Díaz Polanco pone alto a morenos

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Un hueso duro de roer para los radicales de la 4T en Donceles, ha resultado el presidente de la Mesa Directiva del Congreso de la CDMX, Héctor Díaz Polanco, quien no se deja mangonear por ningún diputado de Morena que quiera llevar agua a su molino.

El legislador de origen dominicano desprecia las reuniones plenarias convocadas por sus compañeros, y ni siquiera asiste a las discusiones semanales de la agenda legislativa que quieren impulsar.

Desde el inicio de la actual Legislatura, diputadas como Valentina Batres han querido brincarlo, tratando de incidir en la conducción de las sesiones legislativas, pero sus intentos han topado con pared.

Por mucho que Batres ha metido en esa lucha a Martha Ávila Ventura, coordinadora de la fracción Morena, para imponer una agenda en particular, Díaz Polanco no se ha dejado.

Incluso, las legisladoras han buscado colar temas a través de Alfonso Vega, titular de Servicios Parlamentarios, pero el presidente de la Mesa les mandó a decir que cualquier cosa, la vieran directamente con él.

Quien decide la mayoría de los temas de la bancada mayoritaria es Valentina, apoyada por la posición de su hermano Martí como secretario de Gobierno, pero a pesar de ello, se ha dado de topes en el pleno.

En ese tema su coordinadora no le ayuda mucho, pues Ávila Ventura no ha dejado de ser una golpeadora, al grado de que la vicecoordinadora, Guadalupe Morales, tiene que entrar al quite cada rato para medio enmendar la relación con las demás fuerzas políticas.

La fracción mayoritaria del Congreso de la CDMX quedó extraviada un día antes de que iniciara la actual Legislatura, cuando el Tribunal Electoral bajó a José Luis Rodríguez —actual secretario del Trabajo en la capital—, quien iba a ser el coordinador.

Ante esa baja, el Grupo Iztapalapa de Clara Brugada y Ernestina Godoy impulsaron a Martha —una de la suyas— para repetir al frente de la bancada, con lo que pensaban controlar la actividad legislativa en Donceles.

Ante esa jugada, Claudia Sheinbaum propuso a Guadalupe Morales para la vicecoordinación, y las cosas se nivelaron. Cuando Martí Batres llegó a Gobierno, los radicales pensaron que la tenían ganada, pero sólo diez de los 29 diputados que tienen se alinearon con el clan.

Por supuesto no contaban con que un obstáculo infranqueable para ellos sería Díaz Polanco, que, aunque también es de los radicales de Morena, sólo tiene lealtades para el Presidente, y sus compañeros en Donceles literalmente le dan flojera.

Y quizá tenga razón, pues el dominicano será ultra o lo que sea, pero de que es un cuate culto y preparado, nadie lo puede negar.

Si pensaron que porque nunca había sido legislador y porque no tiene grupo político en la capital, don Héctor iba a ser un flan, se equivocaron.

 

 CENTAVITOS

Nada en gracia debió haber caído a la jefa de Gobierno la defensa que Hugo López-Gatell hizo sobre el uso de la ivermectina, que el sector salud local distribuyó entre miles de capitalinos para combatir el covid-19, cuando estaba prohibido. Y, es que Sheinbaum y su equipo tenían ya más o menos controlado el escándalo, hasta que se le ocurrió a López-Gatell meterse al tema. El subsecretario tiene cero credibilidad entre la gente y los científicos, y sólo se metió para regar el tepache, pues el “todos somos Hugo” lanzado desde Palacio Nacional el martes pasado, en lugar de fortalecerlo lo pone en la lona. Si un funcionario necesita ser defendido cada semana por su patrón, lo único que muestra es una gran debilidad.