Para acudir a las urnas, además de ser una enorme responsabilidad, el primer requisito es estar seguro. Para el proceso de revocación lo que más prevalecen son las dudas y la desconfianza. Veamos, la revocación es un derecho constitucional no una petición presidencial.
Es incongruente que amlo pida se evalúe su gestión descalificando al INE, una institución que ha sido ejemplo mundial por la organización y limpieza en los procesos electorales.
Es inmoral que el presidente ataque a los consejeros no por su productividad y servicios a la nación, sino por sus sueldos cuando le estalla en su propio dormitorio el escándalo de sus hijos (Jose Ramon <bueno su señora> pagaba mensualmente más que lo que gana el presidente de Mexico mensualmente por su mansión en Houston), familiares y colaboradores cercanos por manejar flujos importantes de dinero sin siquiera reportar al SAT.
La justificación son tres: herencia, aportaciones o que “la señora tiene dinero”. Cómo confiar en un sujeto que si no gana se autodenomina presidente legítimo a grito de “fraude” pero cuando alcanza la victoria habla de la nobleza de proceso electoral.
Un sujeto que anticipa no hay nada contra su hijo José Ramón porque no hay denuncias cuando él es capaz de llamar a juicio a los expresidentes sin mostrar una sola prueba en su contra. De igual manera estamos a la espera de los testimonios de los 20 mil arboles que fueron reubicados por el mal trazo del Tren Maya.
Un sujeto que anticipó “si hoy gobernara Morena el litro de gasolina estaría a 10 pesos”. Bueno pues este político es el qué pretende que le creamos reconocerá nuestra evaluación a su gestión. Pero más allá, aquí hay trampa. Ni en la elección presidencial que ganó contó con los votos que hoy pide para la revocación.
Mire, somos 93,129,048 los electores registrados, lo que significa que para alcanzar el 40% de participación y sea válida , se requiere de 37,251,619 personas que participen en el ejercicio de revocación de mandato. amlo alcanzó 30,113,483 de votos.
Suponiendo que se llegara a estos inéditos e históricos votos y que la decisión sea que deje el poder, ¿no pensaría usted que la negativa sería un reflejo inmediato del tabasqueño para entrar al juego de “ voto x voto, calilla por casilla”?.
Si AMLO pierde rotundamente, el presidente del congreso sería el presidente interino y el congreso (donde Morena tiene mayoría) elegirá al sustituto.
Por donde lo veas es un asunto de perder-perder. Si amlo obtiene la validez del proceso por el número de votos sufragados y la mayoría apunta a la ratificación, se abre la patológica intención de prolongar el mandato por determinación del pueblo bueno y sabio.
Además si existe una grave duda sobre la participación del crimen organizado en las recientes elecciones intermedias, podríamos eliminar esta variante en el ejercicio electoral y más aún cuando el INE ya detectó la participación de algunos muertitos.
Lo cierto es que amlo no pretende dejar el poder antes del 24 incluso ya hasta nos anticipó de la ampliación de su “gobernabilidad” con un “testamento político”. Políticamente amlo está muy lastimado, herido. Toda vez es más apreciable su necesidad de mentir y engañar, esta conducta le hace creer que hasta en el extranjero puede influir con su ocurrencias, sino preguntemos a Panamá.
Hoy tenemos que recurrir a ese fraseo popular “ tú le crees, yo tampoco” y bajo esa consideración participar de su juego electoral me parece inmaduro, innecesario y profundamente atentatorio a nuestras garantías, seguridad y resguardo constitucional.
Un presidente honrado, eficaz, propositivo y querido como líder y estratega no tiene que prestarse a procesos revocatorios, a poner el mismo en duda su capacidad como gobernante, a tratar de fortalecer su imagen aún hundiendo a su propio hijo, a abusar de los pobres y a respetar a los delincuentes ante la opinión pública.
México tiene asuntos más importantes que resolver que participar en un mecanismo manipulador para eliminar a instituciones autónomas y creíbles.
Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 35.2 (izzi 135)
