Desde 2018, Nicaragua es “el único país de Centroamérica donde no hay periódicos impresos ni libertad para publicar en redes sociales. No hay organismos de derechos humanos, no existen partidos políticos independientes ni elecciones creíbles, no existe separación de poderes sino poderes fácticos”.
Este es un primer retrato de lo que ocurre en Nicaragua y son palabras de un periodista licenciado en comunicación social de la jesuita Universidad Centroamericana “Tomo la palabra en nombre de más de 177 presos políticos y más de 350 personas que han perdido la vida desde el año 2018; en nombre de los miles de servidores públicos de todos los niveles, civiles y militares, de aquellos que hoy son obligados por el régimen de Nicaragua a fingir a llenar plazas y repetir consignas, porque si no lo hacen pierden su empleo”.
De esta manera fue la sorpresiva y contundente declaración que el embajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos, Arturo McFields Yescas, que expresó ante el Consejo Permanente de la entidad. “Denunciar a la dictadura de mi país no es fácil, pero seguir guardando silencio y defender lo indefendible es imposible”.
El embajador fue nombrado por Daniel Ortega para el cargo en octubre del año pasado y señaló que se sintió obligado a pronunciar esta denuncia “aunque tenga miedo y aunque mi futuro y el de mi familia sean inciertos” y subrayó “las piedras mismas van a hablar por mí”.
En respuesta el gobierno de Daniel Ortega aseguró que no iban “ni a tomar nota” de sus aseveraciones y lanzaron la siguiente tesis “cuanto más se da a la derecha, más quiere ésta”.
Recordemos que hace unos meses México y Argentina se abstuvieron de votar una resolución de condena a Daniel Ortega que fue aprobada por 26 países del continente, en la que además se exige la “liberación inmediata de todos los presos políticos”. Ortega es un personaje que pretende a base de represión abrirse camino para una reelección consecutiva desde que llegó al poder en el 2007. Esta posición adoptó nuestro gobierno luego de la detención de por lo menos 5 líderes de oposición nicaragüenses.
“No estamos juzgando candidatos, aquí se está juzgando a criminales que han atentado contra la seguridad del país, la vida de los ciudadanos”, aseguró el líder sandinista.
También en la agenda y memoria se registra que amlo pidió el reemplazo de la OEA por un nuevo organismo que integre a todos los países de América Latina y el Caribe. “La propuesta es, ni más ni menos, que construir algo semejante a la Unión Europea, pero apegado a nuestra historia, nuestra realidad y a nuestras identidades.
En ese espíritu, no debe descartarse la sustitución de la OEA por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie, sino mediador a petición y aceptación de las partes en conflicto en asuntos de derechos humanos y de democracia”, dijo en defensa principalmente de Cuba. Esta ocurrencia no tuvo el menor efecto y fue considerada un fracaso diplomático de México.
Todo parecería una coincidencia, pero mejor revisemos la profundidad de las afirmaciones del embajador McFields y encontraremos muchas respuestas.
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