Molestó y mucho al presidente el “hackeó” al Ejército México y no fue por una cháchala sino por una Guacamaya. AMLO no tuvo más que aceptar que sí está enfermo, cosa que había negado incluso a través de su vocero Jesús Ramírez y la Sra. García Vilchis. Hoy lo victimizan sus “influencers” haciéndolo pasar como un ejemplo de trabajo en tiempos de decadencia física.
En sus contradicciones AMLO festeja, defiende y premia (hasta con las llaves de la CDMX) a Julián Assange, pero reprueba la filtración de información sobre el caso Ayotzinapa, su estado de salud e informes del Ejército.
Al extranjero su benevolencia, a los nuestros la descalificación y ataque, pero ¿acaso cree el presidente que ya se borró de los registros que por sus medidas de austeridad se recortó el presupuesto de seguridad cibernética lo que causó una intervención en las redes de informática de Pemex al iniciar su sexenio? Vamos hasta los helicópteros (nos quieren hacer creer) se desploman en operativos contra el narcotráfico por falta de combustible, (aún no se ha determinado quién dio la orden criminal de elevar al aparato sin las mínimas condiciones).
En noviembre del 2019 se detectó un ataque cibernético contra el sistema de Pemex. Los hackers exigían un pago de 4.9 millones de dólares en bitcoins por lo que se tuvieron que apagar equipos de cómputo en todo el país.
También se vieron inhabilitados los sistemas de pago, de acuerdo con correos electrónicos internos que dijo poseer la agencia Reuters.
Fotografías de las pantallas de los empleados de la petrolera mostraron cómo apareció un mensaje con instrucciones para acceder a un software maligno usado para pagar rescates en casos de ataques cibernéticos (Doppel Paymer). Pemex informó que inicialmente se contaminaron por lo menos el 5 por ciento de sus equipos de cómputo.
Es posible que se haya borrado información clave interviniendo a 60 direcciones, subdirecciones, gerencias, la unidad de control interno institucional y la auditoría interna, que son los niveles máximos de la petrolera y que resguardan la información relevante de la firma. De ser sabotaje no se volvió a informar nada. El silencio incluso del sindicato fue evidente y más de Rocío Nahle.
Cómo se aprecia no es la primera ocasión. Que la nación se ve vulnerable en sus sistemas de seguridad nacional pero ahora lo que circula y podría publicarse dinamita el corazón mismo del gobierno y sus funcionarios.
AMLO ha descansado su prestigio en la honestidad valiente y ante la exhibición de sus mentiras se defiende con Chico Che. Veamos hasta donde resiste y más ahora que sale a la luz pública un texto (El Rey del Cash de Elena Chávez, editorial Grijalbo), en el que se ventilan los manejos millonarios operados por César Yáñez (la nueva versión del señor de las ligas).
Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2 izzi 135 y mexiquense radio.
@cramospadilla