No sé usted, pero yo estos días he sentido que ya no tengo piso. Que mi, nuestro México ahora sí se hunde. Que todo aquí hace agua.
¿Es sólo mi percepción? ¿paso por un momento -comprensible- de inestabilidad respecto de mi país?
Mire Usted, llegué al fin de la semana listo para irme con todo al puente vacacional y de repente, junto con los anuncios de una edición más de la revista Proceso (que normalmente vemos circulando los sábados) –de la cual no está Usted para saberlo, no sólo soy uno de sus fundadores sino el único reportero salido de Excélsior aquel 8 de julio de 1976 que compró unas acciones de CISA, y por lo tanto soy, en mi debida proporción, codueño-, se profundizó el escandaloso encontronazo Julio Scherer Jr. vs Alejandro Gertz -o viceversa- que ahora incorporó de lleno a la contienda a la exministra, exsecretaria de Gobernación y actual presidenta del Senado, Olga Sánchez Cordero.
Hasta ese momento el malo de la película nacional cuatroteista era Scherer Jr. quien se suponía había encabezado desde la Jefatura del Jurídico de la Presidencia una red de extorsión de grandes alcances que tenía como sus víctimas a notables personajes bajo proceso judicial como lo son el abogado Juan Collado y Alonso Ancira, dueño de Altos Hornos.
Esa supuesta red de extorsión liderada por Scherer Jr. estaba formada -se sugirió por filtraciones desde la Fiscalía General de la República-, por 4 abogados cercanos al Jefe del Jurídico presidencial quienes fueron señalados por Collado y Ancira y que por ello están hoy ya bajo proceso judicial por parte de la FGR dirigida por Gertz Manero.
El único que no había sido inculpado hasta entonces era el Jr.
Pero Gertz, cada que podía, dejaba entrever que en cualquier momento se iría sobre Julio, a quien el presidente Andrés Manuel López Obrador calificó como “su hermano”, cosa que dicha por él quien sabe que signifique, ya que el tabasqueño tiene varios hermanos con quienes se lleva pésimo, y otros a quienes como Pio y Martinazo, protege a pesar de haber sido grabados recibiendo sobres con cientos de miles de pesos de manos de David León Romero, entonces un oscuro enlace para cosas por demás sucias e inconfesables con el gobernador de Chiapas Manuel Velasco.
Todavía la tarde-noche del jueves anterior el Fiscal prometió a senadores y periodistas que pronto se sabría quien lo espió e intervino sus llamadas telefónicas para luego filtrarlas a los medios y dejar así en claro que Gertz incurría no sólo en abuso de poder, sino que tenía bajo sus órdenes al menos a 4 ministros de la Corte, al menos para sus venganzas personales y familiares.
Con un “pronto lo sabrán” el Fiscal dejaba la idea de que Julio Scherer Jr. estaba detrás de eso.
Quizá ese comentario fue el que empujó a Scherer Jr. a hacer un amplio relato pormenorizado que apareció en la revista Proceso que comenzó a circular el sábado anterior, y en el que acusa a Gertz y a Sánchez Cordero de impulsar en medios y dentro del sistema judicial un complot en su contra para dañar su nombre y prestigio.
Aduce Scherer Jr. que esa venganza en su contra tiene su origen en desencuentros con ellos por otras publicaciones en Proceso y por diferencias surgidas durante sus anteriores posiciones dentro del Gabinete de López Obrador.
El exasesor Jurídico presidencial acusa a su vez a Gertz y a Sánchez Cordero de extorsiones a Collado y otros para imputarle a él esos hechos.
LA DESCONFIANZA ABSOLUTA
Total, una enredosa trama que a los simples mortales nos deja con la idea de que nada de esto es verdad ni nada es mentira y que -como dijo el clásico-, todo es según del color y el ángulo del cristal con que se mira.
El asunto sería tema de una buena novela llena de acción, traición y emociones como lo fue hace muchos años El Caso Organa, escrita por Morris West sobre un escándalo similar en la Italia de mediados del siglo pasado.
Pero resulta que los hechos indican que lo de Scherer Jr., Gertz Manero y Sánchez Cordero es una muestra de la descomposición. implosión afirman algunos, del todo alrededor de la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador.
Un asunto que nos estaría poniendo frente a una red de extorsión que se operaba desde una de las principales oficinas adjuntas al mandatario. En su texto revelador de Proceso Scherer Jr. dice que de algunos asuntos que eran una evidente extorsión fue informado él por AMLO y a su vez él comentó otros al Presidente para tomar decisiones.
O sea, las extorsiones no sólo eran asunto de Scherer Jr.
Y si es también cierto que Gertz y Sánchez Cordero entonces secretaria de Gobernación andaban en esas, pues el caso se profundiza a niveles de Sistema.
En otros países, con otra sociedad, otra clase política, un tema como estos llamaría a suspender de sus funciones al Presidente de la República, a Alejandro Gertz Manero y a la presidenta del Senado Olga Sánchez Cordero y abrir una investigación por una comisión Legislativa Plural, por ejemplo, para determinar qué de todo lo que se han acusado y dicho unos y otros es verdad.
Todo esto entra en crisis superiores cuando vemos que la inseguridad no sólo mantiene en vilo a estados completos como Zacatecas, Tamulipas, Michoacán, Quintana Roo, etc y que ya suma unos 120 mil ejecutados y apenas vamos a la mitad del camino; cuando se da una ola de ejecución de periodistas y cuando el ex Fiscal de los Estados Unidos William Barr advierte que AMLO ya perdió el control del país frente a cárteles y crimen organizado. El Jefe del Comando Norte de los propios EU había advertido hace justo un año que el 45 por ciento del territorio mexicano está dominado por cárteles y delincuentes.
Y frente al avasallamiento interno del sistema electoral por un mandatario y sus colaboradores y partido que han roto con todas las reglas de una consulta para la revocación de mandato que hace tiempo opera para ser una consulta de ratificación de mandato, cuyos objetivos nadie alcanza a entender.
Un escenario en el que igual se da ya la abierta confrontación del gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, quien azuza a exdiputados y a diputados de su estado, militantes de Morena, para expulsar de este partido a su líder en el Senado, el zacatecano Ricardo Monreal quien es además presidente de la Junta de Coordinación Política y el único precandidato público y abierto a la presidencial de 2024. El silencio del presidente López Obrador en este asunto nos dice que el mandatario apoya a Cuitláhuac García en esa acción contra el zacatecano.
Para profundizar el caos que siento bullir bajo mis pies, está la confrontación de la Unión Europea y de su Parlamento Europeo contra el Gobierno de AMLO; las cada vez mayores inquietudes del Gobierno de Joe Biden respecto de su par mexicano en más de media docena de sectores; la caída persistente de la economía mexicana y la implosión que vive el Gobierno del tabasqueño que incluye el caso de la casa gris de Houston y la sorpresiva como inexplicable riqueza de su hijo José Ramón López Betrán, más lo que Usted quiera agregar.
El caos pues. ¿o no?
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