Un grupo de periodistas, de esos que hace 20-30 años llenábamos las noches y las madrugadas todas los antros de Bucareli y los alrededores de El Universal, Excélsior, La Prensa y El Nacional, y que hoy ya sólo acudimos a desayunos que empiecen luego de las 10 y en los que falten los jugos naturales y nuestras dotaciones de pastillas anticolesterol y antidiabetes, rebosantes sus integrantes de experiencias que deja esta vida, coincidió ayer:
¡Esa candidatura ya prendió!
Hablábamos evidentemente de Ricardo Monreal y de lo repetido por él el sábado o domingo, creo que, en una conferencia de prensa en Michoacán, dónde los reporteros lo abordaron como aspirante a suceder a Andrés Manuel López Obrador más que como senador.
Provocado por los reporteros sobre si creía poder superar a Marcelo, Claudia y Adán Augusto, pero sobre todo a Andrés Manuel López Obrador, al zacatecano le ganó el carácter:
“… temo decirles que les voy a ganar“, soltó.
A partir de eso el curso de la charla fue fluida. El presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado insistió en que él esperaba que, en su momento, Morena convocara en 2024 a una consulta ciudadana o elecciones primarias porque el método de las encuestas está absolutamente desgastado.
Luego de expresar su respeto a Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y a Adán Augusto López, indicó a los periodistas que estaba convencido de que él sería el elegido para estar en las boletas del 2024 porque “me siento en mi plenitud de lucidez, de salud y experiencia acumulada, y también de optimismo y alegría”.
En el grupo se comentó igual la foto donde aparece Monreal en una comida también en Michoacán rodeado por Jesús Zambrano, presidente del PRD y por Marko Cortés, líder de Acción Nacional, y por otros políticos.
El resumen de lo dicho sobre eso, es que el hasta ahora líder del grupo mayoritario de Morena en el Senado ha construido una relación de respeto con todos los opositores.
No sería extraño entonces que si no hay consulta o primaria en Morena en 2024, si AMLO impone candidato mediante el sobado método de las encuestas, pues el zacatecano aparezca en la boleta por alguna otra fuerza.
Ya en su tiempo lo hizo Cuauhtémoc Cárdenas por el PARM, PPS y Frente Cardenista para luego impulsar la transición democrática que hoy López Obrador quiere regresar a los años 60.
Ahí, en esa larga mesa de desayuno que terminó casi a las 14 horas, también comentamos la foto de ayer de Monreal saludando, sonriente, al embajador de EU en México Ken Salazar, tomada en la residencia del diplomático en las Lomas de Chapultepec con las banderas de ambos países atrás.
Los símbolos son el reflejo de las realidades.
Obvio, ahí también estaba Monreal en su calidad de candidato abierto a la Presidencia en 2024 no de senador. No recuerdo otro líder senatorial de los últimos 20 o 30 años que se haya sacado una foto igual con ningún otro embajador norteamericano.
Por eso la exclamación de que:
¡Esa candidatura ya prendió!
Un comunicado intentaría justificar esa foto bajo el argumento de que ambos conversaron sobre la reforma eléctrica en trámite.
No dudo que hayan tocado ese tema. Pero -suspicaz que soy-, creo que lo conversado entre ambos fue algo más profundo.
El zacatecano diría en sus redes sociales que el diplomático le dijo desea salga adelante un acuerdo legislativo que beneficie al sector, y que no genere “condiciones inapropiadas” para inversionistas extranjeros.
Monreal y Salazar, se dijo, “coincidieron en la importancia del renovado espíritu de cooperación y coordinación que los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden han inyectado a la relación bilateral”.
Así de suave e inocuo para que el de Palacio no se enoje con la visita de Monreal a Salazar en la residencia del embajador.
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