El viernes 11 que el presidente Andrés Manuel López Obrador develó en vivo los presuntos ingresos del periodista Carlos Loret de Mola, las principales televisoras de México “escondieron” la información en sus noticieros estelares, presumiblemente a petición del Gobierno federal, de tal manera que fueron las redes sociales las que multiplicaron el lance del tabasqueño que se percibió como un abuso de autoridad contra un ciudadano.
El escándalo lo había detonado el pasado 27 de enero el portal Latinus, entre cuyos patrocinadores se encuentran un hijo y un yerno del exgobernador Roberto Madrazo Pintado, y que dio a conocer, bajo la firma del ex conductor de Televisa, que el primogénito del presidente había habitado por un año una lujosa mansión en Houston, lo que contrasta con la narrativa de austeridad de su padre.
Ese día Televisa, Imagen Televisión y TV Azteca guardaron silencio… hasta el lunes 14 de febrero que el canal de las estrellas presentó la nota, pero sin resaltar la violación a la privacidad de su ex reportero estelar; mientras la segunda empresa, en la que labora Ciro Gómez Leyva, hasta antier se involucró en el tema.
¿Por qué tuvieron que pasar casi dos semanas para que las grandes televisoras divulgaran el hecho, aunque con una tibieza que no corresponde a su jerarquización por tratarse de algo inédito en la historia moderna de México, en una actuación similar a la época en que el finado Emilio Azcárraga Milmo llegó a declararse “soldado del PRI”?
La prensa estadounidense y mundial llenó el vació dejado por Televisa, Imagen Televisión y TV Azteca, que –además– fueron rebasadas por las herramientas de información digital al alcance de cualquier ciudadano que posee un teléfono.
A 19 días de iniciado el desencuentro, se calcula que más de 50 millones de mexicanos han interactuado con el tema Loret; también se tiene como recuento preliminar que López Obrador ha perdido diariamente medio punto porcentual.
Un punto a destacar es que la materia prima para el debate público la están poniendo las redes sociales: son columnas y caricaturas de periódicos escritos lo que están consumiendo los ávidos mexicanos que participan ya no solo como espectadores, sino también como interlocutores.
Aun cuando hace falta un estudio más profundo, todo apunta a que el loretazo que bretó el “teflón” que hacía que todo “se le resbalara” al presidente, también rompió traspasó el halo de las televisoras mexicanas que, en el terreno del periodismo, siempre se han creído los reyes de todo el mundo.
El colega Felipe Eladio Jiménez, especialista en periodismo virtual, recordó ayer que en estos momentos debe voltearse a ver a Estados Unidos, en donde ha quedado claro que la prensa no pone presidentes, pero sí los quita.
PARA SU INFORMACIÓN…
SOLO DOS TABASQUEÑOS fueron invitados a la boda de Elba Esther Gordillo Morales, realizada el fin de semana en Oaxaca. Pero, para orgullo de la tierra de Carlos Pellicer Cámara, un hijo de esta agua se encargó de la fotografía del evento social-político del año: se trata del fotoperiodista Mauricio Collado, cuyo profesionalismo logró que México y el mundo viera a la maestra chiapaneca, que en su momento llegó a ser considerada la mujer más influyente del país, rebosante y plena a sus 77 años de edad. Aquí, a Gordillo se le recuerda por haber vetado en 2012 la postulación a la gubernatura por el PRI de Luis Felipe Graham Zapata, en apoyo de Jesús Alí de la Torre.