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Ahora que AMLO festina y premia a Julián Assange y su familia acompañando por vítores y aplausos de sus “influencers”, pues parece que Guacamaya lo superó y debería ser motivo de homenaje presidencial. Al igual que Assange “hackeo “y filtro información confidencial y de seguridad, sólo que está vez vulneró la espina dorsal del gobierno federal y sujetó a las Fuerzas Armadas a una evaluación social durísima además de colocar a la institución del Estado Mexicano que debería ser la más segura en un grave problema de confianza.

40 millones de páginas de documentos o tres mil horas de video es el material que en breve podría ser público desafiando la integridad moral del presidente. Muchas acciones que ahí corresponden al Ejército merecen resguardarse por seguridad de la nación, pero también de sus propios elementos.

Otras más, violatorias al Estado de derecho a derechos humanos de verano bajo la necesidad de una investigación profunda que esperemos no sea así, llegaron al extremo de los recursos más reprobables para cumplir misiones bajo la orden civil. Todo esto es el ejemplo más crudo del

por qué los soldados no deben atender misiones que no les corresponden. No son policías ni tampoco albañiles.

He escrito y sostengo que ellos son los garantes de la soberanía nacional, de la seguridad y del resguardo a los símbolos patrios. Son tareas que no merecen ni debates, ni controversias, ni demérito. Hoy están obligando a nuestros uniformados a tomar partido, a meterse en la política y a servir a caprichos de a carácter personal del presidente.

Sostengo, no tiene nuestro Ejército que rendirles honores a dictadores y tiranos el día que celebramos nuestra independencia y la milicia su desfile. Los discursos de los mandos militares deben estar orientados al ánimo nacional nunca a la sumisión política y menos al servilismo coyuntural.

Tendría que informar la secretaria de la Defensa si sus sistemas cibernéticos fueron violados (como al inicio de sexenio con Pemex) por haberles recortado el presupuesto para los mecanismos de seguridad por aquello de la austeridad republicana.

El hackeo a los archivos confidenciales de la Defensa Nacional y las revelaciones sobre abusos sexuales, espionaje a grupos radicales y las decisiones como la del fallido operativo para detener a Ovidio Guzmán y salvaguardar los derechos de los sicarios. colocan al gobierno en una muy difícil situación. Pero no sólo el

Coletazo pega a Palacio Nacional sino a Morena y al cuerpo legislativo especialmente a los senadores. La fórmula presidencial para combatir a la violencia y evitar tantas muertes ha fallado. “Abrazos no balazos” sellará la quiebra del gobierno para garantizar seguridad a la población.

Las cifras son contundentes y esto en nada a logrado legitimar a AMLO como presidente. Fue un gran equívoco crear la Guardia Nacional y ahora disfrazada mente desecharla. Otro error, desaparecer al Estado Mayor Presidencial y activarlo como si se tratase de un cuerpo de guardaespaldas sin reconocimiento. En este sexenio todas, todas las instituciones han sido vulneradas en hechos o dichos y solamente faltaba el Ejército.

El presidente no puede contradecirse ni estar molesto porque repito ha defendido a Assange, a Florence Cazzes y desde luego ha permitido que personajes como Layda Sansores cometan delitos exhibiendo grabaciones para atacar a sus enemigos.

Hoy AMLO recibe una cucharada de su propia medicina, usar información para desprestigiar como intento “descubrir” datos que le pasó el pueblo bueno para ofrecer hasta los ingresos y propiedades de ciudadanos como Loret de Mola y otros más, incluyendo en tiempos de campaña a Alejandra Moreno que acusó de “corrupto”.

Cierto esto se va a poner bueno de lo feo que será, pero el provocador inicial ha sido ni más ni menos que el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas.

Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2 izzi 135 y mexiquenseradio.

@cramospadilla