.

Evidentemente, el entonces no es el ahora de Eviel. Con todo y su carima, en política es la circunstancia y la coyuntura.

Avilés se mantuvo de bajo perfil, pero ofreciendo su apoyo a todos los aspirantes a la candidatura del PRI a la gubernatura oaxaqueña, lo cual le ayudó al final cuando la cúpula tomó la decisión por un perfil de consenso, militante de cepa, con trabajo de tierra y con buena relación con personajes del PAN, del PRD y hasta de Morena, cosa que ha conseguido siendo líder de la bancada priista en el Congreso Local en repetidas ocasiones.

Bueno, si se trata de perder, que cuando menos el PRI pierda con dignidad. Porque si bien puede estar cantada la victoria de Morena, Avilés es tan hábil que minímo intentará obtener el umbral de votos para que el Revolucionario Institucional conserve el financiamiento público local.

Y en una de esas hasta le disputa el triunfo a Morena. Su habilidad política le permitiría jalar a los morenistas inconformes, al poco perredismo subsistente, algún partido local. Incluso, podría hasta confeccionar una candidatura común y generar alianzas fácticas. Y si quienes fueron aspirantes a la candidatura priista le ayudan, todo sería más fácil para por lo menos quitarle el gusto al morenismo de ganar de manera contundente e inobjetable.

Aunque si Alejandro Moreno y Alejandro Murat ya pactaron con Morena, Morena ganará sin ningún problema.

En fin, al resto de los aspirantes priistas, la cúpula del Revolucionario Institucional les generó salidas que se darán a conocer en los días siguientes.

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